LIQUIDACIÓN POR DERRIBO.
SÓLO les falta poner el cartel, que no es el de los saldos veraniegos, sino el de liquidación por cierre del negocio, aunque también pudiera ser por derribo. El Ministerio de Trabajo ha renunciado a crear un fondo para financiar los despidos, al no haber dinero para él, lo que deja sin contenido la reforma laboral, y Zapatero ha renunciado a los nuevos recortes que le piden Bruselas, el FMI y el propio Gobernador del Banco de España, por no hablar ya de los mercados. Esto es como arrojar la toalla, porque sin nuevos recortes y sin reforma laboral, no habrá forma de reactivar la economía ni de atraer inversores. Fin de era, en suma.
¿Qué es lo que ha inducido a un «optimista antropológico» como nuestro presidente a renunciar a toda esperanza y echar el cierre a su mandato? Imagino que habrán sido diversos acontecimientos ocurridos durante los últimos días, desde su participación en la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la CE, donde vio, no ya las orejas, sino los colmillos al lobo y su forma de hincarlos en Grecia, al percatarse de que las arcas españolas contienen sólo deudas. Aunque tengo para mí que lo que le ha hundido en la desesperanza es ver que su última carta, su postrera ilusión —que la llegada de Bildu a las instituciones vascas le permitiera despedirse con el galardón de haber conseguido acabar, aunque fuera solo formalmente, con ETA—, no se materializaba. Al revés, Bildu está mostrando en las instituciones el mismo talante desafiante y abrasivo que ETA en la clandestinidad. O sea, que como con el estatuto catalán o la crisis, había hecho las cuentas de la lechera.
¿Qué podía hacer? Pues bajar la persiana e intentar salvar a sus leales. No a todos, naturalmente, pues no hay tantos cargos disponibles, sólo a los más fieles. A Bernardino León, el diplomático estrella de la Moncloa, se le ha encontrado un puesto como enviado de la CE en el Norte de África, aunque renunciando a incluir la Península Arábiga, que los ingleses consideran suya. A Bibiana Aído, otro en la secretaría de la ONU para la Mujer, y se han gastado inútilmente un pastón intentando poner a Moratinos al frente de la FAO, cuando se veía que con un contrincante brasileño tenía todas las de perder. Mientras José Blanco, el más listo —¿o el único listo?— de todos ellos y ellas, ha renunciado a dirigir la campaña de Rubalcaba, para buscarse la vida por su cuenta en su tierra, Galicia, de la que espera ser algún día presidente.
¿Y a Zapatero, qué destino se le busca? Pues no hace falta buscarle ninguno, porque, en realidad, nunca lo ha tenido hasta ser por carambola presidente del Gobierno. Es puro viento, sombra, nube, mancha, espectro, por lo que le bastará volver a la nada de donde partió. (José Maria Carrascal/ABC)
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