(BALEARES) BUENAS VIBRACIONES.
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- DE ENTRADA, BUENAS VIBRACIONES.
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- El tijeretazo de Bauzá a la hora de integrar un govern reducido a siete consellerías no es sólo un ejercicio de economía administrativa en unos tiempos de austeridad que debe reflejarse, por razones de ejemplaridad y de ahorro presupuestario, en la estructura de las administraciones autonómicas, sino que es algo bastante más importante: Baleares es la primera autonomía que rompe con un esquema imposible y desmesurado que aspira a emular al Estado de la Nación, sólo que en más pequeño, aunque, en realidad, es en “más grande” si tenemos en cuenta el ámbito funcional y competencial y, sobre todo, el territorial y demográfico de la autonomía. Una de las consecuencias nefastas de esta elefantiasis, tan ridícula y carísima, nos la está echando en cara, una día si y otro también, la Unión Europea cuando denuncia y residencia la imposible austeridad de que España asuma las medidas correctoras para salir de la crisis en unas autonomías que han perdido el norte y el sentido de la proporción.
- Estamos hablando de un target poblaciónal que apenas sobrepasa el millón de habitantes y de un territorio pequeño que, encima, tiene otros órganos de gobierno como los consells insulares y los ayuntamientos. En buena teoría, un “ayuntamiento” bastaría para gobernar nuestra comunidad. Solo el nuevorriquismo y la pretensión emuladora del Estado, unido al pesebrismo manirroto de las autonomías explica esta innecesaria y absurda hipertrofia de unas administraciones que duplican organismos, que superponen al estamento funcionarial- neutral y especializado: recordemos a Max Weber- una superestructura politizada que sirve de pesebre y colocación para los amigos de este mostrenco nuevo poder autonómico. En todas las autonomías sin excepción, comenzando por la nuestra, hemos invertido el principio administrativo de que la “ función crea el órgano”: aquí es al revés, es el órgano el que crea absurdamente la función. No se si, inconsciente o conscientemente, Bauzá ha arramblado con su “mini govern” esta querencia morbosa a la hipertrofia. Da lo mismo la razón: lo importante es el hecho que nos devuelve la sensatez y la racionalidad, lo cual merece el elogio.
- Por lo demás, la integración del nuevo govern anuncia, en principio, funcionalidad y competencia, sobre todo en las consellerías más significativas. Al frente de la más importante consellería por obvias razones de la crisis galopante que padecemos, se ha situado a Josep Ignasi Aguiló, un buen economista, de currículo excelente, que, en principio, garantiza una praxis económica exactamente en las antípodas de la praxis del anterior Govern que tan nefastos resultados ha provocado. Aguiló pertenece a la pléyade de economistas que bebe en las fuentes de los economistas clásicos y neoclásicos y en los economistas liberales de la última hornada que focalizan su atención no en el gasto- especialmente en el gasto corriente no productivo y en el endeudamiento para subvenir estos gastos- sino en su reducción, que piensan que el protagonismo de la actividad económica corresponde a la sociedad civil que es la generará prosperidad y empleo y que la función del govern es garantizar las condiciones necesarias para que esta sociedad civil pueda desarrollar todas sus potencialidades.
- En Educación ha colocado Bauzá a un Rafael Bosch que tiene una excelente imagen de competente, pero que inquieta porque su trayectoria está plagada de ambigüedades, timideces y poca claridad en materias que van a ser fundamentales y muy focalizadas por los ciudadanos como es la libre elección del centro y de la lengua vehicular de la enseñanza. La gran incógnita es si Bauzá impondrá a su conseller de Educación los compromisos electorales que ha asumido a lo largo de su trayectoria pre-electoral o si asistiremos, una vez más, a esta ambigüedad que no es tan ambigua en la que ha sido maestro el PP al cortocircuitar las principios proclamados por la vía subrepticia de extraños distingos y compongos, llámense Decreto de Mínimos o trilingüismos. Atención a este tema que es uno de los que puede provocar mayores dolores de cabeza al President en una cuestión en la que, a estas alturas, el horno no está para bollos.
- Capítulo aparte es la designación de Carlos Delgado para gerenciar la importante consellería de Turismo y Deportes. Bauzá ha mostrado una independencia de criterio encomiable al hacer caso omiso de los intentos nada disimulados de Ultima Hora, del Baleares y del Diario de Mallorca que, hasta ayer mismo, han intentado enervar la nominación de Delgado. Por dos razones: porque Carlos Delgado no es que represente el 33 por ciento de la militancia del PP, acreditada en dos instancias congresuales del PP balear, sino que, esta misma militancia, y no hablemos de los votantes, comparten los aspectos más sustanciales de los posicionamientos del ex alcalde de Calviá. Y por si hubiera dudas, ahí están las reiteradas consultas demoscópicas que proclaman sin el menos atisbo de dudas lo que piensa y desea la ciudadanía .
- Pero, en segundo lugar, la gestión de Delgado en Calviá ha supuesto un caso único en el panorama de la gestión de todos los ayuntamientos baleares. Calviá ha demostrado que un ayuntamiento puede tener una política “diferente” y, desde luego, exitosa en varios frentes. En primer lugar, en la afirmación de independencia frente a los acosos de la prensa impresentable. Delgado es el único politico, junto con Ramón Aguiló y Aina Calvo, que ha plantado cara a Pedro Serra. Ha desbaratado una indecencia- y algo más que una indecencia- como era el “pelotazo” de Son Massot y las pretensiones recalificadotas de Vicens y UM y ha mostrado un coraje y una probidad moral de la que ha carecido, y a todos los niveles, toda la clase política sin excepción. En segundo lugar, ha bajado la presión fiscal , ha practicado una magnífica política medioambiental, ha incorporado Galatzó al patrimonio municipal y ha obtenido presencias y reconocimientos internacionales. En tercer lugar, ha demostrado que un humilde alcalde puede convertir o complementar la condición de turismo masivo con un turismo selectivo, es decir, está cambiando un paradigma del turismo de sol y playa hacia un turismo que sintoniza con el modelo al que debemos aspirar. Encima lo ha hecho con un Govern irresponsable y sectario que, al adversario político, no de da ni agua en el desierto, sino polvorones. Ni que decir tiene que, si el Plan de transformación de la Playa de Palma se hubiera aplicado a Calviá, tal y como deseaba su alcalde, a estas horas ya tendríamos, como ocurrió en Miami, un Calviá espectacular. Con estos antecedentes y esta magnífica gestión acreditada, Delgado puede ser un gran conseller de Turismo.
- En resumen, cabe abrigar una razonable esperanza al contemplar los primeros pasos que está dando Bauzá. No lo tiene fácil porque la herencia recibida del Pacto de Progreso es, sencillamente, terrorífica. En cualquier caso, los primeros pasos son alentadores y, a mi juicio, en la dirección adecuada. (Antonio Alemany/libertadbalear)
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