lunes, 6 de junio de 2011

MEDIDAS ANTICRISIS.





MEDIDAS ANTICRISIS.


¿Qué se puede hacer para sacar a España de la postración económica en la que se encuentra? Desde hace dos años los periódicos se llenan de columnas y reportajes con propuestas de reformas sobre éste o aquél aspecto de la economía. Para responder a la pregunta con la que se abre este artículo, Dieter Brandau planteó un reto a los dos economistas de cabecera de Noticias en Libertad: Carmen Tomás y Alberto Recarte.
El pasado lunes 30 de mayo les propuso que presentasen a los espectadores las "cinco medidas" que tomarían nada más llegar a La Moncloa en el hipotético caso de que mañana fuesen elegidos como presidentes del Gobierno o ministros de Economía: algo así como cinco reformas que hay que aprobar de forma inmediata para sacar a España del agujero económico en el que se encuentra.
Los dos economistas han llegado este lunes con los deberes hechos y han enseñado a la audiencia un esquema que contiene los aspectos clave que la economía española necesita cambiar. No hay constancia de que los miembros del Ejecutivo estén interesados en acometer las reformas, pero por si acaso, éstas son sus propuestas:

Alberto Recarte:

  1. Hay dos reformas en el mercado laboral imprescindibles para que se empiece a crear empleo. En primer lugar habría que acometer un cambio en el sistema de los convenios colectivos, eliminando la ultraactividad (es decir, la prórroga automática de los convenios colectivos) y permitiendo las cláusulas de descuelgue.
  2. En segundo lugar, habría que aprobar una reforma legislativa que instituyese un único contrato laboral: sería indefinido, con una indemnización de 20 días por año con un máximo de un año. Además, esto llevaría a la eliminación de la financiación sindical-patronal.
  3. También habría que encarar una reforma fiscal que permita a la economía española crecer, manteniendo la presión fiscal (para no disparar la deuda pública). De esta manera, se podrían rebajar cinco puntos las cotizaciones sociales y los impuestos de los autónomos (hasta el 15% en este caso), lo que se podría compensar subiendo el IVA dos puntos.
  4. También habría que enfrentarse a dos medidas imprescindibles para evitar la suspensión de pagos. La primera es la recapitalización del sistema de cajas de ahorros. Ésta hay que hacerla inmediatamente, no hay que esperar. Eso llevaría a la nacionalización de todas las cajas y la sustitución de sus consejos directivos.
  5. Por último, habría que limitar el gasto de las autonomías. No hace falta un cambio constitucional, pero si se quiere hacer, pues mucho mejor. Estas cinco decisiones habría que tomarlas simultáneamente. Si se hace, la prima de riesgo y los tipos bajarían rápidamente. También sería más barato abrir una empresa; además, los costes de contratar y los impuestos a las compañías bajarían.
Carmen Tomás:

  1. Lo primero es coger el presupuesto con la mano derecha y la tijera en la izquierda: tiene que haber un fuerte recorte del gasto y que no quede ni una partida de la que no sabemos nada. Por una parte, conseguiríamos pagar menos de intereses (quitando deuda pública) y otra parte iría dirigida al pago de proveedores (hay que recordar que más de 225.000 empresas han quebrado en los últimos años por los impagos de las administraciones).
  2. Reformar el sistema financiero para que haya más financiación. Esto tiene dos objetivos, que las empresas puedan pedir más crédito y, a la vez, cobrar más fácilmente las deudas de sus acreedores.
  3. Reforma laboral: tienen que modificarse las fórmulas de contratación y reformar el sistema de negociación colectiva.
  4. Hay que impulsar una legislación en la que la unidad de mercado sea fundamental. No puede ser que las empresas tengan que contratar un despacho de abogados cuando vienen a España porque desconocen la legislación autonómica. Y esto tiene que ir acompañado de una justicia más ágil.
  5. En la lado de las reformas a medio y largo plazo, está la de la energía (para reducir los costes que pagan empresas y familias), la de la educación, la sanitaria (también para rebajar el gasto público),... (ld)

1 comentario:

hunziker dijo...

Ayer tarde circulaba ya el rumor de que el gobierno no suprimirá la actual prórroga automática de los convenios cuando no haya acuerdo expreso de renovación. Mala noticia que, de confirmarse, alimentaría aun más las dudas sobre las reformas de Zapatero y de que su voluntad de agotar la legistatura se fundara sobre la base de promover las reformas que necesita España. Evidentemente, yo no creo que éste sea el propósito que anima al presidente, que por otra parte solo ha demostrado capacidad, y sobrada, para ponerlo todo patas arriba. Si montara a caballo, como Bono, podría predicarse de él lo que se llegó a decir del caballo de Atila. Utilizando una sinécdoque, que no pretende en absoluto introducir la duda sobre si el equino es la montura o el jinete, la frase podría quedar así: “Donde Zapatero puso la pezuña, no volvió a crecer la hierba”.
Parece que a Recarte se le caería, nada menos, que la más apremiante de sus propuestas. Personalmente, no creo que sus balsámicos efectos pudieran apreciarse a corto plazo, como tampoco que ni esta ni otras medidas, que deberían estar ya aprobadas, fueran capaces de abrir el grifo del flujo de capitales que España necesita para sanear deudas y para engrasar la actividad económica. A este respecto podría sugerir una terapia, ya empleada en la España republicana y muy al gusto de la progresía —cuando apunta a otro sitio, claro está— que desarrollaré en otro post. Para conlcuir éste, quisiera distanciarme de la sorprendente medida apuntada por Recarte, y cuya utlidad no percibo salvo para contentar a las izquierdas: nada menos que su otrora manida aspiración de nacionalizar las Cajas (en realidad ellos querían Banca y Cajas). Por supuesto que, una vez que entraron en los consejos y órganos de gobierno de las Cajas, y las saquearon hasta morder en hueso, no se ha vuelto a oir aquella vieja cantinela. Y ahora que la teta está seca y hay que poner mucho dinero encima para que no se desplomen, ¿pretende el ínclito don Alberto que salga de los contribuyentes? ¿Para qué? ¿Para perpetuar a los políticos al frente de su gestión? ¿Para que, apenas recapitalizadas, vuelvan a crear nuevos agujeros? ¿Para condenar a la ciudadanía a pagar sempiternamente los platos rotos de la inútil y pródiga casta política que tenemos? Políticos los justos, y donde menos daño hagan; en cuanto al dinero de los ciudadanos, mejor en el bolsillo de cada cual.