EL ESTADO AMABLE.
(Del Estado ‘amable’, al Estado sin más). (No es una broma)
El presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, ha asegurado que su comunidad necesita un Estado propio porque ha fracasado en su esfuerzo de "décadas" por "transformar" el Estado español en un "Estado amable en el que Cataluña pudiera encajar bien". "Si esto es así, tiene que entenderse que Cataluña necesite un Estado", ha agregado. (ld).
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(Del Estado ‘amable’, al Estado sin más). (No es una broma)
El presidente de la Generalidad de Cataluña, Artur Mas, ha asegurado que su comunidad necesita un Estado propio porque ha fracasado en su esfuerzo de "décadas" por "transformar" el Estado español en un "Estado amable en el que Cataluña pudiera encajar bien". "Si esto es así, tiene que entenderse que Cataluña necesite un Estado", ha agregado. (ld).
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EL ESTADO ‘AMABLE’.
Condiciones (mínimas y revisables) que la catalanidad intrínseca exige al Estado español para que no se limite a ser un Estado, sin más, y se convierta en un ‘Estado
amable’, según la feliz expresión del gran líder separatista, don Artur. En otro caso, abandonaremos España a su suerte. ¡Allá ellos!
Primera.
Los españoles deben aprender catalán, la lengua de la libertad. En primer lugar, por su propio bien. Supone un gran enriquecimiento personal aunque nunca podrán llegar los españoles al dominio de esta lengua, ni a las profundidades emocional-metafísicas de un verdadero catalán.
En segundo
lugar, cuando los catalanes viajemos por España, no tendremos que sufrir la
humillación de hablar en la lengua de Franco. Esto debe terminar. Seremos
recibidos, en todas partes, con el afecto y el respeto que merecemos. Por
supuesto, los españoles balbucearán un
catalán chapucero, pero seremos comprensivos con sus esfuerzos, como es propio
de nuestro natural noble y generoso.
Segunda.
El ’Estado
amable’ (antes estado español) no podrá tomar decisiones que afecten a
Cataluña, sin antes consultar el sentir de la catalanidad, expresado en sus
instituciones ancestrales, que nacen en el Paleolítico Superior. Es decir, la
Generalitat, que tendrá treinta días hábiles para comunicar al ‘Estado amable’
si puede seguir adelante con sus intenciones, o no.
Tercera.
Los impuestos a los catalanes sólo podrán ser establecidos por los superiores políticos naturales de los catalanes. Es decir, por sus legítimos y ancestrales representantes. Nunca el ‘Estado amable’ podrá imponer tributos de cualquier tipo a los catalanes. Cada año, la Generalitat destinará unas cantidades, las que dicte su natural esplendidez, para que se repartan entre los españoles más necesitados.
Cuarta.
Los catalanes
podrán utilizar, sin restricción alguna, los servicios asistenciales del ‘Estado
amable’, sin cargo alguno. Consideramos que es un honor para los españoles que
nosotros, los catalanes, utilicemos sus servicios. Les da prestigio y
reconocimiento internacional.
Quinta.
El fútbol club
Barcelona no podrá estar más de dos años seguidos sin ganar la liga.
Si se cumplen
estas condiciones mínimas, podríamos repensar si nos vamos o nos quedamos como
vecinos privilegiados del ‘Estado amable’.
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Tipos así (como Federico), y declaraciones de este
talante, son las que nos han obligado a dar un ultimátum al Estado español. No
se puede abusar tanto y tanto tiempo de los catalanes. Estamos cansados de ser las víctimas.
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