domingo, 23 de septiembre de 2012

HARTOS













HARTOS.

“Que se vayan si quieren de una vez, pero que dejen de molestar”, “como sigan así, seremos nosotros quienes nos independicemos de los catalanes y no al revés”, “estamos hartos de sus pataletas, que se vayan ya y nos dejen tranquilos a los demás”, “estos no tienen remedio, denles su independencia que tenemos otros problemas en los que pensar”, "económicamente nos convendría que se fuera Cataluña". 

Esta es solo una muestra de los comentarios expresados durante estos días en las redes sociales y foros digitales coincidiendo con el rebrote del debate sobre el soberanismo catalán tras la multitudinaria manifestación del 11-S en Cataluña. Todos ellos reflejan el hastío y el cansancio de los españoles ante un conflicto cada vez más enquistado, con visos de haber llegado a un punto de no retorno

En las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) la “cuestión catalana” no forma parte de las principales preocupaciones de los españoles (el nacionalismo inquieta a un 0,2% de los encuestados). Unos datos que, a tenor de los últimos acontecimientos, serían cuantitativamente diferentes en otro momento histórico, como ha quedado demostrado en el pasado. ¿A qué se debe esta trasformación ideológica?, ¿los cimientos del sentimiento nacional español han perdido su solidez de antaño?, ¿o es que la cuestión identitaria española ha pasado a un segundo plano debido a la situación económica?

El proceso independentista como un fenómeno natural irrefrenable
Para Juan Carlos Jiménez, politólogo y profesor de Sociología en la Universidad San Pablo CEU, este fenómeno sociológico responde a la modificación de las premisas en las que se plantea el debate: “Antes se nos planteaba el modo con el que encajar a Cataluña en España en base a los límites constitucionales, pero ahora ya no se plantea eso sino la independencia. Con estos términos la gente siente que da igual lo que piense o haga”.
La ciudadanía es consciente de que las exigencias no tienen fin y eso la asquea y desactiva.

Esta frustración por la inutilidad de las posturas adoptadas implica una percepción del proceso independentista como un fenómeno natural e irrefrenable, ante el que no habría nada que hacer. Jiménez lo describe como un “hastío social” ante unas reivindicaciones soberanistas cada vez más exigentes y que solo se verán saciadas con la plena independencia. “La gente es consciente de que catalanes cada vez quieren más, ahora se trata del pacto fiscal, pero todos sabemos que unos meses será algo más y así sucesivamente”. 

Otra cuestión determinante para explicar este fenómeno, en el que por primera vez los españoles parecen arrojar la toalla y dejar de resistirse al continuo tirón catalanista, tiene que ver con la actual crisis, tanto económica como de desligitimación del sistema político (los representantes políticos sí se encuentran entre los tres principales problemas de los españoles al contrario que los nacionalismos, según los datos del CIS). Para Julián Santamaría, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de Noxa Consulting, el rechazo al nacionalismo, una postura tradicionalmente abanderada por la derecha ideológica, se encuentra en un punto crítico debido a la crisis económica, los recortes y la responsabilización al ‘otro’ de esta situación”.

La identidad nacional se ha diluido con la crisis
El politólogo y asesor del think tank Fride añade que “las preocupaciones de la ciudadanía son otras, los españoles están pensando en cómo salir adelante y por eso no se le presta demasiada atención a la independencia de Cataluña. Además, la gente tampoco termina de creerse que vaya a suceder por lo que genera cierta indiferencia. El sentimiento identitario español está pasando por su peor momento.

Una apatía a la que también contribuye, según Juan Carlos Jiménez, que el país se encuentre en “un proceso de fuerte crisis de conciencia y espíritu por el fracaso de los grandes partidos en la gestión pública, lo que conlleva paralelamente una crisis de identidad nacional. En este marco las reivindicaciones del Gobierno catalán ni siquiera causan rechazo, sino un profundo hastío. Un conjunto de elementos, dice, que el Gobierno catalán ha sabido catalizar muy bien en su favor.

“La crisis se lo come todo”, explica Jiménez, por lo que “los problemas identitarios y la independencia de Cataluña se ven de una forma relativamente lejana. Por ello no cree que los últimos acontecimientos vayan a resucitar el apoyo social al nacionalismo español, una defensa que quedará relegada al ámbito estrictamente político.

La desmotivación ante el fracaso del Estado de las autonomías
Manuel Coma, historiador y presidente del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), uno de los principales think tanks del país, subraya la connotación emocional de estas respuestas social “y, claro, los sentimientos son difíciles de medir”. Para Coma, el actual hartazgo social respecto a la cuestión catalana es circunstancial y responde a un momento histórico muy particular. Si repasamos los intentos secesionista producidos durante el último medio siglo veremos que solo han triunfado en los Estados jóvenes sin una identidad nacional sólida. Algo que en mi opinión no ocurriría aquí porque sí existe una identidad nacional sólida desde hace muchos siglos, y España es uno de los Estados nacionales más antiguos del mundo, éstos se resisten a la secesión de las regiones separatistas”, explica el analista político. El hastío mutuo de nacionalistas catalanes y españoles se asemeja al vivido en los años 30
 
La actual organización territorial del Estado español solo cuenta con el apoyo del 30,8% de la población, según las últimas encuestas del CIS. Un fracaso del Estado de las autonomías que tampoco parece contribuir a que se produzca un pronunciamiento contundente y masivo en su defensa. El 39% está a favor de reducir de las competencias autonómicas o a suprimirlas, frente a un 21,2% que prefiere aumentarlas o que se conviertan en Estados independientes, mientras que el 8,9% no sabe o no contesta.

¿Una voluntad separatista recíproca?
No cabe duda de que el Gobierno catalán ha sabido manejar a la perfección los tiempos políticos para incardinar una reivindicación independentista que, en el caso de CIU, ni siquiera estaba incluida en su programa electoral. Sin embargo, esta es una baza que les podría proporcionar una nueva mayoría absoluta ante el escenario del más que posible adelanto electoral. Los recortes del Estado del bienestar acometidos por el Gobierno de Mas han quedado acallados consiguiendo huir de sus responsabilidades políticas por la crisis.

Este escenario sociopolítico guarda unas sorprendentes similitudes con el producido en la década de los años 30, coincidiendo con los efectos en Europa del crac del 29 y la denominada Gran Depresión. Por aquel entonces, las élites e intelectuales catalanes difundieron el discurso de que el conflicto catalán no solo se debía a que los catalanes no querían a España, sino de que los españoles no querían a Cataluña. El mensaje de “no es solo Cataluña, España tampoco nos quiere” caló hondo, con cierta justificación sociológica, durante la II República. Luego llegó el levantamiento militar 
 
(Iván Gil/El Confidencial).

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HARTOS DE LOS CATALANISTAS.


Resulta que las redes sociales muestran, profusamente, el hartazgo de mucha gente ante el victimismo, el chantaje y la reivindicación permanente de los catalanistas. Siempre insatisfechos, siempre insaciables. Son insoportables.

Dicho esto haré algunas precisiones. El catedrático de Ciencia Política, Julián Santamaría, habla de 'independentismo como proceso natural irrefrenable'. Pero esto no es cierto. Lo único irrefrenable e inevitable es la muerte.

¿Por qué hay un tanto por ciento importante de catalanes que exhiben sus ansias independentistas? Por ningún proceso natural, como dicen muchos. 'Los catalanes son así'. Nada de eso. Si repasamos la Historia de España veremos que los catalanes han participado, como los vascos, en dicha Historia. Y ha habido de todo.

Junto a esta evidencia histórica, los separatistas antiespañoles (y me centro ahora en la democracia actual) han contado 'historias' que tratan de manipular las conciencias de generaciones de catalanes y vascos. Ni el 'Jabato', ni el 'Capitán Trueno' (por citar conocidos tebeos) llegan tan lejos en las hazañas bélicas de catalanes y vascos.

 ¿Cómo ha sido posible? Porque los dirigentes políticos del PP y del PSOE (cada uno con su respectiva cuota de responsabilidad) han cedido competencias (unas justificadamente y otras no) sin que, en ningún caso, hayan utilizado la Alta Inspección del Estado (como debían) para comprobar que la competencias de Educación, por ejemplo, se aplicaban correctamente.

No ha sido así. En los 'territorios comanches', los separatistas antiespañoles han tenido más de treinta años para manipular y adoctrinar. Y lo han hecho. Sin contar con la prensa subvencionada. Y la radio y la televisión. Y los coros y danzas. cat

Hay que tener mucho valor y personalidad para oponerse al empuje de la tribu catalanista. Es cierto que en Cataluña ya no te pegan un tiro si eres 'españolista (Terra Lliure se jubiló) pero pueden hacerte el vacío. Se puede sentir la soledad del 'exilado interior'. Tan es así, que los 'charnegos', lo primero que hacen es integrar a sus hijos a marchas forzadas en el Oasis. cat. Que no parezca que vienen de Murcia o de Andalucía. O sea, difuminarse en el paisaje. cat

El que no quiera verlo (ha tenido más de treinta años para darse cuenta) ya no lo verá. Pensemos que el autoengaño es un aspecto central en la vida de las personas. Unas más, y otras menos. Pero a nadie le gusta mirarse al espejo y llamarse 'cobarde'. Es mejor tragar, disimular o tergiversar.

 No se preocupe, los catalanistas tienen una batería de motivos sentimentales y mentiras que usted podrá repetir. Y será aplaudido por ello. Por ser un 'buen catalán'. Y el que lo niegue es un 'puto españolista'. Pue eso.

Por tanto, nada de 'proceso natural'. Es un proceso concocido. Los comunistas y los nazis han sido maestros en estas artes 'naturales'. Y los totalitarios (como los catalanistas) copian esta basura manipuladora, adaptándola a los tiempos y las necesidades.

La gente sabe que ser libre e independiente, en el Oasis, tiene un precio. Caro. Saben que Albert Boadella (un hijo ilustre) tuvo que marcharse de Cataluña. Cuando se reía de Franco era muy divertido. Pero luego pasó a criticar a la cuadrilla nacional identitaria. cat. ¡Eso no! ¡Hasta aquí podiamos llegar!

Pues sí. El Oasis apesta. Y lo más grave es que hay gente que ya no nota nada.

Sebastián Urbina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo con los analisis expresados en el articulo por politologos y sociologos.

En mi opinion, de analista aficionado, el que el tema de la posible separacion de Cataluña no interese, o preocupe, a casi nadie, no tiene nada que ver con la crisis economica y todas esas cosas.

El asunto, creo, tiene mucho mas que ver con decadas de fomento y propaganda de ideas antiespañolas esparcidas por separatistas y buena parte de la izquierda. Ese tipo de ideas, como la de defender a España y sus simbolos es 'facha', por aquello de identificar, falsa y malevolamente, Espana y franquismo han calado en buena parte de los españoles. A los cuales la idea de España y su unidad digamos que les importa una 'higa'. Este tipo de 'españoles' parece moverse mas por aquello de 'que hay de lo mio', que es lo que realmente le interesa.

O sea, como suele ser habitual, nada es casual. Aqui llevamos decadas tirando por tierra la idea de España como nacion y a su vez, con el Estado de las Autonomias, fomentando el apego unico y exclusivo de cada uno hacia su propia region o terruño. Olvidando y despreciando de esta manera al resto, es decir al conjunto de España. Y,logicamente, de aquellos polvos.....

esceptico

Anónimo dijo...

Y en cuanto al gran cinismo, o la gran jeta, del nazionalismo catalan con su discurso de 'España nos odia', que decir.

Cuando veo/escucho a todos estos politicos, periodistas, tertulianos, ciudadanos...con la historia del supuesto maltrata e incomprension de España hacia Cataluna, la verdad, no se si llorar o reirme.

Que esta gente, hablo de los nazionalistas catalanes, al igual que los vascos, hablen de maltrato y provocaciones es de traca. Pues,como cualquier persona honesta y don dos dedos de frente puede constatar, son precisamente ellos los que vienen maltratando,insultando,despreciando...al resto de españoles -incluidos,evidentemente, los catalanes y vascos no nazionalistas- desde hace muchisimos con total impunidad y desverguenza.

Por no hablar de la siembra de odio y mentiras llevada a cabo dentro de sus regiones contra España y los españoles. Algo parecido a lo de los nazis con los judios, culpandoles de todos los males.

Por ello,es 'chocante' que ahora muchos opinadores de todo tipo se lleven las manos a la cabeza con lo del 11S, o digan,con el mayor cinismo o tontuna, que este proceso es obra de 'la sociedad civil' y que ha sorprendido a los propios partidos nazionalistas.Hay que tener jeta.

Este es un proceso buscado y elaborado desde hace decadas por los nazionalistas. Sembrando odios dentro y fuera de su territorio: principio de accion-reaccion; hasta conseguir la 'masa critica' suficiente, que al parecer ya la tienen o esta cerca, para revestirse de los democratas que no son, y exigir a Madrit que sea 'democratico y tolerante' y 'escuche la voluntad del pueblo catalan'.

Todo es una trampa, una gran estafa llena de hipocresia y cinismo, que algunos por lo que se ve andan encantados de tragarsela como si de una rueda de molino fuese.


esceptico