jueves, 13 de septiembre de 2012

IDIOTAS OCCIDENTALES



 

 

 

 

Mentalidad 10 de septiembre


Treinta años de indolencia ante los ataques contra intereses americanos, también diplomáticos –recuérdense los que tuvieron por objetivo las embajadas en Tanzania y Kenia (1998)–, precedieron al 11 de Septiembre.  

En conmemoración del undécimo aniversario de esa infamia, radicales musulmanes, aduciendo la excusa de una película anti-islámica, mataron en Bengasi al embajador en Libia y a otros tres diplomáticos de EEUU. Más al este, asaltaron la embajada en El Cairo. Arriaron la bandera americana y colocaron en su lugar una negra con lema islámico, usada a menudo por Al Qaeda. Los hechos son atroces; lo que simbolizan, aterrador.
Obama prometió en 2009 en El Cairo "un nuevo principio" en las relaciones con el Islam. Días después, en significativa paradoja, las revueltas contra la elección de Ahmadineyad en Irán fueron desatendidas por la Casa Blanca.

Obama se distinguía de su predecesor. Pero hoy, en Oriente Medio, los Estados Unidos son más odiados que en época de Bush. ¿No funciona la condescendencia? ¿Es el cinismo lo que molesta?

Obama dijo que cerraría Guantánamo y que juzgaría a los asesinos del 11-S en un tribunal ordinario, y ordenó a una fiscalía especial investigar a agentes de la CIA por torturas. Guantánamo sigue abierto, las comisiones militares juzgarán a Jalid Sheik Mohamed y, luego de que un fiscal honrado se haya pasado desde 2009 hurgando en los expedientes de la CIA, el Departamento de Justicia reconoce que no hay base para imputar a los funcionarios.

Por otro lado, Obama ha multiplicado los ataques con aviones teledirigidos: anteayer mató a Al Shiri, número dos de Al Qaeda, que había sido liberado, precisamente, de Guantánamo y reeducado en el marco de un programa saudí muy promocionado en su día. Pero su ajusticiamiento selectivo más famoso fue, claro, el de Osama. Ciertamente, nunca dijo que no lo haría.
Sea como fuere, lo que los radicales no toleran es que diéramos por concluida la denominada Guerra Larga.

Salimos de Irak y saldremos de Afganistán. Se evitó que el primero fuera una amenaza a la estabilidad de la zona y que el segundo cobijara a los terroristas que nos atacan. Pero vamos más allá: la UE renuncia a calificar a Hezbolá como terrorista, Obama a amenazar más creíblemente a Irán, y se emiten disculpas oficiales... cuando se es objeto de asalto. A cambio, varias ramas radicales del Islam campan por sus respetos en Egipto y el resto de la zona, armadas con lanzagranadas, como en Libia. Y los ayatolás... a punto de hacerse con la bomba.

Atender los caprichos de los criminales con declaraciones como la de la embajada en El Cairo, disculpando la violencia y condenando nuestras libertades, de expresión y otras, en función de quién las ejerza, es aun más peligroso que patético.

Pedir perdón por la democracia liberal no es modo de promocionarla frente al resentimiento y el ideal de las tiranías teocráticas. Esa debilidad y la renuncia a plantar cara fue el caldo de cultivo del 11 de Septiembre. Es aterrador recaer en la misma mentalidad.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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IDIOTAS OCCIDENTALES.
IDIOTAS OCCIDENTALES.


En los primeros días del inestable Junio de 2010, ya a punto de recuperarnos de la crisis económica, según la docta opinión de nuestro visionario exPresidente Zapatero, leo unas declaraciones del Premio Príncipe de Asturias, el escritor Amin Maalouf:






El problema es que Occidente ha convertido la conciencia moral en instrumento de dominación’.






Nada nuevo en este calvario interminable en el que uno debe, mientras se arrodilla, rasgarse las vestiduras y darse golpes de pecho. Imagino que los miembros del Jurado del Príncipe de Asturias habrán pedido perdón al galardonado por ser blancos occidentales. ¡Es lo menos!




En todo caso, para que vean que hay peores declaraciones que las de Amin, recordemos estas palabras del conocido Jean Baudrillard:


Cuando la situación está monopolizada de tal modo por la potencia mundial, cuando hay que hacer frente a esta formidable concentración de todas las funciones por parte de la maquinaria tecnocrática y del pensamiento único ¿qué otra vía queda que un cambio terrorista de la situación?’.




Este filósofo y sociólogo malnacido (fallecido en 2007) está justificando y animando a los terroristas a que nos maten. Así de claro. Descanse en paz.




Aunque no tan famosa como Baudrillard, la diputada comunista Angeles Maestro, cuando observaba por televisión el ataque terrorista a las Torres Gemelas, el 11 de Septiembre de 2001, dijo: ‘Se lo habían buscado’.






En el libro, 'El nuevo orden mundial. La conquista interminable', de doce autores, de los que destaco a los más conocidos, al menos para mí: Noam Chomsky, Rafael Sánchez Ferlosio, Adolfo Pérez Esquivel. En la introducción, de Heinz Dieterich, se dice:




El proyecto del Nuevo Orden Mundial se integra como un eslabón más en la larga cadena de demiurgos de imperios que resolvieron gobernar el mundo por la violencia… como la pax romana, la civilización occidental y cristiana implementada en el ‘Nuevo Mundo’, el Ordine Nuevo de Mussolini, die Neue Ordnung de Adolf Hitler y ahora, la New World Order del actual Führer del Primer Mundo, George Bush’.




En el libro ‘Educación para la Ciudadanía’, editorial Akal, de C. Fernández, P. Fernández y L. Alegre, se dice:


El capitalismo es como un tren que se acelera cada vez más. Camina, sin duda, hacia el abismo… y el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo’.




Termino (aunque el rosario de peligrosas idioteces es interminable) con una cita de Pascal Bruckner: ‘Los troskistas, los altermundistas y los tercermundistas utilizan a los islamistas como arietes contra el capitalismo liberal. El odio al mercado bien vale algunas concesiones a los derechos fundamentales…’




Este conjunto de comentarios nos ponen aún más en riesgo, aún más a los pies de los caballos. Riesgo de que Occidente no pueda seguir viviendo con sus tradiciones y sus valores. O, en el mejor de los casos, subsistiendo con la cabeza gacha y pidiendo perdón. O peor aún, desapareciendo, física o espiritualmente, o ambas cosas. En resumen, esta cuadrilla de cretinos antisistema, y simpatizantes de diverso pelaje, son enemigos nuestros. No son nuestros adversarios políticos. Un adversario político es un defensor de la democracia que no comparte la misma tendencia política, pero que acepta y respeta la Constitución democrática y nuestra forma de vida.




Pero un imbécil antisistema que quiere destruir Occidente, facilitando incluso la labor a los terroristas, es un auténtico peligro para nosotros. Recordemos la historia del ‘caballo de Troya’. Cuando la guerra de Troya llevaba más de diez años, Aquiles, el de los ‘pies ligeros’ y héroe de la guerra, cae mortalmente herido. El desaliento y la desmoralización de los griegos son intensos.




Pero antes de volver a su hogar deciden construir un gran caballo de madera, dedicado a la diosa Atenea, para que les guiara en el retorno a casa. Y lo regalaron a los troyanos, que lo aceptaron y lo ofrendaron a sus propios dioses. Pero dentro del gran caballo se escondía un escogido grupo de soldados griegos. Una vez introducido el caballo en Troya, durante la noche, los soldados escondidos en las tripas del caballo de madera, abrieron las puertas de la ciudad para que entraran los suyos. Fue la derrota de los troyanos.



Pues bien, esta cuadrilla de progres antisistema representa una forma moderna de caballo de Troya. Facilitan que nuestros enemigos se instalen en nuestra casa. Les ayudan y les justifican. En algunos casos, les animan a matarnos. Tal es su odio a Occidente. Tal es su odio a las bases en las que se asienta Occidente. El cristianismo, la economía de mercado, la propiedad privada, la libertad….


Nuestros enemigos, externos e internos, hablan de la violencia de Occidente. Por supuesto. La historia de la humanidad está llena de miserias y grandezas. Nadie está a salvo de ellas. Nadie puede lanzar la primera piedra. Pero Occidente, además de miserias y violencias sin cuento, ha aportado muchas cosas al mundo. No solamente grandes músicos, literatos, pintores, pensadores y artistas de todo género, sino muchos de los avances científico-técnicos que han permitido el avance y el bienestar de millones de personas en todo el mundo.


Dado que no es posible convencer ni a los fanáticos de fuera, ni a los de dentro, me dirijo a los que no están contaminados por el enfermizo fanatismo antioccidental. Los más grandes avances económicos, en toda la historia de la humanidad, se deben a la adopción de reformas liberales en el sistema de mercado. El único que, hoy por hoy, funciona. Los ejemplos de China y la India, aunque no los únicos, muestran lo que digo. ¿Qué oponen nuestros enemigos? Utopías ensangrentadas y fracasadas.


Como escribí en otra ocasión: No hay sitio, en el hogar de los humanos, para este mundo ilusoriamente perfecto y simple, por no hablar de su ensangrentada aplicación. Vivimos en un mundo imperfecto, lleno de incertidumbres, complejo, dinámico y globalizado. El que no se adapte hará crecer, en su alma, el rencor como respuesta. O el odio. Y quedará encerrado en su mundo fantástico, cuya peligrosidad aumentará a medida que se aleje de la tierra y vague por los espacios en los que todo capricho es factible y todo sueño realizable.




Usted elige.

Sebastián Urbina.

(Reposición)

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