(Deslealtad socialista. Nada nuevo.)
DESLEALTAD SOCIALISTA.
El reciente viaje a Cuba del expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el consiguiente malestar al respecto expresado por el Ejecutivo han traído a la memoria el que el entonces jefe la oposición realizó en 2001 a Rabat, interfiriendo gravemente en la política exterior española,
que en aquella época discurría por la senda de una enorme tensión con
Marruecos.
Eran meses de desafío del rey Mohammed VI y su primer
ministro Abderraman Yusufi, a José María Aznar, que después desembocaron en la crisis de Perejil.
Aquella visita del dirigente socialista irritó profundamente y fue
tachada de desleal desde las filas del PP, que siempre ha rememorado que
en las fotos del encuentro con el monarca alahuita apareciera un mapa
de España con Canarias incluida en el reino vecino.
Pero la expedición el pasado mes a la isla caribeña de Zapatero acompañado del exministro Miguel Ángel Moratinos se ha relacionado más, no obstante, con la que ambos realizaron durante el verano de 2014 a Guinea Ecuatorial, habida cuenta de que en una y otra su programa, --siempre «privado»-- incluyó sendas entrevistas con dictadores: Raúl Castro y Teodoro Obiang.
Las dos ocasiones han provocado semejante malestar y no solo por el discutible papel que está adoptando quien fue jefe de un Gobierno español, quien, según se especula, podría estar fomentando la liquidación de la «posición común»
que la UE adoptó respecto a la isla en 2006 por iniciativa de Aznar,
sin perder oportunidad de hacer saber de sus intenciones a las
autoridades cubanas. Pero las susceptibilidades vienen también por la
incógnita sobre quién paga esos desplazamientos y los rumores que
apuntan a que, aprovechando sus altas influencias, Zapatero pudiera
estar ejerciendo como intermediario de grandes empresa en búsqueda de
negocios importantes.
Se trata del lobbismo, también llamado «turismo de influencias», una actividad que garantiza una segunda vida laboral de oro
a algunos de los hombres y mujeres que han desempeñado los más
importantes cargos públicos en administraciones de todo el mundo. Para
ellos, Cuba, en plena negociación con EE.UU. y también con la UE, es un
territorio que estará necesitado de infraestructuras o recursos
sanitarios y constituirá una rica fuente de recursos y mercados cuando
se levante el embargo. Esa misma dinámica ya está en marcha en Guinea Ecuatorial, que nada en petróleo.
Se da la circunstancia de que, desde 2012, José Luis Rodríguez Zapatero sigue cobrando del erario público como consejero nato con carácter vitalicio del Consejo de Estado, a razón de 99.675 euros anuales, lo que implicó la renuncia a su retribución como expresidente, amén de rigurosas incompatibilidades. En
cuanto a «actividades privadas», como regula el artículo 10 de la ley
5/2006 de Regulación de Conflictos de Intereses de los Altos Cargos,
sólo le está permitido administrar su patrimonio, la producción y
creación artística y colaboración excepcional en congresos o
conferencias y la participación en entidades culturales o benéficas sin
ánimo de lucro.
En declaraciones a ABC, fuentes de la institución subrayaron ayer que no «consta» ni tienen «ninguna comunicación» del ex jefe del Ejecutivo
acerca de que haya recibido ingresos producto de su visita a Cuba u
otros y que «lo único que consta es su asistencia ocasional como
ponente» en jornadas de trabajo, seminarios y similares. «Sabemos de ese
viaje por lo que hemos leído en la prensa, no tenemos más información»,
añadieron, al tiempo que recordaron que Aznar dejó su puesto de
consejero nato cuando se publicó «que había sido contratado en una
empresa con un contrato incompatible con el Consejo de Estado», puesto
que recibía una retribución salarial.
Al despacho «con absoluta regularidad»
Respecto a Zapatero, la institución aseguró a ABC que el expresidente acude a su trabajo allí «con absoluta regularidad» y que, como corresponde a su condición, asiste a todos los plenos que se celebran, a razón de más o menos uno al mes.
(ABC)
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