sábado, 14 de marzo de 2015

CRISIS DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES.












 CRISIS DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES.

El primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, en el verano de 2014, resume la crisis de Francia, la crisis de su Gobierno y la crisis de su partido, el PSF: ’’La izquierda puede morir, la izquierda puede desaparecer... Y Francia puede deshilacharse, víctima de una sucesión de crisis, crisis económica, crisis de identidad, crisis cultural, agravando el sentimiento de abandono que sufren muchos de nuestros compatriotas».

Valls hizo ese análisis de la crítica situación en que se encuentra Francia dirigiéndose de manera solemne al Consejo Nacional del PS, reunido en París, para comentar los resultados de las recientes elecciones municipales y europeas, que resumió brutalmente: «El PS se encuentra en su peor momento, desde su refundación en el Congreso de Epinay, en 1971... Y la izquierda, en su conjunto, se encuentra en su peor momento de toda la historia de la V República».
Valls continuó su análisis haciendo una seria advertencia: «Nuestro país puede deshacerse y entregarse a Marine Le Pen en la segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales».

 A diferencia de ‘nuestros’ socialistas, Manuel Valls, primer ministro de Francia, ha dado muestras de inteligencia. Por supuesto, hay honrosas excepciones en la izquierda española. Sin embargo, lo habitual es que muchos socialistas proclamen que quieren gobernar España sin necesidad de apoyos. Como si no pasara nada.  Aunque también están dispuestos al ‘abrazo del oso’ con Podemos. O sea, tocar algo de poder al precio que sea. En fin, los principios.

En España no tenemos una Marine Le Pen, al que Valls hace referencia con profunda preocupación. Dado que somos uno de los países más progres de Europa, en vez de Marine Le Pen tenemos a Pablo Iglesias, un vendedor de crecepelo. Se ve que lo nuestro es Cuba y Venezuela ‘a la europea’. 

Estamos inmersos en una grave, múltiple y compleja crisis. Y la izquierda realmente existente, forma parte del problema, a menos que cambie radicalmente. Esto es lo que Manuel Valls detecta. Sin embargo, inasequibles al desaliento, nuestros socialistas repiten las mismas fórmulas de siempre. O sea, ‘cambio’, ‘volver a nuestro espacio’, ‘primarias’, ‘federalismo’, refundación’, ‘más derechos’, ‘cambio del cambio’, etcétera. Es decir, nada con sifón.  

El éxito, por ahora, de ‘Podemos’ se entiende si existe un sector de la población que, además de la crisis y la corrupción, cree en milagros. En este sentido, hay que reconocer el enorme daño que ha hecho la LOGSE en las entendederas de mucha gente. Por no hablar de la Universidad. Recordemos que desde 1978, todas las leyes educativas han sido socialistas, excepto la reciente reforma Wert.    
  
El apoyo entusiasta a ‘Podemos’, por parte de millones de españoles, es un ejemplo de los tóxicos efectos de una enseñanza nefasta. Porque no basta la crisis, la corrupción y la indignación para caminar alegremente hacia el suicidio político. Se precisa, además, inmadurez política, o fanatismo. O ambas cosas. Pero ¿qué podemos esperar de una sociedad que votó, ¡por dos veces!, al líder planetario Zapatero?

El Partido Popular de Mariano Rajoy es un partido de gestores acomplejados y socialdemócratas de derechas. Incluso con mayoría absoluta, Rajoy no se ha atrevido a aplicar la política de su propio partido. Las encuestas anuncian que en las próximas municipales y autonómicas de Mayo de 2015 sufrirá un varapalo. Si esto sucede, será una muestra de madurez del electorado. Porque Rajoy, dejando aparte la discutible manera de afrontar la recuperación económica, machacando especial e implacablemente a las clases medias,  ha seguido financiando sin condiciones- con dinero de los españoles- el separatismo catalanista de Artur Mas, ha seguido la doctrina Zapatero en el caso del asesino Bolinaga y otros, no ha despolitizado la justicia, y ha incumplido sus promesas electorales en la cuestión del aborto. ¿Qué habría hecho sin mayoría absoluta?

El que Mariano Rajoy y el Partido Popular apelen al ‘miedo’ ante el éxito, por ahora, del partido neocomunista de ‘Podemos’, muestra la pobreza ideológica de un partido que representa- mal- a la derecha española. Y no es que los neocomunistas de ‘Podemos’ no den miedo. Si gobernaran convertirían a España en la Venezuela de Europa. Por otra parte, aceptemos que el PP gestiona la cosa pública mejor que los socialistas. Pero, aunque sea muy importante, no sólo de pan vive el hombre. Y el PP aparece ante la opinión pública como el partido de ‘la prima de riesgo’. ¿Cuándo se ha visto a Rajoy debatir- o hablar- públicamente de cuestiones políticas conflictivas y fundamentales?  Nunca.

Ahora veamos el ejemplo de Grecia y el ‘partido-hermano’ de Podemos, Syriza. La Unión Europea y el gobierno griego han llegado a un acuerdo provisional (20 Febrero) para prorrogar durante cuatro meses su programa de asistencia financiera. Resumiendo, Grecia se ha comprometido ante el Eurogrupo a pagar la deuda y a realizar reformas prioritarias que tendrán que ser aprobadas por la troika, incluyendo la prórroga de asistencia financiera. Los milagros prometidos por Syriza, no van a ser tales. Ahora tratarán de maquillar el fracaso ante sus electores, ya que prometieron impagar la deuda y anular el plan de rescate. ‘Podemos’ debería tomar nota. Y los que le quieren votar.   

 En lo único que discrepo de Manuel Valls es en su afirmación de que Francia puede deshacerse y entregarse a Marine Le Pen en la segunda vuelta electoral. Francia hace tiempo que se desvanece. Lo anuncia Houllebecq en su novela ‘Sumisión’. Houellebecq pronostica, para 2022, una Francia con un presidente de un partido islamista. Aunque no se cumpliera la profecía, el hecho de que se pueda hablar seriamente de este cambio histórico es una muestra de que Francia hace tiempo que se está deshilachando.  ¿O creen que es casualidad que Oriana Fallaci llamase ‘Eurabia’ a Europa?

Por no hablar de España. Ahora que empezamos a recuperarnos, algunos quieren revivir el ‘soviet bolivariano’, votando a ‘Podemos’. Como dijo Winston Churchill: ‘Cada pueblo tiene el gobierno que se merece’. Y yo añado: ‘Si puede elegirlo’. Pues eso.  

 Sebastián Urbina.

(Repetición. Publicado en El Mundo/Baleares/6/Marzo/2015.)






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