jueves, 9 de enero de 2020

RECONOCIMIENTO DEL OTRO





RECONOCIMIENTO DEL OTRO.

 
El presidente Pedro Sánchez, en el debate de investidura de 4 de enero 2020, dijo, entre otras cosas: «Hay que reconocer al otro».

Cualquiera que no viva en las nubes sabe que este «otro» se refiere a los separatistas catalanes y a los separatistas vascongados. No, por ejemplo, a Vox, que es despreciado por los socialistas -Lastra, la portavoz socialista, dijo recientemente, «son fascistas»-, lo que muestra que hay «unos» y «otros». O sea, que no todos los «otros» son iguales. 

La razón principal por la que deberíamos reconocer al otro es la convivencia pacífica y política. Para evitar su deterioro, debemos (siguiendo a Pedro Sánchez) tomarnos en serio sus agravios. Sus sentimientos. Esto me parecería más acertado en el ámbito de una familia. En el ámbito familiar -al menos en las familias bien avenidas- el argumento principal hace referencia al cariño, no a los derechos. Cualquiera lo sabe.

Pedro Sánchez pretende que traslademos esta imagen familiar a los golpistas catalanistas y a los vascongados, que esperan turno, y les tratemos como a nuestros padres y a nuestros hermanos. Mientras recibimos insultos y desprecios. Un golpe de Estado; «España nos roba» y un largo etcétera. Sánchez quiere que tengamos un sentimiento de deuda con ellos y hagamos esfuerzos para gratificar sus insultos y odios. Pasarles la mano por el lomo. Además de darles dinero, competencias y lo que ellos deseen. A costa de los españoles de a pie.

Sánchez dice que «no basta con la ley», cuando se refiere a los separatistas, golpistas y sus amigos. Completamente inadmisible en un Estado de Derecho. Pero la ley basta con los españoles no separatistas. Y si no la cumplen, se les aplica la sanción correspondiente. 

El ámbito político es diferente al familiar. Los hijos decentes saben que, en su relación con padres y hermanos, no basta con la ley. El amor y el afecto son el cemento fundamental de unión familiar. Aunque no excluyan, ni deban excluir, las leyes democráticas vigentes.

Los separatistas catalanes y vascos no son nuestros familiares. Nos desprecian y no pueden recibir nuestro cariño familiar. El periodista, expolítico y exprofesor Antonio Robles escribió: «Con ser inmenso, no es la corrupción económica el mayor mal, el mayor daño ha sido haber envenenado el alma de cientos de miles de catalanes en nombre de la nación, el haber utilizado la escuela para infectar de odio a los niños contra España». 

Nacho Martín Blanco (Barcelona, 1982), periodista, politólogo y profesor universitario. Llevaba tres años participando en tertulias de los medios públicos catalanes TV3 y Catalunya Ràdio, pero «lo dejé por todos los contenidos que emiten a lo largo del día, que lanzan un mensaje constante de supremacismo y desprecio a España». 

Los ejemplos son inacabables, pero bastan para el que quiera enterarse. 

Dicho esto, ¿cuáles son los objetivos reales de Pedro Sánchez, con independencia del discurso falsamente progresista que quiere que traguemos? No hay espacio en un solo artículo para decir casi todo lo que se podría decir, pero añadiré algo al respecto. Insistir en las obviedades, como estoy haciendo, es hoy necesario, cuando la mayoría de los medios de comunicación dicen que «la nieve es negra».

Ejemplo. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha formado gobierno con los comunistas bolivarianos de Podemos, cuyo líder Pablo Iglesias (está en las hemerotecas) ha alabado, por activa y por pasiva, a Lenin, un asesino de masas. Y también ha alabado repetidamente al dictador Fidel Castro. Además, ha logrado la abstención de ERC, que ha participado, directa o indirectamente, en el golpe de Estado. Uno de cuyos máximos representantes, Junqueras, está cumpliendo condena por sentencia del Tribunal Supremo.

También ha implorado al PNV (los que recogían las nueces que ETA tiraba del árbol) y a Bildu, herederos del mundo proetarra, para ser ayer investido presidente y seguir sentado en el sillón.

Y toda esta infamia política ha sido presentada por la mayoría de los medios de comunicación como una «jugada progresista» para desbloquear la situación de impasse. Como saben, hay palabras mágicas que no requieren ulterior explicación ni justificación. Por ejemplo, «progresista», «machista», «facha» y similares. Esto se repite todos los días. Esta persistente lluvia fina cae sobre las meninges de generaciones de españolitos sumergidos en la Logse, Loe y Lomce. O sea, la lluvia cae en terreno abonado.

Alguien pudiera pensar que Sánchez ha hecho nuevas propuestas para desbloquear una situación política muy grave y complicada, pero no dice que la han «complicado» sus amiguetes separatistas y golpistas. Como si no fueran ellos los auténticos responsables de la grave situación actual. 

¿Objetivos reales de Pedro Sánchez? Quiere seguir en el sillón presidencial y ha estado dispuesto a todo para conseguirlo. El problema es que, en estos últimos cuarenta años, las cesiones a los separatistas antiespañoles, catalanes y vascos, antes llamados «nacionalistas periféricos», han sido tantas y tan importantes que ya queda poco por ceder. Con los pantalones caídos, ya sólo queda quitárselos. Y esto quiere decir tocar el gravísimo problema de la soberanía nacional.

Por supuesto, han continuado las mentiras socialistas en este sentido. Por ejemplo, Ábalos ha dicho que en este referéndum que pactan con los separatistas sólo deberían votar los catalanes porque solamente les afecta a ellos.

Es una mentira y un insulto más a los españoles. Además, hemos visto como se inclina la Abogacía del Estado a los intereses de Pedro Sánchez. El Tribunal Constitucional ya lo hizo con la ley de Violencia de Género. No resistió a las presiones políticas de Zapatero. Vemos cómo algunas instituciones dejan de ser independientes y se pliegan al que manda. 

Especialmente si el que manda carece de escrúpulos. Esto lo dijo un socialista, Joaquín Leguina. En su artículo Los liderazgos actuales, publicado en una tercera de ABC: «Pedro Sánchez miente sin ningún complejo, con esa falta de escrúpulos que caracteriza al político de raza». 

Aún con todo lo dicho, que es muy preocupante, el problema de mayor gravedad es si usted, español de a pie, se dejará engañar por falsos y ruinosos progresismos.

Sebastián Urbina/ElMundo/Baleares/8/1/2020.

No hay comentarios: