martes, 30 de diciembre de 2008

SAMUEL HUNTINGTON.

Carlos Salas entrevista a Samuel Huntington.(ElManifiesto)

En su ensayo El choque de civilizaciones, el profesor Huntington describe un mundo futuro sacudido por una nueva clase de conflicto que no tiene base ideológica, religiosa, ni económica, exclusivamente. Es mucho más: un conflicto entre civilizaciones en lucha por la supervivencia.

Samuel Huntington, un hombre delgado, con gafas de carey, casado, con dos hijos y que sonríe maliciosamente cuando afirma que es de Nueva York, es director del Instituto John Olin para Estudios Estratégicos de la Universidad de Harvard. Achaca la enorme repercusión de su artículo al momento en que fue publicado: «Había acabado la euforia del fin de la Guerra Fría; el mundo volvía a ser testigo de nuevos conflictos, a pesar de que Fukuyama había profetizado el fin de la Historia».
Fue la similitud de sus teorías con ciertos acontecimientos mundiales lo que llamó la atención de los analistas. «Bosnia, Chechenia, Tayikistán, Cachemira, Filipinas, son lugares donde chocan las civilizaciones», afirma Huntington, y enumera estas civilizaciones: occidental-cristiana (Europa Occidental y Estados Unidos), eslavo-ortodoxa (Rusia y países eslavos), confuciana (China), islámica, japonesa, hispanoamericana, hindú (India) y, quizá, africana.
Los analistas le tildaron de «profeta del caos». Él lo niega sin alterarse, y hasta promete escribir un libro sobre el «choque de civilizaciones», donde anunciará que Estados Unidos y China se enfrentarán en el próximo siglo porque «Estados Unidos no permite otras superpotencias».
Explica la matanza de Ruanda diciendo que no fue un choque de civilizaciones sino tribal: «No había peligro de una escalada».
No cree que surja un conflicto fronterizo entre Estados Unidos y México porque «las diferencias entre México y Estados Unidos, en términos de cultura y civilización, son mínimas».
Invitado por el Club de Debate de la Universidad Complutense, es la segunda vez que pisa España.
P.- ¿Qué es Occidente?
R.- Es la cristiandad, y lo que la distingue es su lenguaje de origen europeo, su herencia clásica grecolatina, la separación entre Iglesia y Estado, el individualismo, el pluralismo... así ha sido durante mil años.
P.- ¿Por qué las ideologías están en plena decadencia?
R.- La idea de la ideología es muy reciente, algo minúsculo comparado con la existencia de la Humanidad. Yo las distingo de las religiones. La ideología se refiere a cuestiones políticas, pero las religiones van mucho más allá. Nos hablan de cuestiones éticas y morales, de la Humanidad, las relaciones con los demás...
P.- Islam y Occidente: ¿será la batalla del siglo XXI?
R.- Va a ser uno de los problemas más serios de las sociedades occidentales debido a la tremenda explosión demográfica de los árabes. La diferencia entre esos países y Occidente radica en la visión de los Derechos Humanos, el terrorismo, las armas nucleares... El Departamento de Estado de Estados Unidos elaboró una lista de siete países terroristas de los cuales cinco son musulmanes.
P.- Usted propone ayudas a otras civilizaciones, pero ¿no cree que ese tipo de ingerencias pueden afectar su identidad y producir una reacción negativa como en Argelia?
R.- No, porque ya definirán su propia identidad, no podemos cambiarla. Ni ellos son capaces de cambiarla.
P.- ¿No? Si uno viaja a Japón se encuentra japoneses vestidos con vaqueros, zapatillas deportivas y que almuerzan en McDonald´s.
R.- (Interrumpiendo) Pero eso no es civilización occidental. Es algo trivial. Sin importancia. Hace trescientos años, en Occidente, hubo una enorme explosión de todo lo chino. Todo el mundo vestía ropas chinas, tenía cosas chinas, pero, ¿les hizo chinos? Claro que no. Por eso, si los japoneses visten vaqueros, y comen «sneakers» (un dulce de almendra de Estados Unidos), ¿les hace occidentales? No.
P.- ¿Qué va a pasar con nuestra civilización, que sufre tan baja expansión demográfica?
R.- El poder de Occidente está declinando en relación con otras civilizaciones cuya población se extiende y desarrolla económicamente. Occidente sólo se limita a mantener a duras penas su nivel de población. La población rusa también decae. Japón afronta los mismos problemas. Esto sólo se puede arreglar si las sociedades occidentales aumentan la inmigración. Los japoneses no aceptan inmigrantes por lo cual su población cada vez es más anciana. Estados Unidos tiene por el contrario, una masa constante de inmigrantes...
P.- ¿Decaen también los valores occidentales?
R.- Bueno, pues... nuestros valores, creo que los mantenemos, y... la gente en todas partes cree que son atractivos.

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