jueves, 30 de abril de 2009

EL PAPA Y LOS CONDONES.











Investigador de Harvard coincide con el Papa sobre los preservativos en África

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Edward Green, de la Universidad de Harvard

Los recientes comentarios del Papa Benedicto XVI sobre la necesidad de no centrar las campañas contra el SIDA en el uso de preservativos causaron gran revuelo en la prensa, pero destacados científicos dedicados al tema han salido en defensa del Pontífice y aseguran que su análisis es correcto.

Uno de ellos es Edward Green, una autoridad científica de la Universidad de Harvard, quien explicó que aunque los preservativos teóricamente deben funcionar, también podrían "agravar el problema" en África.

Aunque los comentarios del Pontífice le valieron miles de ataques periodísticos e incluso lo llamaron una "amenaza para la salud pública", Green –autor de cinco libros sobre el tema– considera que la prensa está del lado incorrecto.

Green, que es investigador científico jefe de prevención del SIDA en Harvard, declaró a Catholic News Agency (CNA) que los preservativos no solo no funcionan correctamente sino que podrían estar "exacerbando el problema" en África.

"Teóricamente, los preservativos deben funcionar y teóricamente cierto uso de preservativos deberían ser mejor a ningún uso, pero eso es teóricamente", explicó Green.

Los promotores de los preservativos suelen citar la falta de una educación sobre los profilácticos como la principal culpable de las altas tasas de SIDA en África, pero Green no está de acuerdo.

El experto –que no se opone al uso de preservativos como un medio adicional– recordó que cuando la epidemia del SIDA atacó África, la "industria" comenzó a usar la enfermedad con el doble propósito de desarrollar una estrategia de marketing para lograr más financiamiento para la distribución de preservativos. De esta manera, "un dispositivo usado en un segundo o tercer grado para evitar embarazos no deseados" se convirtió en "nuestra mejor arma contra el SIDA", sostiene Green.

Según Green, la comunidad científica admite que los preservativos disminuyen la tasa de infección del HIV, pero numerosos estudios prueban lo contrario. "No podemos encontrar una asociación entre mayor uso de preservativos y reducción de tasas de HIV" en África, explicó.

Sin embargo, cada vez más estudios coinciden que la difusión de los preservativos falla por un fenómeno llamado compensación de riesgo o desinhibición conductual.

La compensación de riesgo "es la idea de que si alguien usa cierta tecnología para reducir el riesgo, ocurre un fenómeno que lleva a la persona a asumir un riesgo mayor". En este caso el riesgo es sexual.

Green, que se proclama liberal, sostiene que promover la "ideología liberal" de Occidente no es lo adecuado en África porque la mayoría de los africanos son conservadores en su conducta sexual y muy religiosos para los estándares globales, por lo que encuentran ofensivas las campañas que promueven las relaciones sexuales desde la adolescencia.

Para Green es iluminador el caso de Uganda, donde se educa a la gente para que no caiga en la promiscuidad. El país ha logrado reducir su tasa de contagio en dos tercios porque en vez de esperar que la gente use preservativos que no desea, promovió la abstinencia y la fidelidad.

Según Green, en el año 2004 las tasas de contagio en Uganda aumentaron en el año 2004 debido a un influjo de preservativos y consejería occidental.

El investigador informó que hace poco, los dos países africanos con las tasas más altas de contagio del mundo, Botswana y Swazilandia, han lanzado campañas para promover la fidelidad y la monogamia, debido al fracaso de los programas que reposan en el preservativo como medio más eficaz contra el SIDA.

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LA IGLESIA LAICA.

Por desgracia, no es sorprendente que insulten y tergiversen las declaraciones del Papa. El rojerío, especialmente infiltrado en los medios de difusión, la Universidad y la enseñanza, en general, no tuvo ningún interés en reproducir lo que dijo el Papa. Dijo que las campañas anti-SIDA basadas EXCLUSIVAMENTE en los preservativos van por un camino equivocado.

Al rojerío no le interesa informar objetivamente. Se trata de mostrar la carcunda ('carcundia' no está recogido por el diccionario de la RAE) maloliente del Vaticano, Papa, Obispos y demás aromas insoportables. Ya saben, y hablando de Memoria Histórica, los 'rojos' asesinaron a más de 7.000 (siete mil) personas por el hecho (culpable de por sí) de ser religiosos. Y, encima, la irracionalidad está en el lado de la religión.

Pero resulta que el profesor Edward Greem, de Harvard, (investigador científico, jefe de prevención del SIDA) ha dado la razón al Papa frente al rojerío periodístico. ¿Se trata de un facha sin escrúpulos? Encima es liberal. Pero es lo mismo. Se trata de un señor que sabe de lo que habla. No quiero decir con esto que el debate científico esté terminado. Quiero decir que el rojerío no añadirá nada que valga la pena a este debate. No le interesa la verdad científica. Le interesa el debate ideológico. Cuanto más sectario, mejor.

Un ejemplo de esta estupidez cerril, la pude ver el jueves por la noche. Daban un programa de debate, 'El gato al agua'. Estaban, entre otros, Cristina Alberdi, que fue Ministra con Felipe González. Una persona inteligente en muchos casos pero al hablar de los condones y del Papa, empezó a desbarrar histéricamente. Interrumpió, repetidamente, lo que decía otro contertulio hasta el punto de que era muy difícil saber lo que decía su crítico. Un periodista vasco. Pero sí se oían los gritos de la socialista. Repetía, refiriéndose al Papa: ¡Que hable en el púlpito! y terminaba su profunda reflexión con un, ¡No me vas a convencer!

O sea, que el Papa y los sacerdotes tienen que hablar, exclusivamente, en el púlpito. Es su visión de la democracia. De pena. Resulta que cualquier grupo puede salir a la calle a decir lo que piensa, pero los católicos deben estar en el púlpito, o en misa.

También repetía, gritando, ¡No me vas a convencer! Admito, incluso, que lo pensara, pero decirlo a voz en grito es una muestra de cerrilismo. Viene a decir que no le importan los argumentos que le den. Ella ya sabe, como socialista auténtica, cuál es la verdad verdadera. Lamentable. Y si lo piensa y no lo dice, no hará el ridículo pero se hará daño a sí misma. Por cerril. Puesto que el periodista vasco no era un ceporro sino alguien bien informado que trataba de argumentar su punto de vista. ¡Grave pecado!

Pues bien, resulta que un destacado científico no le da la razón a la ex-Ministra socialista sino al Papa. ¿Creen ustedes que esto le afecta? Nada de eso. Si la realidad se enfrenta a las opiniones socialistas, peor para la realidad. Así actúa Zapatero. Así piensa (?) esta destacada socialista. ¡Malditos curas!

Ahora lo recuerdo. El periodista era Ramón Cendoya.

Sebastián Urbina.


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