El Tribunal Constitucional no acepta el término nación ni el deber de conocer la lengua catalana que impone el Estatut
El Tribunal Constitucional está "tremendamente dividido" en torno a algunos de los aspectos clave del Estatuto de Cataluña, hasta el punto de que el Ejecutivo empieza a temerse una sentencia de inconstitucionalidad en dos de ellos: el alcance del término nación y la obligatoriedad de conocer el catalán.
El enfrentamiento entre los dos sectores de magistrados se extiende también a los "derechos históricos" y a los "símbolos nacionales".
Sobre algunos de los principales preceptos del Título Preliminar y después de tres intentos, las posiciones conservadoras no se han movido.
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CONTRA EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS, (y la clase política que lo sustenta)
Hemos llegado a una situación tan grave, desde un punto de vista político-institucional (entre otras crisis), que no sé si es más irresponsable colaborar con los partidos (supuestamente nacionales), o no colaborar.
Deseo estar equivocado, pero me temo que, entre la crisis económica, la política, la educativa y la moral, será muy difícil salir de rositas. Nos esperan años duros, si es que estamos dispuestos a trabajar en serio para recuperarnos. Pero tal vez prefiramos el botellón. Es más fácil y diver. Si es así, bajaremos a tercera división. La Argentina de Europa. Tal vez nos echen del euro. Es lo que merecemos. Gracias a Zapatero y a los que le votan. Progresistas, eso sí.
Creo que, como primera medida, los dos grandes partidos (grandes por los votos) deben modificar la ley electoral. Es antidemocrático que un voto nacionalista valga por dos o tres de cualquier ciudadano. Sin cumplir este requisito mínimo, me convierto en un antisistema. No contra la democracia y la economía de mercado, sino contra el actual Estado de las Autonomías y los que se aprovechan de este sistema inviable, ineficaz y corrupto.
No quiero colaborar en nuestro hundimiento.
Sebastián Urbina.
2 comentarios:
20090823 – Sr. Urbina, ha tratado usted un tema que me interesa sobremanera y es la Ley Electoral. Puesto que estoy constatando que últimamente se esta reivindicando ( frívolamente, a mi humilde entender ) una reforma de la actual Ley Electoral y no llego a vislumbrar cuales son los intereses últimos que mueven a estas personas o grupos a pedir tal reforma. Y puesto que le considero a usted una persona ejemplar ética e intelectualmente, nada me gustaría más que se dignara argumentar por qué la vigente Ley Electoral es injusta desde su punto de vista como jurista y cual sería el modelo que según usted deberíamos adoptar.
En las pasadas elecciones el PNV consiguió 300.000 votos y seis diputados.
UPyD consiguió 303.000 votos y un diputado.
No me parece justo que, con los mismos votos, se consigan seis y un diputado, respectivamente.
Si la máxima es 'un hombre un voto', el rendimiento es mayor según quién emite el voto. Hay que cambiarlo y que los expertos en técnica electoral propongan modelos que no distorsionen este objetivo, dejando de primar a los partidos nacionalistas.
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