miércoles, 5 de agosto de 2009

LECCIONES PARA TODOS.


Miércoles, 05-08-09

LOS que querían ahorcar a Camps con un cinto y se encontraron con la correa colgando de la mano me recuerdan los entrenadores tratando de explicar la derrota de su equipo: que si un juez de línea había señalado offside, que si el penalti fue injusto, que si queda el recurso de apelación, que su patatín, que si patatán. Pero los goles son los goles, y las sentencias, sentencias. El alegado cohecho pasivo del presidente de la Generalitat valenciana ha quedado invalidado por aquel Tribunal Superior y quienes hace cinco meses montaron una cacería contra el PP con todo tipo de armas letales y de golpes bajos -filtraciones interesadas, presunciones de culpabilidad, violaciones diarias del secreto de sumario- se han llevado el chasco de su vida.
No van a resignarse y continuarán disparando, alcanzando algunas perdigonadas al propio tribunal. Pero de momento, han perdido el primer asalto. Y es ya la tercera derrota consecutiva del zapaterismo: Galicia, Europa, Valencia. Nada de extraño el cabreo que tienen. Sólo hay que ver la cara de la vicepresidenta.

Pero en el «caso Gürtel», hay lecciones para todos. La primera, que los políticos deben poner con los contratistas la mayor distancia posible. Que siempre habrá gentes que se les acerquen con lisonjas y obsequios resulta inevitable. Pero el político ha de tener en cuenta que tales lisonjas y regalos no van dirigidos a su persona, sino a su cargo, al que se debe, como a quienes le eligieron para ejercerlo. Devolver un obsequio es normalmente de mala educación. Pero en el caso de que el obsequiado sea un político, es una obligación. Lo que procede en estos casos es devolverlo al remitente o enviarlo a una asociación caritativa. Si la mujer del César debe no sólo ser honesta, sino también parecerlo, no les diga nada el César mismo.

Ya sé que este tipo de cultura democrática no existe en España, donde prevalece una subcultura de amancebamiento entre política y negocios. Pero los primeros interesados en que desaparezca son los políticos, pues son los que más perjuicios pueden sufrir de ella. Si son políticos de verdad, naturalmente.

En cuanto a la ofensiva en marcha contra el PP desde hace cinco meses, sin respetar normas éticas, racionales ni jurídicas, quienes la lanzaron han sufrido una derrota proporcional a su apuesta, que fue enorme. Demostrándose que incluso en un país con una democracia tan raquítica como la nuestra, no vale todo.

Como conclusión provisional cabe decir que si el «caso Gürtel» ha servido para que ambos contendientes aprendieran la lección, valió la pena. En otro caso, vamos listos, pues nos espera mucho más de lo mismo. Personalmente, dudo que la hayan aprendido. Debe ser la edad. (José María Carrascal/ABC)

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