viernes, 15 de octubre de 2010

ALGUNAS CONFUSIONES PEDAGÓGICAS.












NIEVES SEGOVIA. PEDAGOGA Y PRESIDENTE DE SEK.


Nuestros adolescentes son, según ha acuñado el gurú Marc Prensky, «nativos digitales». ¿Alienígenas para nosotros?
-Lo que pasa es que tenemos una generación de jóvenes tan distinta que mientras que nuestra identidad y la de nuestros padres se parecía, con lo que ellos han tenido un referente a la hora de educarnos, ahora no sabemos cómo abordar esto.
-¿Es más que una brecha generacional?
-¡En este caso la brecha equivaldría a dos o tres generaciones! Y esa transformación va tan rápida que los jóvenes que tenemos ahora en las aulas ni siquiera se parecen a los que había hace diez años.
-Se trata pues de una revolución en toda regla.
-A veces empleamos ese término en educación. Estamos en un momento de transformación profunda del modelo, no de poner parches.
-Como lo de prometer (y encima no dar) ordenadores a los niños de quinto de primaria...
-Lo que hay que hacer es una reflexión de cuál es el contexto. En el año 2000 nos hemos despertado con una revolución social profunda, que viene a través de la tecnología, pero que es social.
-¿Sin que seamos plenamente conscientes?
-Porque uno nunca piensa que le va a tocar vivir una revolución. Y, sin embargo, los expertos dicen que en cinco años vamos a vivir una evolución equiparable a la que va de la Edad de Piedra a la Revolución Industrial. El impacto es exponencial.
-Y en tantos campos: salud, enseñanza...
-Igual que vamos a la medicina personalizada a la medida de tu código genético, también vamos a la educación personalizada porque tenemos las herramientas para ello. Hemos de adecuar la enseñanza al ritmo y al estilo de aprendizaje de cada alumno. Y eso en un aula convencional de veinticinco y un solo profesor es imposible.
-Pero es lo que hay.
-Por eso falta esta reflexión. Cuando debatimos sobre la asignatura de Ciudadanía, por ejemplo, estamos discutiendo sobre un cambio del color del limpiaparabrisas cuando lo que falla es el motor.

-¿Cómo se ensambla ese nuevo modelo?
-Para esa transformación tenemos que pensar en qué fines persigue la educación, y ya no va ser el de transmitir el conocimiento, pues los alumnos saben que el conocimiento está en internet y que tienen acceso a él sin necesidad de que haya un mediador que es el profesor.


-No parecen augurios alentadores para el colectivo docente.
-Al contrario. El uso de herramientas tecnológicas evidencia al buen maestro.El eje de la transformación tiene que ser el profesor. En el fondo, lo que vuelve es la figura del maestro, de esa persona que guía el aprendizaje, que apoya al alumno y que es como su entrenador del pensamiento. Muy lejos del modelo de entrar, explicar y, como por desgracia dice un reciente informe, dedicar el 30 por ciento del tiempo a mandar callar.


-Revéleme la fórmula para estimular intelectualmente a los 2.0.
-Lo estándar no es para ellos. Todo lo «customizan» y piden también una educación «customizada». Si les ofrecemos a jóvenes digitales un modelo educativo industrial el fracaso está garantizado. Y que las cosas son así no es opinable. Alguien dirá «¿pero le parece bien que tengan móvil con nueve años?». Pues me parecerá bien o no, pero lo tienen. Por tanto vamos a intentar que hagan un uso inteligente y eficiente de esas herramientas.
-¿Ayuda la tarima?
-Lo que menos. Es absurdo. Hemos confundido la autoridad con el poder, y la autoridad emana del respeto. No se legisla.
-¿Y dónde queda la cultura del esfuerzo?
-Hay que reivindicarla, pero para todos. No basta con que se esfuerce el alumno. También los profesores, la Administración y toda la sociedad. Siempre tenemos que estar aprendiendo.
-Ha comentado usted que cuatro de cada cinco niños tendrán trabajos que aún no existen.
-Y eso cada vez va a más. Los diez trabajos más demandados en 2010, en 2004 no existían. Dicho por un informe del secretario de Empleo de Estados Unidos. Les estamos educando para un mundo que ya no existe, que es el nuestro.

Un congreso 2.0

3 comentarios:

UVA dijo...

Es que no se enteran. Hay cosas que son buenas, todas ellas, pero no se pueden mezclar.

Cojamos una excelente fabada, un excelente bistec y un fabuloso helado de chocolate, y tendremos una magnífica comida.

Cojamos eso mismo, metamoslo en la batidora y hagamos un puré con todo ello. Será un puré vomitivo.

Pues lo mismo: un adolescente ha de tener un buen padre, un buen profesor y un buen amigo. Y todo irá estupendamente. Pero si cogemos a un ser humano e intentamos que sea a la vez padre, profesor y amigo, tendremos el fracaso asegurado.

¿Por qué empeñarnos en que los padres y profesores sean amigos de sus hijos y de sus alumnos? ¿No tienen bastante ya con ser lo que son? ¿No entienden que hay que separar los roles de las personas que influyen en la vida de un adolescente? Pues no, hay quien nunca lo entenderá.

Y yo seguiré recordando con nostalgia a aquellos buenos profesores que tuve, que me ponían firme solo con mirarme y que, entonces, "me caían gordos". Nunca fueron mis amigos ni me hicieron las clases agradables y divertidas,aprender fue duro, pero ahora soy consciente de lo que les debo.

Sebastián Urbina dijo...

Se ve que usted no ha interiorizado la máxima progresista: 'talante, por detrás y por delante'.
¿Y el 'buen rollito'?

UVA dijo...

Pues si. Me falta eso de la interiorización del talante. Me enseñaron que unas cosas están bien, y hay que hacerlas aunque no te apetezca; y otras están mal, y no se pueden hacer ni aunque te apetezca mucho. Y que en la vida hay que trabajar, espabilar y esforzarse sin que ningún buen talante lo pueda evitar.

... y luego llegó la vida real, y me enseñó además que yo no había venido al mundo solo a pasarlo bien, y que no era el centro del universo, y que en épocas de tempestad, no hay más remedio que tirar de uno mismo, sacar fuerzas de donde haya (o incluso de donde no haya)apretar los dientes y seguir adelante. Porque la vida no nos educa con talante sino a palos, que es su único método de enseñanza.

Y va un ejemplo: Hace ya más de 20 años, presencié cómo un médico le decía a unos padres que su hijo de 8 años había quedado parapléjico y viviría siempre en una silla de ruedas. Al terminar su informe, viendo que los padres no eran capaces de decir nada, añadió: "Edúquenle bien y hagan de él un hombre, que para conseguirlo no es imprescindible que le pueda dar patadas a un balón".

Y los padres lo entendieron, se propusieron educarle bien, lo consiguieron. Aquel niño es hoy un hombre autónomo, ha organizado su vida, tiene un trabajo de responsabilidad, y es bastante más útil que muchos hombres de su edad.

Por supuesto que el mérito es de él, pero creo que le ayudó mucho que sus padres, desde el primer momento, le dejaran muy claro que tenía que esforzarse más que nadie y no tenía derecho a ningún privilegio por su invalidez. A veces los amigos y la familia les decían ¿como le tratáis con tanta dureza? y siempre daban la misma respuesta: porque el mundo siempre será aún más duro que nosotros con él, tiene que estar preparado.

¿Que hubiera sido de aquel niño si hubiera recibido la educación socialista del mínimo esfuerzo y el buen rollito? Pues seguro que hoy estaría en un centro de trabajo protegido para minusválidos, haciendo flores de plástico o algo parecido.