SE EXTIENDE EL RECHAZO A ZAPATERO.
Primero fue Tomás Gómez, arropado por la vieja guardia y parte de la Ejecutiva del PSOE. Después, barones territoriales como José María Barreda, Guillermo Fernández Vara o José Antonio Griñán. Ahora, las críticas más aceradas a José Luis Rodríguez Zapatero proviene de lo diputados socialistas en el Congreso. La saludable imagen externa del Grupo Parlamentario contrasta con el diagnóstico negativo que cada vez se realiza desde un mayo número de escaños: "Se ganan votaciones, pero la gente no está nada contenta".
La "geometría variable" con la que Zapatero se lanzó a gobernar desde 2008 ha exigido a los diputados socialistas un esfuerzo extra para salvar votaciones en creciente situación de soledad y dificultad. Estos han respondido con disciplina, pero el modo en que José Antonio Alonso dirige el Grupo Parlamentario ha creado un importante descontento. "No reparte bien el trabajo, se olvida de que nos necesita a los 169, no sólo a su corte más cercana", explica un diputado socialista. "A pesar de que muchos tenemos experiencia, parece que sólo servimos para venir y apretar el botón de las votaciones", añade otro.
Las fuentes consultadas coinciden en que el Congreso no es el "hábitat" de Alonso, a quien Zapatero sacó del Gobierno para encargarle que se ocupara del PSOE en el Parlamento. Pocos entendieron el capricho del presidente, ya que el ex ministro de Defensa no poseía experiencia parlamentaria, y ni siquiera tenía carné del partido. Y, pese a que el balance en cifras es positivo para el Grupo Socialista, el amigo leonés de Zapatero ha recibido varias quejas de diputados por su forma de dirigir el grupo, y por su frialdad con muchos de sus integrantes.
No obstante, para los críticos o desencantados, el origen del problema no es su portavoz, sino el propio presidente del Gobierno. "La descoordinación del Ejecutivo con el partido y el Parlamento es culpa de la forma de actuar de Zapatero", sostiene un diputado. Al malestar por la gestión del Grupo y la cada vez más restringida "libertad de expresión", se unen ahora las críticas a los errores del líder socialita.
"En los corrillos y en las sobremesas se palpa que somos muchos los que pensamos que así no podemos seguir", apunta otro parlamentario del PSOE. Y es que, según todas las encuestas, el número de diputados socialistas se reducirá dramáticamente en 2012 desde los 169 actuales. Se trata de lo que Barreda calificó de previsible "catástrofe electoral", y que no sólo preocupa en municipios y autonomías, sino también en las Cortes.
El debate del 'poszapaterismo'
"Las primarias en Madrid fueron un error estratégico de Zapatero, se ha abierto el debate del poszapaterismo y ahora se ve cómo los diputados se posicionan a favor del candidato a sucesor de su respectiva comunidad autónoma: por ejemplo, los catalanes apuestan por Carme Chacón; los vascos, por Patxi López, etc.", indica este parlamentario.
No obstante, el descontento no se ha traducido en la rebelión de una parte del Grupo Socialista para tumbar una votación, como tampoco lo ha hecho en el partido para impedir la continuidad de Zapatero. Los escaños del PSC se han mantenido fieles a la disciplina de voto, incluso tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Y sólo el ex dirigente de CCOO, Antonio Gutiérrez, se abstuvo en la votación sobre la reforma laboral.
Gracias a esta disciplina, el PSOE sólo ha sufrido 26 derrotas en el Pleno del Congreso ante el PP, una cifra pequeña comparada con los miles de iniciativas que se han debatido desde el comienzo de la legislatura.
Aunque, cabe recordar que los socialistas han vetado a la oposición la tramitación algunas proposiciones importantes sobre la subida de impuestos o la congelación de las pensiones. Ahora, el pacto con el PNV parece asegurar la estabilidad parlamentaria hasta 2012, pero los diputados socialistas descontentos pueden convertirse en el sector del Congreso más peligroso para Zapatero. (Alberto Mendoza/El Confidencial)
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