CEREMONIA DE CONFUSIÓN.
Día 30/10/2010
«QUIENES acusan al PSOE de pactar con ETA son unos carroñeros políticos» (Patxi López, secretario general del PSE, 25 de febrero de 2004).
«No he autorizado en nombre del Partido Socialista ningún contacto ni con ETA ni con Batasuna» (José Blanco, secretario de Organización del PSOE, 14 de diciembre de 2005).
«No hay que reunirse con Batasuna, y me resulta inimaginable que un partido organice semejantes reuniones» (José Antonio Alonso, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, 26 octubre de 2010).
«No he autorizado en nombre del Partido Socialista ningún contacto ni con ETA ni con Batasuna» (José Blanco, secretario de Organización del PSOE, 14 de diciembre de 2005).
«No hay que reunirse con Batasuna, y me resulta inimaginable que un partido organice semejantes reuniones» (José Antonio Alonso, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, 26 octubre de 2010).
Cuando el Partido Socialista de Euskadi desmiente, como hizo ayer, que dos de sus principales dirigentes se hayan reunido hace unas semanas con representantes de Batasuna, se produce un retorno a los mismos desmentidos que, como los transcritos, pusieron de manifiesto la masiva operación de engaño que desarrollaron el PSOE y el Gobierno de Zapatero para ocultar su negociación clandestina con ETA en la anterior legislatura.
Ayer, el diario «El Correo» informaba de que José Antonio Pastor, portavoz parlamentario de los socialistas vascos, y Alfonso Gil, secretario de Organización del PSE, se habían entrevistado con Rufino Exteberría y Jone Goirizelaia, destacados cabecillas de la trama batasuna, el primero de ellos procesado por integración en banda armada.
Los socialistas vascos desmintieron la información, pero, como llueve sobre mojado y el valor de la palabra está desgastado como aval para confiar en el PSOE, es el momento de que Zapatero, y ningún otro intérprete de sus enigmáticas frases, se comprometa públicamente con un desmentido a nuevos contactos, sondeos, encuentros o como quiera llamar a la enésima versión del final «dialogado» de la violencia.
Ya no hay espacio para más actos de fe. Su nuevo Gobierno no ha hecho otra cosa que sembrar confusión e inquietud, al lanzar un mensaje y su contrario, sugiriendo a Batasuna cómo legalizarse para, a renglón seguido, darse golpes de pecho por la firmeza democrática.
También antes de la tregua de 2006, pactada entre el Gobierno y ETA, había detenciones de etarras y proclamas de los socialistas contra la misma negociación que estaban manteniendo en la clandestinidad. Es Zapatero quien tiene la responsabilidad política y personal de asumir públicamente lo que estén haciendo su partido y su Gobierno. (ABC)
Ayer, el diario «El Correo» informaba de que José Antonio Pastor, portavoz parlamentario de los socialistas vascos, y Alfonso Gil, secretario de Organización del PSE, se habían entrevistado con Rufino Exteberría y Jone Goirizelaia, destacados cabecillas de la trama batasuna, el primero de ellos procesado por integración en banda armada.
Los socialistas vascos desmintieron la información, pero, como llueve sobre mojado y el valor de la palabra está desgastado como aval para confiar en el PSOE, es el momento de que Zapatero, y ningún otro intérprete de sus enigmáticas frases, se comprometa públicamente con un desmentido a nuevos contactos, sondeos, encuentros o como quiera llamar a la enésima versión del final «dialogado» de la violencia.
Ya no hay espacio para más actos de fe. Su nuevo Gobierno no ha hecho otra cosa que sembrar confusión e inquietud, al lanzar un mensaje y su contrario, sugiriendo a Batasuna cómo legalizarse para, a renglón seguido, darse golpes de pecho por la firmeza democrática.
También antes de la tregua de 2006, pactada entre el Gobierno y ETA, había detenciones de etarras y proclamas de los socialistas contra la misma negociación que estaban manteniendo en la clandestinidad. Es Zapatero quien tiene la responsabilidad política y personal de asumir públicamente lo que estén haciendo su partido y su Gobierno. (ABC)
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