¿INVESTIGACIÓN O DOCENCIA?
Lo último que le faltaba a nuestra atribulada universidad es la proliferación de rankings. Se ordena supuestamente a las universidades de todo el mundo en función de su calidad, aunque los criterios aplicados pueden ir, de la envergadura de las instalaciones o la producción científica, al número de premios Nobel de sus plantillas, lo que dificulta establecer el alcance y la significación del lugar que cada cual ocupa en el correspondiente ranking. Las universidades españolas salen poco favorecidas en estos ejercicios clasificatorios. A pesar de lo indeterminado de la cuestión, unos la emplean para una descalificación global de nuestra universidad pública, señalando, que contrasta con nuestras escuelas de negocios, situadas entre las más destacadas, como si se estuvieran valorando magnitudes comparables. Por otro lado, el Gobierno propone, en su Estrategia Universidad 2015, situar a las mejores universidades españolas entre las primeras 100 de Europa, sin explicar cuántas serían y por qué no entre las primeras 50.
Jon Juaristi, extraordinario erudito y destacado profesor, se ha referido en ABC a esta cuestión de otra forma, con propuestas concretas, en especial la de mejorar la docencia, cuya calidad se resiente incluso en las destacadas universidades americanas que lideran cada ranking. De acuerdo, la calidad de la formación que imparte debe suponer una referencia acerca del nivel que corresponde a cada universidad. Pero, el que España disponga de una red de universidades sólidamente asentadas en la investigación sigue suponiendo un objetivo prioritario. Clasificaciones aparte, bueno será el recordarlo, cuando con demasiada frecuencia se margina a la Universidad de grandes iniciativas —como los centros de investigación sanitaria—. Y, sobre todo, cuando los recortes en los presupuestos nacionales de I+D, y en la gestión de las convocatorias, comprometen aun más ese futuro investigador de muchas de nuestras universidades. (César Nombela/ABC)
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¿INVESTIGACIÓN O DOCENCIA?
Es un falso dilema. Tuve el privilegio de tener dos maestros (aunque no los únicos en mi vida) extraordinarios: Aulis Aarnio y Aleksander Peczenik. Por supuesto, esta suerte y este privilegio no son gratuitos. Hay que trabajar mucho. Mucho. Y si no puedes mantener el ritmo y el nivel que ellos exigen, ya no puedes seguir con ellos. Como académico. Otra cosa es la relación personal. Es justo que así sea.
A lo que iba. Estos dos maestros combinaban la docencia y la investigación. Por supuesto, no los atosigaban a clases. La investigación es, digamos, la 'gasolina' que permite que el coche ande bien. La docencia sin investigación termina siendo una docencia de poca calidad y de poco nivel. Otra cosa es que, el nivel haya bajado tanto, que se prefiera (por las autoridades) profesores de regular nivel. ¿Para qué tener un deportivo si por esta carretera sólo se puede ir a ochenta por hora?
Pero si se acepta eso, se apuesta por la mediocridad. Me temo que en eso estamos.
Por cierto ¿sabían que en Finlandia, para ser maestro ha que tener una media (de estudios universitarios) de 9 (nueve)? Y luego pasar unas pruebas. Así se convierte uno en maestro. Carrera de gran prestigio. Un maestro es alguien muy repetado por los alumnos e (incluso) por los padres. Lo de 'incluso' lo digo para chinchar a los padres españoles que menosprecian, insultan o pegan a los maestros.
Un último comentario. Una encuesta a los estudiantes españoles y finlandeses concluía que los españoles se lo pasan mejor en la escuela que los finlandeses. ¿Por qué? Porque los finlandeses van a la escuela a trabajar, a aprender. Los españoles van a la escuela a pasarlo bien. A pasarlo chachi. La escuela tiene que ser 'diver'. Aprender no siempre es divertido. Supone esfuerzo.
Por supuesto, hay excepciones en ambos casos.
Sebastián Urbina.
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¿INVESTIGACIÓN O DOCENCIA?
Es un falso dilema. Tuve el privilegio de tener dos maestros (aunque no los únicos en mi vida) extraordinarios: Aulis Aarnio y Aleksander Peczenik. Por supuesto, esta suerte y este privilegio no son gratuitos. Hay que trabajar mucho. Mucho. Y si no puedes mantener el ritmo y el nivel que ellos exigen, ya no puedes seguir con ellos. Como académico. Otra cosa es la relación personal. Es justo que así sea.
A lo que iba. Estos dos maestros combinaban la docencia y la investigación. Por supuesto, no los atosigaban a clases. La investigación es, digamos, la 'gasolina' que permite que el coche ande bien. La docencia sin investigación termina siendo una docencia de poca calidad y de poco nivel. Otra cosa es que, el nivel haya bajado tanto, que se prefiera (por las autoridades) profesores de regular nivel. ¿Para qué tener un deportivo si por esta carretera sólo se puede ir a ochenta por hora?
Pero si se acepta eso, se apuesta por la mediocridad. Me temo que en eso estamos.
Por cierto ¿sabían que en Finlandia, para ser maestro ha que tener una media (de estudios universitarios) de 9 (nueve)? Y luego pasar unas pruebas. Así se convierte uno en maestro. Carrera de gran prestigio. Un maestro es alguien muy repetado por los alumnos e (incluso) por los padres. Lo de 'incluso' lo digo para chinchar a los padres españoles que menosprecian, insultan o pegan a los maestros.
Un último comentario. Una encuesta a los estudiantes españoles y finlandeses concluía que los españoles se lo pasan mejor en la escuela que los finlandeses. ¿Por qué? Porque los finlandeses van a la escuela a trabajar, a aprender. Los españoles van a la escuela a pasarlo bien. A pasarlo chachi. La escuela tiene que ser 'diver'. Aprender no siempre es divertido. Supone esfuerzo.
Por supuesto, hay excepciones en ambos casos.
Sebastián Urbina.
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