El ridículo o el desastre,
de Pedro G. Cuartango en El Mundo
VIDAS PARALELAS: ARTUR MAS / LUIS NAPOLEÓN III
Marx llegó a la conclusión de que la Historia siempre se repite como farsa a partir del burdo remedo que Luis Napoleón III supuso respecto a su tío. Ciertamente el imperio de Bonaparte acabó en el drama de Waterloo, pero lo hizo de forma épica. La derrota de Luis Napoleón en Sedán fue sencillamente ridícula, sin dignidad alguna. Fue la incompetencia de los dirigentes la que hizo caer a este nuevo régimen de celofán y no la fuerza del Ejército prusiano.
Algo similar le puede pasar a Artur Mas, que está jugando a emular a Companys, que proclamó el fugaz Estado catalán en 1934, liquidado por Batet en unas pocas horas. Companys era un personaje que tenía su grandeza. Era más nacionalista que republicano y murió como un mártir. Por eso, sigue siendo venerado en Cataluña.
Pero Mas no es Companys. Carece de su talla política y de su integridad personal, aunque es un hombre al que sería peligroso menospreciar. Lo que sucede es que se ha equivocado en los tiempos y en las formas porque la independencia de Cataluña sería una desgracia para España y una ruina para los catalanes.
Al igual que Luis Napoleón, Artur Mas ha movilizado a sus conciudanos con un ideario nacionalista que le da popularidad y votos. Pero la ola a la que se ha subido puede derribarlo.
Montado en la demagogia, Luis Napoléon aplastó a Cavaignac en las elecciones de 1848 y luego utilizó el plebiscito de 1851 para dar un golpe de Estado que desembocó en una nueva Constitución que le perpetuaba.
Su política de expansión imperial y su exacerbado nacionalismo le llevó a luchar en México, Crimea y Vietnam, donde buscaba una gloria fácil. Pero no supo calcular sus posibilidades y lo perdió todo en la batalla de Sedán en 1870, que supuso el final de su aventura politica.
Al igual que Luis Napoleón estaba condenado a chocar con la Prusia de Bismarck, lo que está planteando Artur Mas lleva a un enfrentamiento frontal con el Gobierno de España salvo que el president decida echar el freno en el último momento.
El nacionalismo de Bonaparte bis y el intento de emular a su tío sumieron a Francia en una gran crisis. El nacionalismo de Mas y su afán de seguir los pasos de Companys y Pujol, sus dos referencias históricas, llevan a Cataluña a una situación de confrontación con España que sólo puede acabar mal. Y no porque Cataluña vaya a perder nivel de vida o el Barça tenga que dejar la Liga, sino porque la independencia va a dividir a los catalanes y suscitar una reacción imprevisible en el resto del Estado.
El problema de Mas es que ha ido demasiado lejos y ya no puede dar marcha atrás. Le aguarda el ridículo o el desastre.
3 comentarios:
Sebastián,
No estoy de acuerdo en que "Mas no puede dar marcha atrás". Si algo nos tienen acostumbrados los nacionalismos es a utilizar convenientemente los tiempos. Mas puede esperar, a que la ira nacionalista se disuelva, si esa es su conveniencia, hasta la próxima.
El drama para España es que el estado se dedica a alimentar a los monstruos con los impuestos de todos y a cambio sólo recibe insultos, deslealtad y la ira de al menos una parte del pueblo catalán.
Saludos. Misael
Es cierto el drama de España. Y también lo es que un fanático no se para ante un precipicio. Lo que sucede es que hay empresarios. No todo el mundo (con poder) está tan loco.
Lo pueden aislar, cuando convenga. Ya empezaron en el hotel Ritz, en Madrid.
Sebastián,
Acabo de ver "Las Autonosuyas", película de Rafael Gil del año 1983. Es una parodia temprana del estado autonómico. Es increíblemente acertada en los desafueros que han propiciado las autonomías.
Saludos
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