sábado, 8 de marzo de 2014

VOX, UNA ESPERANZA.











LAS POSIBILIDADES DE VOX.


Vox nació hace poco más de un mes con la vocación de remediar la gran anomalía política española: nuestro arco de partidos, como ha indicado Manuel Llamas, abarca desde el centro-izquierda a la extrema izquierda, dejando al centro-derecha sin representación

Rajoy proclamó en 2008 que el PP no era lugar para liberales ni conservadores, y a fe que ha mantenido su palabra. El PP participa sin reservas del consenso socialdemócrata: Rubalcaba lo reconoció así en el debate ("El problema de España no es un problema de gasto público, sino de ingresos: esto es muy importante, y estamos de acuerdo plenamente"), y Rajoy aceptó el abrazo ("No tenemos una Administración elefantiásica"). 

Ninguno de ellos piensa que el problema de fondo sea un sobredimensionamiento estructural de lo público: ambos creen en el Estado grande-paternalista, y discrepan tan sólo en la oportunidad de los pequeños recortes abordados, que Rajoy considera dolorosos pero imprescindibles; confía, eso sí, en que la marea broteverdista nos devolverá pronto, sin necesidad de más reformas, una capacidad de gasto público como la que tuvimos entre 2001 y 2007.

Pero si el PP no tiene nada de liberal, tampoco tiene nada de conservador. No tiene una visión de la familia, de la cultura, de los valores, que difiera de la de la izquierda. La semana pasada Wert confirmaba en sus cargos a todos los expertos del Centro de Expertos de la Memoria Histórica nombrados por Zapatero. Este Gobierno aplica el boca a boca a Prisa mientras contempla alborozado el naufragio de Intereconomía. Rajoy pasó de puntillas en el debate sobre la nueva ley del aborto: todos asumen ya que será seriamente descafeinada, si no congelada sine die.

Aunque insistió en que el referéndum catalán no tendrá lugar, Rajoy reiteró su disposición al "diálogo". ¿Qué precio pagaremos esta vez para "evitar el choque de trenes"?: ¿nuevo modelo de financiación más beneficioso para Cataluña?, ¿blindaje de la inmersión lingüística? No será éste el Gobierno que se plante frente a los nacionalismos y les haga comprender que han tenido suficientes concesiones en las últimas tres décadas, y que no se aceptarán más chantajes.

El territorio de caza de Vox es enorme, pues abarca potencialmente a todos los que estén a la derecha del consenso socialdemócrata en lo económico, del sesentayochismo liberacionista en lo moral-cultural y de la eterna cesión frente a los nacionalismos en lo territorial. Las europeas, propicias al voto ideológico, son la ocasión ideal para el despegue. Pero obtener representación europea no garantiza el éxito en las elecciones de verdad. El PP hará valer los tímidos indicios de recuperación económica, agitará el espantajo de un frente popular PSOE-IU-nacionalistas y se presentará como la sensatez centrista.

Vox tendrá que ser el partido del largo plazo y de las verdades incómodas. Su viabilidad dependerá de la madurez de un porcentaje suficiente de españoles para asumir ambos. El PP venderá broteverdismo: Vox tendrá que mostrar que estamos en una crisis en L; que una economía con un nivel de gasto público del 45% del PIB, con un déficit atascado en torno al 6% y una deuda pública del 100% del PIB no podrá crear empleo de forma seria.

Como ha mostrado Juan Ramón Rallo, el sector público creció desmesuradamente entre 2001 y 2007, alimentado por los ingresos fiscales extraordinarios de la burbuja inmobiliaria; la estructura de gasto generada entonces ha sido mantenida por Zapatero y Rajoy: se ha preferido incrementar la presión fiscal, antes que podar gasto político. Vox puede abanderar la idea de la revolución liberal pendiente: España no podrá despegar de verdad sin una reducción del peso del Estado (que lo devuelva, simplemente, al tamaño que tenía hacia el año 2000).

 Esto es articulable, además, con la propuesta recentralizadora que figura en su programa: la eliminación de las autonomías –o, al menos, recuperación de competencias como sanidad o educación por la Administración central– permitiría un recorte sustancial del gasto público, eliminando duplicidades, restaurando la unidad de mercado y permitiendo economías de escala.

Pero Vox debería exponer otra verdad incómoda a largo plazo: con su tasa de fertilidad de 1,35 hijos por mujer, España está abocada al declive por envejecimiento de la población. La generación ahora joven será esquilmada para sostener a una masa enorme de jubilados; la brutal presión de las cotizaciones sociales hará definitivamente inviable todo despegue económico. La cuestión demográfica ha sido hasta ahora irresponsablemente ignorada por todos los partidos: está ahí, virgen, disponible para partidos con un campo de visión histórica que vaya más allá de la próxima encuesta o las próximas elecciones. 

Potenciar la natalidad concuerda bien con otros asuntos que importan mucho al electorado conservador: el de la protección del no nacido, por ejemplo (casi un 20% de los embarazos terminan en aborto), o el fortalecimiento de las familias (las parejas casadas tienen más hijos que las que cohabitan; un partido liberal-conservador debe considerar la desaparición progresiva del matrimonio –cada vez se casa menos gente, y de éstos cada vez se divorcian más– como un grave problema social).
Vox tendrá una oportunidad si consigue federar al electorado liberal, harto de consenso socialdemócrata, con el conservador (indignado con la tibieza del PP en temas como aborto o familia) y el antiautonomías, cansado de despilfarro clientelar y claudicación frente a los nacionalismos.

Esta coalición no debería ser imposible, pues el liberalismo económico, el conservadurismo moral y la recentralización política son principios coherentes entre sí. Vox está jugando también la carta de la regeneración institucional (independencia del poder judicial, democratización interna de los partidos…), pero esa ya la jugaban UPyD y Ciudadanos: encasillarse sólo en este registro haría dudar al elector de la necesidad de un partido más; de hecho, se levantan voces que llaman a "una alternativa única frente al bipartidismo", pretextando la Ley D’Hondt, etc. 

Vox sólo podrá justificar su existencia si cultiva un perfil ideológico diferenciado; y su diferencia respecto a UPyD y C's sólo puede ser un discurso nítidamente liberal-conservador.
  
(Francisco José Contreras/ld)





Abascal, secretario general

Vidal-Quadras, primer presidente de Vox

Libertad Digital

Los vicepresidentes serán José Luis González Quirós, Ana Velasco Vidal-Abarca e Iván Espinosa de los Monteros.
  




Presentado por José Antonio Ortega Lara, igual que un poco antes lo había sido Santiago Abascal, Alejo Vidal-Quadras ha empezado su intervención en el centro del escenario dirigiéndose a su presentador y prometiéndole que los líderes del nuevo partido "no desfalleceremos en nuestro nuevo proyecto porque tu ejemplo nos conducirá y nos inspirará".

Ha sido quizá el momento más emotivo de un discurso que ha tenido sobre todo mucha ironía, como cuando el nuevo presidente de VOX ha asegurado que el acto "ha salido muy bien de precio porque en VOX nadie cobra comisiones".

Los militantes, en el centro

"Un partido – ha explicado Vidal-Quadras- no es un regimiento prusiano ni una vaca para ser ordeñada, es una agrupación de hombres y mujeres libres, que han de ser tratados como tales", lo que le ha llevado a prometer que "en VOX los afiliados seréis en centro de la actividad del partido".

ADVERTISEMENT
Vidal-Quadras ha dedicado una buena parte de su exposición a asegurar que la política no puede desarrollarse sin democracia interna y primarias en los partidos. Para ello no ha dudado en referirse a su propia experiencia personal: "He llegado a la conclusión de que es preferible estar pendiente de una urna que de un teléfono", ha dicho.

"En VOX –ha prometido el nuevo presidente del partido- no habrá dedos que señalen a capricho" y tampoco habrá "primarias amañadas", ya que "todos los afiliados han de disponer de las mismas oportunidades y no permitiremos ventajismo alguno".
"Nuestro deseo es que VOX sea distinto, que las cosas se hagan de otra manera: de una forma limpia y transparente" y "la última palabra será siempre de las bases".

En este sentido, y de cara a las próximas elecciones europeas, Vidal ha asegurado que "los que no se sometan a elecciones internas carecerán de legitimidad. llevarán el estigma de ser resultado de un método perverso y no merecerán la confianza de los ciudadanos".

El elefante

Vidal Quadras ha dedicado buena parte de su intervención al tamaño de un Estado que en el pasado ejercicio "habrá gastado 60.000 millones más de los que ha ingresado". Y eso aún después de dos años de un gobierno "que presume de austeridad" y de las subidas de impuestos.

A este respecto, el nuevo presidente de VOX ha tenido un recuerdo especial para Cristóbal Montoro: "A lo mejor nos habría salido más a cuenta nombrar ministro de Hacienda a Cayo Lara, por lo menos las cosas estarían más claras", ha dicho entre las risas de los asistentes, "e igual era más moderado que el que hay ahora", ha rematado.
Vidal-Quadras ha comparado al Estado con un elefante y ha advertido que actualmente "la clase media trabaja más de seis meses al año para alimentar al elefante y la ufana cuadrilla que lo cabalga".

"VOX ha nacido para reformar el Estado, hacerlo viable y eficiente", ha asegurado, volviendo a su metáfora para explicar que el partido que ahora preside "quiere cambiar el elefante por un caballo".

"Ambiciosa agenda de cambios"

Finalmente, Vidal-Quadras ha citado los aspectos más importantes de la "ambiciosa agenda de cambios" que tiene VOX en su programa, entre los que están "reformar el sistema político y la Constitución", garantizar "la unidad nacional" o asegurar "la separación de poderes" y especialmente la independencia de la Justicia.

El nuevo presidente de VOX ha concluido su discurso proclamando "que necesitamos España" y reclamando a todos lo presentes que "tenemos que elevarnos a la altura de España y no rebajar a España a la de aquellos que ni la entienden ni la merecen".

(C.Jordá/ld) 
 
 
 xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
 
 
 
 
 
Se abre la veda contra  VOX.
 

"Federico Quevedo, flor y espejo del periodismo hecho al dictado, le niega legitimidad a Abascal"

Redacción, 20 de enero de 2014 (Periodista Digital)

Kiko Méndez-Monasterio
Kiko Méndez-Monasterio
Este lunes, 20 de enero de 2014, Kiko Méndez-Monasterio publica en La Gaceta una columna titulada ‘Miedo a Vox', en la que arranca diciendo:
Estilo Jerry Maguire, en una de esas raras muestras de honradez que a veces nos regala la política, Santiago Abascal ha decidido establecerse por su cuenta. Muchos celebran el nacimiento de Vox con el entusiasmo de quien asiste a la refundación de la derecha española, precisamente ahora que el PP ya no disimula su lejanía -y en ocasiones hasta su beligerancia- con cualquier enunciado del conservadurismo.
Añade que:
Y por esta misma razón -porque a nadie le gusta que le señalen sus vicios por muy públicos que sean- que los impulsores de Vox abandonen cualquier esperanza de ser tratados con un mínimo de cortesía política por parte del Partido Popular. Ni siquiera se van a tomar con ellos el café relajante que no dudan en compartir con Bildu en Guipúzcoa o con Izquierda Unida en Extremadura.

La consigna es no ofrecerles ni agua. De hecho ya han puesto en marcha a su cohorte mediática, y los que escriben sus columnas con copia y pega del argumentario que les manda Génova, se han lanzado a desacreditar a Abascal con una furia que no utilizan ni con Artur Mas ni con Amaiur.
Y concluye:
Federico Quevedo, por ejemplo, flor y espejo del periodismo hecho al dictado, arremetía en televisión contra el político vasco, negándole cualquier legitimidad por haber disfrutado durante años de cargos públicos a la sombra del que fue su partido.

 
- Seguir leyendo: http://www.libertaddigital.com/espana/politica/2014-03-08/vidal-quadras-vox-ha-nacido-para-reformar-el-estado-hacerlo-viable-y-eficiente-1276512573/

No hay comentarios: