miércoles, 16 de diciembre de 2009

DOS CASOS DE HIPOCRESÍA.









DOS CASOS DE HIPOCRESÍA.

Ayer, martes por la noche, en un programa de debate de TeleMadrid, dirigido por Sáenz de Buruaga, se discutieron diversos temas de actualidad pero me centraré en uno de ellos porque es el objeto de estas líneas.


Se recordó que Hermann Tertsch había dicho (manipulaciones repulsivas del Gran Wyoming y de la Sexta aparte) que mataría a quince terroristas si con ello conseguía liberar a los españoles secuestrados en el Norte de África.

Varios periodistas, después de criticar la agresión a Hermann (hasta ahí todos llegaron claramente) añadieron que no compartían sino que criticaban las palabras que acabo de citar. Afirmo que son unos hipócritas. Trataré de justificar mi afirmación. Sin embargo, hubo una excepción. El profesor de economía, Fernando Fernández, que dijo que las palabras de Hermann eran equiparables al discurso de Obama sobre la guerra justa, con motivo de recibir el Nobel de la Paz.



Veamos, en primer lugar, lo que se entiende por ‘hipocresía’, según la RAE:

Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que realmente se tienen o experimentan’.

¿Y por qué serían hipócritas? Imaginemos que estas personas que han criticado las palabras de Hermann tienen la desgracia de que un grupo de quince terroristas de Al Queda secuestran a sus hijos. Supongamos que tenemos razonables motivos para suponer que los van a matar.



La pregunta a estas personas es la siguiente: ¿Prefieren que maten a estos terroristas y así liberar a sus hijos, o no? Estoy convencido de que la respuesta sería afirmativa. Pero, si estoy en lo cierto, habrían fingido lo que realmente sienten. Luego, serían unos hipócritas. Me gustaría saber dónde está el fallo de mi argumentación, si es que lo hay.



Suponiendo que las cosas sean como vengo diciendo hasta ahora, podemos preguntar ¿Por qué dicen lo que dicen? Creo sinceramente que lo dicen porque les parece políticamente incorrecto lo que dijo Hermann. Por el contrario, les parece guay, progresista y todo lo demás, decir que ellos no son partidarios de matar. Pero no es cierto. Ellos son partidarios de matar a los terroristas si con ello liberan a sus hijos.



No quiero pensar que lo acepten en caso de que los secuestrados sean sus hijos y no lo acepten en el caso de que sean otras personas. Otro matiz que añadir. Puede bien suceder que ellos no quieran matar, personalmente, a los terroristas, aunque quieran que los maten otros. Esto tiene plausibilidad. Con independencia de la natural repulsión a matar, que casi todos tenemos, hay un factor técnico. Una persona, digamos normal, tiene pocas posibilidades de sobrevivir en un enfrentamiento con terroristas entrenados y sin escrúpulos.



Por tanto y resumiendo. Queda guay decir por televisión cosas como: ‘Estoy en contra de la violencia’. ¡Toma, y yo! Pero esta no es la cuestión. La cuestión es concretar y tratar de decidir en situaciones conflictivas. No basta con frases ‘buenistas’, tipo Alianza de las Civilizaciones. Estos periodistas ‘buenistas’, por no seguirlos llamando hipócritas, querían el mismo resultado que quería Hermann. Que mataran a los terroristas. Pero no querían decirlo en público. Parece ser que esto no es progresista.



¿Cómo calificar a este comportamiento de los contertulios discrepantes de las palabras de Hermann?



El otro caso de hipocresía tiene que ver con una pregunta que le hizo una periodista de LDTV al alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. Se trata de que el consistorio barcelonés prefiera mantener toda la señalización vial en catalán, lo que permite recurrir exitosamente las multas de tráfico, antes que hacer la señalización bilingüe. O sea, escribirlo, además, en castellano. ¡Qué horror!



El sr. Hereu no contestó a la pregunta formulada por la periodista ¡Faltaría más! Al contrario, soltó la letanía victimista de costumbre: ‘En Cataluña no hay problema de lengua, me parece indignante, realmente. Se vive con una cierta indignación digamos, ¿no?’.



Sin embargo, el hecho real es que, en Barcelona, las señales de tráfico están rotuladas exclusivamente en catalán. En contra de lo que dice la ley. Y por eso (todavía) se pueden recurrir las multas de tráfico y ganarlas. Otra cosa sucederá si el nuevo Estatut (inconstitucional y anticonstitucional hasta las cachas) consigue el apoyo del Tribunal Constitucional, o como se llame. Entonces sí. Todo, absolutamente todo, estará en catalán. La lengua de la libertad.



¿Cómo se llama esto? Ustedes dirán que se trata de locura. Pero no hagamos competencia desleal a los psiquiatras. ¿No se trata de un caso de hipocresía?



Sebastián Urbina.

2 comentarios:

María dijo...

De hipocresía y de caradurismo. Mientras los nacionalistas saquean las cuentas públicas, permiten que se beneficie al infractor por no señalizar también en castellano (a parte de que sea ya un tema inconstitucional); o sea, que se deja de ingresar un dinero mientras se roba por otro lado. Eso sí, los autónomos y pequeñas empresas que no cobran de los ayuntamientos morosos porque no hay dinero prefieren no cobrar a que se rotule en castellano, eso seguro! No vaya a ser que sigan matando a Catalunya.
Lo que hacen estos sinvergüenzas es matar a los catalanes, que importa mucho más que matar a Catalunya.

Rosa dijo...

Hipócrita Wioming que se manifiesta contra los empresarios y él lo es, y además es multimillonario.
Hipócritas los progres que se manifiestan contra la guerra de Irak y apoyan todas las demás.
Hipócritas los progres que se las dan de defender como nadie a la mujer y luego se alian con el Islam.
Hipócritas los progres que se han volcado antes con Marruecos que con los saharauis.Que dicen si buana a Obama, pero no a Bush, etc, etc..