viernes, 11 de diciembre de 2009

TONTOS ÚTILES.CAT







LOS TONTOS ÚTILES DEL REFERÉNDUM.


El "Dret a decidir, 13-D", o sea, el mangoneo del nacionalismo independentista para llevar a cabo un referéndum ilegal en Cataluña en 161 municipios de Cataluña el próximo 13 de diciembre, acaba de mostrarnos su lado más obscuro. El argentino Diego Arcos, presidente del "Casal Argentino" de Cataluña, ha instado a la inmigración a defender a "Cataluña por todos los medios que hagan falta". Junto a una variopinta representación de la inmigración, donde no faltaba el negro africano, el musulmán independentista y el andaluz converso, ha insistido con patética sumisión: "Repito: por todos los medios que sean necesarios porque sabemos que para conseguir la independencia hemos de romper el Estado Español".

Diego Arcos es un cara dura conocido y despreciado en la comunidad argentina de Cataluña por su extremada conflictividad y falta de honestidad. Utiliza a otras organizaciones sin su consentimiento para, en su nombre, conseguir subvenciones y reconocimiento. De esta manera, ha logrado que ERC le subvencione quimeras que siempre han acabado en fracaso, como migraweb, argencat, immicat, etc. Trabajó en cooperación para la guerra de Bosnia y corren rumores que se quedó con el dinero. Ni siquiera tiene sede social reconocida y la dirección del Casal Argentino es sólo una dirección digital. Actualmente se mueve en la órbita de ERC. Su afán por ganarse el favor del nacionalismo le llevó en 2007 a autoinculparse por la quema de las fotos del Rey de España. Ya ven con qué material humano se atribuyen los nacionalistas la voluntad de la inmigración. Pero no sólo él. En el mismo acto, hacían el paripé representantes de organizaciones inmigrantes tan subvencionadas como vacías de militantes. Así dan el pego. Mero escaparate creado para la ocasión.

Pero no despreciemos la puesta en escena. Detrás del esperpento anda el presupuesto del Gobierno de la Generalitat, sus obsesiones educativas y las intenciones legislativas del Parlamento de Cataluña. Me explicaré.

Una extravagancia del ritual independentista en el referéndum llevado a cabo en Arenys de Munt fue el derecho a voto de los jóvenes a partir de los 16 años e inmigrantes sin nacionalidad española. Dos colectivos en la actualidad muy cultivados y mejor abonados con los mejores ingredientes nacionalistas para cosecharlos en la próxima generación soberanista. Para eso se necesitan una escuela y una legislación. Para eso se necesitan el control de la inmigración y una Ley de Inmigración. Para esto necesitan un Estatuto que se lo permita. Por esto braman contra el Tribunal Constitucional.

De ahí el empeño en sacar una Ley de Educación de Cataluña (LEC), necesaria para controlar la escuela, imponer la inmersión lingüística, y adobar con la cultura nacional soberanista las mentes aún no formadas de nuestros hijos y los hijos de la inmigración. No es una teoría, ya es una realidad. Quienes están incendiando de entusiasmo el dichoso referéndum son jóvenes fascinados por los sueños de estos legisladores. Todos han salido de estas escuelas y de los medios de comunicación públicos. Cuando los responsables de la campaña por los referéndum decidieron que votasen los jóvenes de 16 años, nos estaban revelando sus más íntimos propósitos: confían en la labor escultórica que la escuela realiza. Saben que la nación catalana sólo son ellos, una aristocracia nacionalista, una minoría dentro de Cataluña, insuficiente hoy para ganar un referéndum vinculante. Por eso Artur Más declaraba antesdeayer que "no podemos pedir un referéndum vinculante hasta estar seguro de ganarlo". Y de momento no lo recomienda porque sería un revés para los fines independentistas. Por eso Marçal Sintes recomienda desde las páginas del Avui, hoy jueves, 10 de diciembre que: "Es preciso buscar estrategias inteligentes y seductoras para aumentar el número de nacionalistas o catalanistas (jo no distingo) hasta que sean una amplia mayoría. El futuro, depende, por tanto, de la capacidad de Cataluña de fabricar catalanistas o nacionalistas". Por eso la han de construir de la nada, y los niños y los inmigrantes no tienen ni sentimientos constitucionales per se, ni conocimientos históricos españoles para resistirse a la manipulación. De ahí su empeño en legislar para amaestrarlos.

"El pacte nacional per la inmigración", preámbulo del "Projecte de llei nacional per la immigració", textos ambos elaborados desde una concepción soberanista de Cataluña, desde donde pretenden armarse legalmente para obtener competencias estatales, están llenos de trampas amaestradoras de inmigrantes. Algunas: capacidad para otorgar la nacionalidad y la fijación de los requisitos para acceder a ella (pretenden mimar al inmigrante reduciéndola de 10 a 5 años), vía a la función pública, es decir, vía libre al funcionariado, derecho a ejercer el voto, dirección y gestión del reagrupamiento familiar y los permisos de arraigo social. En la misma línea van las campañas de "Acollida lingüística de la immigració". Un ejemplo, si tuvieran capacidad para otorgar la nacionalidad, su primer objetivo sería educar y cribar a todos aquellos inmigrantes asimilados que demuestren un dominio de la lengua catalana y de la cultura nacionalista y así teñir la administración de soldaditos etnicistas de la nación. No es un juicio de intenciones, lean el Pacte nacional per la immigració. Lo dejó bien claro Carod Rovira:

La inmigración, más que un problema puede ser una solución: la nuestra. (...) Si los nuevos catalanes no se integran a la nación catalana, cívica y plural, lo harán a otra nación, con otro modelo de convivencia que, hasta ahora, nunca ha sido ni cívico ni plural. Si la nueva inmigración está con nosotros, el futuro será nuestro. Si no es así, no habrá para nosotros un futuro como pueblo.

Convergencia parece estar muy de acuerdo. A través de su portavoz, Oriol Pujol, el hijo, se acaba de expresar contra Joan Carretero, líder de la escisión independentista de ERC Reagrupament.cat, por dividir a las fuerzas nacionalistas. Todos en el mismo mondongo. ¡A ver si ZP suelta el lirio de una puñetera vez! Y Rajoy. (Antonio Robles/LD)

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