CON EL CULO AL AIRE
La imagen pesadillescade setenta frenéticos cimbreando sus desnudeces por la iglesia yclamando consignas por la libertad, ha suscitado en mí vergüenza ajena, hilaridad e indignación. Les imagino correteando por la capilla, emocionados por enseñar las cositas revolucionarias ante un altar.Distinta impresión, claro, han tenido los de la plataforma de ultraizquierda “Contrapoder”,los energúmenos que intentaronagredir a Rosa Díez elpasado octubre, ya que lo han definido con encanallada cursilería: "performance simbólica no violenta".
Por su parte, el Rector de la UCM, Carlos Berzosa, miembro de la Plataforma de Apoyo a ZP en la campaña del 2008, no anuncia expulsiones a mansalva sino que condena el asunto (faltaría más) y realiza un chocante llamamiento en pro de la tolerancia: “no se puede imponer ni perseguir ninguna creencia”.
Aquí lo que hay esun posible ejercicio ilícito de la libertad de expresión. La razón de base es obvia: la libertad de expresión infinitapuede deteriorar la propia democracia liberal, puespuede utilizarse para alentar el odio social, favorecer ideologías peligrosas (como la etarra o nazi), azuzar los sentimientos incívicos o, como en el presente caso,vejar gratuitamente a personas o a colectivos.Y además, lo que consigue la tolerancia total con estos nudistas,es que haya gente que crea que la aceptación gratisdel insulto implica fina tolerancia democrática.
Nada hay de libertario en ir aireando el fistro sexual en una capilla, y sí mucho de intolerancia. Mucho ondear el calzoncillo berreandopor la libertad de expresión cuando, en el fondo, lautilizan para humillar alos católicos. Y muy progre eso de blandear ante un prejuicio con licencia para despreciar impunemente los sentimientos de los católicos, a los que consideran eso, despreciables.
Y, comosi lo viera, se harán las víctimas si se habla de sanciones. Es ese victimismo que, tras agredir, prepara la confirmación del estigma para todo aquel que se sienta herido. La desvergüenzaforrada de apelación a la libertad de expresión que primero veja y, si protestas, te llama catolicón o fascista. Jamásse hubiesen paseado con el culo al aire por una mezquita, y no por respeto, sino por cobardía.
Arturo Cadenas.
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