EL HONOR DE JAPÓN ... Y EL DESHONOR DE LOS QUE NO CREEN EN EL HONOR.
“No puedo dejar de alabar la paciente virtud de los españoles. Rara vez o nunca hemos visto que una nación haya sufrido tantas desgracias y miserias como los españoles en sus descubrimientos de las Indias; no obstante, persistiendo en sus empresas con invencible constancia, anexionaron a su reino provincias tantas y tan ricas como para enterrar el recuerdo de todos los peligros pasados. Las tempestades y naufragios, el hambre, trastornos políticos, motines, calor y frío, peste y toda clase de enfermedades, tanto antiguas como nuevas, junto a una extremada pobreza y carencia de las cosas más necesarias, han sido los enemigos con que ha tenido que luchar cada uno de los más ilustres conquistadores. Muchos años han pasado sobre sus cabezas mientras recorrían no muchas leguas y, en verdad, más de uno o dos han gastado sus esfuerzos, sus bienes y sus vidas en la búsqueda de un reino dorado sin llegar a tener de él más noticias que lo que sabían cuando partieron, y, sin embargo, ninguno de ellos, ni el tercero, ni el cuarto, ni el quinto se descorazonaban. Desde luego, han sido muy justamente recompensados con los tesoros y paraísos que hoy disfrutan, y merecen disfrutarlos en paz, si no impiden a otros el ejercicio de la misma virtud, que quizá no se volverá a dar”.
Hay, sin embargo, una posibilidad de que, al menos, mirase hacia atrás con remordimiento: si se presentasen en primera línea, para luchar por su patria, los políticos y gobernantes que desde hace muchos años nos han llevado a la actual situación. Como el príncipe Andrés de Inglaterra, que pilotó un caza en la guerra de las Malvinas. (Jesús Lainz/ElManifiesto)
© Denaes
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