MADRID/BARCELONA.
En apenas tres lustros la Comunidad de Madrid se ha puesto a la cabeza de España en casi todos los indicadores económicos en lo que se conoce como el "milagro madrileño". A pesar de que continúa siendo la tercera comunidad más poblada de país, es ya la primera en muchos de los índices, incluido el más importante de todos ellos: el del Producto Interior Bruto.
El sorpasso se produjo hace dos años, en 2009, cuando, por primera vez en la historia, la Comunidad de Madrid adelantó a Cataluña, tradicionalmente la región más rica y productiva de España. Los seis millones y medio de madrileños producen más que los siete millones y medio de catalanes, de modo que la renta per cápita de los primeros es sensiblemente más alta.
Esto se ha producido en un plazo relativamente corto de tiempo que coincide, a grandes rasgos, con la pasada década, es decir, con dos modelos de Gobierno diametralmente opuestos. El social-nacionalista en Cataluña, encarnado en la figura política del tripartito; y el liberal en Madrid, que representan los sucesivos gabinetes reformistas de Esperanza Aguirre.
El despegue madrileño no se circunscribe al PIB y a la renta. La de Madrid es la comunidad autónoma que más aporta a la riqueza nacional –un 18,71% en 2009–, y lo hace sin rechistar y sin que sus habitantes se sientan "saqueados" por otros españoles.
Madrid es, además, la que más universitarios tiene –con gran diferencia sobre Cataluña–, la que más invierte en I+D, la más conectada a Internet, la preferida por las grandes empresas españolas e internacionales para establecer su sede central, la que más inversión extranjera capta y hasta la que mejores resultados obtiene en los informes PISA que miden la calidad de la educación.
Madrid, inversión estatal decreciente
Y todo esto Madrid lo ha hecho con una inversión estatal decreciente. Entre 2006 y 2009 el Estado invirtió un 11,6% menos por habitante, mientras que en Cataluña aumentó un 51,9%. En 2009, por ejemplo, el Estado se gastó 629 euros por cada catalán mientras que sólo desembolsó 394 euros por cada madrileño. La discriminación de los Gobiernos de Rodríguez Zapatero hacia Madrid ha sido tan clamorosa que la Comunidad gobernada por Aguirre lleva años quejándose amargamente sin que sus quejas sean tomadas muy en serio.
La falta crónica de inversión estatal podría llevar a pensar que la administración regional ha tenido que endeudarse para cubrirla. Nada de eso. La deuda pública de la Comunidad de Madrid era en 2010 dos veces y media inferior a la de Cataluña. Si en la primera asciende al 6,6% del PIB regional, en la segunda supera con holgura el 15%. En Madrid el ratio deuda/PIB permanece más o menos estable desde 2002 (en el entorno del 6%) mientras que en Cataluña se ha duplicado en el mismo periodo de tiempo. La deuda madrileña es, por tanto, heredada de los años de Gobierno de Ruiz Gallardón; la catalana es obra de los derrochones políticos del tripartito, que inauguraron hace unos meses la costumbre de emitir deuda destinada a particulares mediante unos bonos muy rentables.
De cara al futuro las cosas no parece que vayan a cambiar demasiado. El déficit público de ambas comunidades, es decir, la diferencia entre lo que gastan y lo que ingresan, es muy ilustrativo. Madrid se encuentra prácticamente en punto muerto con un déficit del 0,6%. Cataluña, por su parte, sigue gastando mucho más de lo que ingresa, casi un 4% más. Se entiende que esa diferencia, más tarde o más temprano, tendrá que cubrírsela el Estado con el dinero de los contribuyentes de toda España, incluida Cataluña.
Cataluña gasta y debe mucho dinero porque el peso de su sector público es muy alto, el doble que su contraparte madrileña. La importancia de la administración catalana sobre el PIB en los presupuestos de 2010 era de más del 20%. La madrileña sólo se "comía" el 10% de la riqueza y eso, a la larga, se nota para bien en la economía. La ecuación es simple, si los políticos gastan menos los ciudadanos gastan más, y ese dinero permite que la economía florezca mediante proyectos empresariales, algunos de los cuales son extremadamente rentables y empujan el PIB hacia arriba.
Indicadores indirectos: ferias, aeropuerto y Metro
Así, Madrid, que históricamente fue una ciudad de funcionarios, lo es hoy de empresarios. 21 de las 35 empresas que componen el IBEX 35 tienen su sede central en la Comunidad, mientras que sólo cinco han decidido fijarla en Cataluña. La Bolsa de Madrid es la más importante del país y uno de los principales parqués de Europa. Algo similar sucede con el aeropuerto y con la feria de comercio. El primero se ha situado como un centro de distribución de tráfico ineludible para los que viajan a Hispanoamérica.
Barajas hoy figura entre los grandes aeropuertos del mundo gracias, entre otras cosas, a que una gran línea aérea como Iberia lo eligió como centro de operaciones. Con idea de revertir mediante la política lo que en Madrid había hecho el mercado, la Generalidad apoyó económicamente a un grupo de empresarios locales hace dos años para que se hiciesen con Spanair. La operación no ha tenido, al menos hasta la fecha, más consecuencias que vaciar el bolsillo de los catalanes.
La Fira de Barcelona, por su parte, ya es mucho más pequeña que la de Madrid. En 2008 IFEMA movió un 60% más de volumen de negocio que su competidor barcelonés. En ello ha tenido mucho que ver el traslado del recinto ferial al Campo de las Naciones y su continua ampliación. Madrid ha mirado a los negocios en los últimos años, y su Gobierno a que éstos sean posibles. La red de Metro quizá sea el mejor modo de medirlo. Con tamaños y poblaciones parecidas, Madrid: 324 kilómetros, Barcelona: 123 kilómetros. (ld/Fernando Díaz Villanueva)
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