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sábado, 3 de noviembre de 2007
¿Y si fuera cierto?
2/10/2007.
¿Y SI FUERA CIERTO?
Leo en BalearesLiberal unas declaraciones de Rosa Díez, líder de Unión, Progreso y democracia (UPyD), en Santiago.
'El discurso nacionalista 'es insaciable si no se le pone freno' y advirtió que la decisión de sus ex-compañeros socialistas de 'negociar el modelo de Estado' ha provocado una preocupante deriva para el futuro de España como nación.
'El PSOE ha renunciado a vertebrar España'.
¿Y si fuera cierto? ¿Tendremos que esperar a un estropicio, todavía, más evidente? Algunas personas dicen, con una sonrisa de superioridad en los labios, que España no se rompe. Que estas cosas son propias de una derecha cerril, extrema y montaraz. Que España está más cohesionada que nunca.
Decir que España se rompe o no se rompe, estrictamente hablando, es una estupidez. Si los que afirman que España se rompe piensan en lo mismo que los que lo niegan, es decir, en la imagen de un vaso roto, están equivocados.
España no es un objeto físico, como un vaso, que se pueda romper a consecuencia de un descuido. 'España' , como otras naciones, es un concepto complejo que engloba un territorio, una población (encarnada en las generaciones actualmente existentes) y un conjunto de narraciones, históricas, económicas, literarias, etcétera, que configuran una identidad, más o menos difusa, más o menos unitaria. Esta identidad, como sucede, salvando las distancias, con la identidad personal, no es algo metafísico e inasible, sino un referente social que tiene una cierta permanencia. Juan o María, por ejemplo, a pesar de que cambian a lo largo de su vida, son reconocidos por los demás como Juan y María. Es su identidad personal, el conjunto de rasgos que les identifican socialmente como tales, a pesar de los cambios que sufran a lo largo de su vida.
Con una nación sucede algo parecido, aunque no igual. Por eso es una tontería decir que 'España se rompe o no se rompe'. Lo que no es una tontería es el conjunto de reflexiones acerca de esta identidad nacional, más o menos difusa. ¿Qué dicen algunas de estas reflexiones? Dicen que algunos, preferentemente los nacionalistas, aprovechando una nefasta ley electoral y una falta de lealtad constitucional acreditada, potencian y exacerban las fuerzas centrífugas. ¿Y esto qué significa? Entre otras muchas cosas, lo que ha denunciado recientemente el Presidente de la patronal española. Que es muy peligroso debilitar la unidad de mercado. ¿Y cómo se debilita la unidad de mercado? Potenciando a las fuerzas centrífugas y atacando y denigrando a las fuerzas centrípetas. A estas alturas del viaje, todavía hay caraduras que hablan de 'centralismo'. Y no es casual.
¿Por qué mienten como bellacos? Porque cuanto más se debiliten los lazos y vinculaciones nacionales, más fácil será acceder a un modelo Confederal. ¿Se romperá, entonces, España? No se romperá como se rompe un vaso, pero los nacionalistas y sus compañeros de viaje (los actuales dirigentes pseudosocialistas) habrán diluido tanto a la nación española que tendrá muy poco que ver con lo que fue. Esta identidad nacional y la Constitución Española, han proporcionados años de bienestar y progreso como nunca. Pero mantener (o mejorar) esta situación exige una armonía entre las fuerzas centrífugas y las centrípetas.
Por ejemplo, en los Estados Unidos (o en cualquier otro país de estructura federal), frente a las fuerzas centrífugas, como las competencias que pasan del Estado Central a los Estados federados, se contraponen otras fuerzas centrípetas. ¿Y cuáles son? No solamente, y de forma habitual, las competencias sobre la política exterior, la moneda o las fuerzas armadas, sino un conjunto de símbolos unificadores, respetados por todos, como la bandera, el himno nacional y una Historia común que, en España, los nacionalistas rechazan.Porque rechazan lo que nos une. Pero sólo así, respetando símbolos comunes, puede una Federación mantener su unidad, dentro de la diversidad.
¿Qué sucede en España? Que la quema de banderas españolas, o la quema de la efigie del Rey, se consideran un ejercicio de libertad de expresión. ¿Es casualidad? Claro que no. Se trata de un paso más hacia la debilitación de los símbolos unificadores. Y cuanto más se debiliten los símbolos unificadores más fuertes serán las fuerzas de segregación o de separación. Es decir, las fuerzas centrífugas. Por ejemplo, rechazo a un Plan Hidrológico Nacional; rechazo a enseñanzas comunes en toda España, rechazo a izar la bandera española en algunos Ayuntamientos, sin que pase nada, y un largo etcétera.
Por eso es tan irresponsable escuchar a dirigentes pseudosocialistas clamando por una Federación. ¿Por qué? En primer lugar, porque España, de hecho, es ya una Federación. Basta comparar las competencias y presupuesto del Estado Español con otros países federales. En segundo lugar, porque dada la situación actual (con el Estatuto de Cataluña, anuncios de referéndum en el País Vasco y Cataluña y otras amenazas disgregadoras) pedir más descentralización, a favor de los nacionalistas, es una grave irresponsabilidad.
Ya no podemos confiar en los actuales dirigentes pseudosocialistas. No estamos ante un problema de partidos. Estamos ante un grave problema de Estado que afecta a nuestro bienestar colectivo, a nuestra pacífica convivencia y a nuestro futuro.
Recomiendo, una vez más, la lectura de 'El Estado fragmentado' de Sosa Wagner. Y eso que es socialista. Pero inteligente y decente, eso sí.
Sebastián Urbina.
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