lunes, 18 de febrero de 2008


18/2/2008.



GRAVE ERROR DEL PP.

El PP garantizará por ley la enseñanza en castellano pero en menor porcentaje en las zonas con lenguas cooficiales. O sea, tendrá en cuenta la ‘realidad lingüística de cada zona’. En consecuencia, en las comunidades con lenguas cooficiales el castellano tendrá un porcentaje menor.

El PP prohibirá el uso del velo en la escuela salvo en Ceuta y Melilla ‘por su realidad local’.



Grave error del PP. ¿Por qué? Porque decide su política en función sociológica y no en función normativa. Dicho con otras palabras. En vez de reflexionar sobre lo que está bien y lo que está mal, en vez de mostrar firmeza en los principios que, supuestamente, defiende, cede a la realidad social, a lo que hay. Y que no se diga que en política prima el ser pragmático. Ya lo sé. Pero hay límites. Y si los propios principios no son un límite. ¿Qué lo será?

Pongamos un ejemplo. Supongamos que en un lugar lejano y lluvioso, al que llamaremos ‘El valle metafísico’, las gentes se afanaban en sus cosas, como es lo normal y tenían sus pequeñas diferencias, como es habitual. Pero un día, apareció en público un grupo de jóvenes decididos (se dice que estaban apoyados, en la sombra, por otros no tan jóvenes) que anunciaron que la situación en la que vivían era insostenible y que no permitirían más la opresión extranjera. Eso decían. Casi nadie daba crédito a lo que estaba oyendo. La mayoría creyó que estaban de broma o habían bebido de más.

El hecho es que algunas personas, en días sucesivos, se decidieron a criticar, especialmente en los bares y en la plaza pública, los discursos de este grupo airado. A los pocos días, los coches de las personas que habían criticado se encontraron calcinados. Al principio se creyó que era casualidad. Pero no. Con precisión, casi militar, los discrepantes sufrían agresiones físicas, o apedreaban sus casas o calcinaban sus coches.

Al cabo de una década, más o menos, la mayoría de gente estaba atemorizada. Era la nueva realidad. Casi nadie se atrevía a criticar el discurso, antes incomprensible y absurdo, de los airados. Pues bien, un partido político implantado en todos los territorios del país (llamado, ‘Este País’), incluido ‘El valle metafísico’, anunció que no permitiría que el miedo atenazara a estas buenas gentes y que el grupo airado campara por sus respetos. Eso sí, dijo que respetaría ‘la realidad local’.

También dijo que garantizaría que en las escuelas se enseñara libremente lo que ayude a la buena formación de los niños y adolescentes, en las lenguas usuales. Eso sí, dijo que tal cosa se haría teniendo en cuenta ‘la realidad ideológica y lingüística de cada zona’. Al oír esto, diversos grupos de vecinos que se habían reunido en la plaza con semblante animoso, dejaron de sonreír. Sus arrugas se hicieron más visibles. Y alguna lágrima, incluso, veló sus ojos, ya cansados y tristes de tanto ver y padecer la realidad de la zona.

En su intento de justificar la racionalidad del Estado, dijo Hegel: ‘Lo que es racional es real, y lo que es real es racional’.

Un partido que, en vez de defender la libertad de los ciudadanos, acepta una realidad construida, en los ‘territorios comanches’, a golpe de discriminación, sectarismo y coacción, es un partido que ha perdido la vergüenza democrática. Y el valor que ha de tener para representar, dignamente, a los ciudadanos. Ya no vale con decir (aunque sea cierto) que los del PSOE son peores. Lo son. Pero esto no es excusa para renunciar a lo que es irrenunciable. Los políticos del PP no se merecen a sus votantes.

Como es sabido, Chamberlain decidió dialogar con Hitler. Es cierto, tenía la presión de las masas que querían ‘la paz’. Después del fracaso de las conversaciones, Churchill le dijo estas conocidas palabras: Habéis perdido el honor. Ahora no tendremos paz, ni tampoco el honor’. Así fue.

Pero el Partido Popular no aprende. Sus cesiones y concesiones a ‘lo real’ no traerán la paz. Al contrario, ni los socialistas ni los nacionalistas le darán tregua. Y, además, habrá perdido el honor, si en esto consiste el abandono de los propios principios.

Sebastián Urbina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que el castellano tenga un porcentaje menor en las zonas bilingües, no significa que su porcentaje sea menor que el de esa segunda lengua, sino que será menor que en las zonas monolingües ¿O no? ¿o son así de estúpidos?

De todas maneras, si alguien desea que sus hijos se eduquen íntegramente en castellano ¿no van a tener esa opción? ¿donde dije digo, digo Diego? Me llevaría una gran decepción, aunque, si lo pienso bien, no sé por qué. Basta ver la política lingüística que han desarrollado en las Islas, siempre con el calzón bajado ante el catalanismo.

saludos