viernes, 8 de agosto de 2008

EL ORGULLO DE SER ESPAÑOL.


8/8/2008.




EL ORGULLO DE SER ESPAÑOL.

(ABC). A día de hoy, España es una gran potencia deportiva al más alto nivel internacional. Nuestro deporte vive una auténtica edad de oro, culminada con el brillante triunfo de la selección de fútbol en la reciente Eurocopa. Rafael Nadal, virtual «número uno» del mundo, ha ganado este año Wimbledon y Ronald Garros. Pau Gasol es una gran estrella en la NBA y lidera una selección de baloncesto que es la actual campeona del mundo. Los tres últimos ganadores del Tour de Francia son españoles y uno de ellos, Alberto Contador, ha triunfado también en el Giro de Italia. Aunque vive una temporada de transición, Fernando Alonso es bicampeón en Fórmula1 y heredero genuino de los más grandes pilotos de la historia. Deportistas españoles triunfan en motociclismo, balonmano, hockey y otras disciplinas, tal vez más alejadas del ruido mediático, pero no por ello menos difíciles y meritorias. Ahora que empiezan los Juegos Olímpicos de Pekín, conviene ser conscientes del salto de gigante que han dado los representantes españoles a partir de Barcelona ´92, buena prueba de la definitiva e irreversible incorporación de nuestro país a la modernidad, si se considera la importancia objetiva del deporte y su valor para la imagen de una nación en la sociedad global contemporánea.
Los éxitos deportivos -como subraya el prestigioso analista Roger Cohen en «The New York Times»-han generado una ilusión colectiva que exhibe con satisfacción y naturalidad el orgullo de ser español. Una vez más, la Eurocopa marca un hito en esta explosión de alegría social, aunque todos nuestros campeones, seguidos por millones de personas a través de los medios, son objeto de admiración. En tiempos confusos para la vertebración territorial del Estado, el deporte está jugando un papel relevante porque aglutina las emociones comunes y demuestra la fuerza de la unidad frente a las absurdas tentaciones disgregadoras. Por eso, algunos radicales llevan tal mal estos éxitos de España, y ciertos dirigente de ERC se empeñan ahora en hacer el ridículo criticando a Pau Gasol por expresar con toda normalidad su condición de español. Si se atiende a la procedencia geográfica de la delegación en Pekín, es llamativa la contribución de unos y otros, empezando por los catalanes (83, en un total de 286), seguidos por madrileños, vascos y andaluces. Españoles de todas partes, unidos por una bandera y un himno y dispuestos a contribuir al triunfo colectivo. Acostumbrados a competir en el mundo entero, los deportistas no suelen ser fáciles de atraer hacia causas localistas y cerradas, como pretenden algunos políticos nacionalistas con su habitual cortedad de miras. También en el deporte de alta competición los hechos dan la razón a la vieja expresión según la cual el nacionalismo se cura viajando.
Ojalá la cosecha de medallas en Pekín esté a la altura de las expectivativas. Además del tenis, el baloncesto o el ciclismo, con equipos plagados de grandes figuras, sería muy deseable la aportación de otros ámbitos tan clásicos del olimpismo como el atletismo o la natación. Millones de ciudadanos seguirán las hazañas de los nuestros y de todos los demás a través de un despliegue mediático sin precedentes, y es seguro que los símbolos nacionales estarán presentes en los momentos decisivos. Mal que les pese a unos cuantos dirigentes de vía estrecha, es España como suma del esfuerzo de todos la que compite al más alto nivel con las otras grandes naciones del mundo. Si las cosas siguen como hasta ahora, los Juegos que hoy comienzan en Pekín pueden ser la culminación de un año que ya es histórico para nuestro deporte. En cualquier caso, el fenómeno sociológico es una realidad evidente, como se demostró con la celebración unánime de la Eurocopa o con el intenso seguimiento -sin distinción territorial de ningún tipo- de las grandes competiciones en las que cabe esperar el triunfo de uno de los nuestros. En el contexto actual, el deporte es un motivo de orgullo legítimo para muchos millones de españoles.


Nacionalistas periféricos y rojerío papanatas, (o sea, rojerío) abstenerse.
Sebastián Urbina.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A alguns d'aquests esportistes allò que els interessa és competir i guanyar. Poc els importa baix quina bandera ho fan.

Anónimo dijo...

La cosa més absurda d’aquest article és que diu que “el nacionalismo se cura viajando”. Clar. Això de “el orgullo de ser español”, no es nacionalisme. Els jocs olímpic no són la major mostra del nacionalisme, en què nombroses nacions participen per a veure quina guanya més medalles? No és la part més llarga de la inauguració la desfilada de banderes nacionals? Cony, no fotem. Llavors els nacionalistes són uns altres.
El mateix de sempre: el nacionalisme espanyol no és nacionalisme i amb aquestes voleu fer combregar la gent.

Anónimo dijo...

No estic d'acord, estar orgullós del teu païs no és nacionalisme; si un cas, és patriotisme. Els nacionalistes aspiren a que la seva nació o regió tengui estat propi, cas que no és el d'Espanya precisament. Per altra banda, el nacionalisme posa, com a primera prioritat, la nació, per davant d'altres drets individuals. Estar orgullós del teu païs no significa sempre nacionalisme, perquè pot haver coses més importants per un.

Jimi.

Sebastián Urbina dijo...

Para Jimi:

1)Es correcto afirmar, como usted hace, que estar orgulloso de su país no siempre significa nacionalismo.

2)Los nacionalistas pueden aspirar a tener Estado propio. Sin embargo, para desgracia de los nacionalistas sin Estado, no les ampara la legislación internacional. Tampoco les ampara la legislación nacional. Lo tienen mal.

3)Es muy grave que una doctrina (en este caso la nacionalista, como usted dice) ponga a la Nación por encima de los derechos individuales. Este es uno de los aspectos importantes que separan (radicalmente) a los nacionalistas y no nacionalistas. Un no nacionalista que sea patriota, amará a su patria, pero con el límite de los derechos individuales básicos.

Aunque estoy en completo desacuerdo con este aspecto, me alegra que haya sido posible el intercambio de comentarios. Ni un insulto dedicado a mí.

Anónimo dijo...

Encantat de topar amb aquest blog, me la no recomanat un altra: majorment catàtonic !!!!
A por ellos!