jueves, 12 de marzo de 2009

EDUCACIÓN SOCIALISTA.



12-03-09



LA sentencia por la que el Tribunal Supremo ha anulado parcialmente el decreto que permitía a los alumnos de Bachillerato superar un curso con hasta tres o cuatro asignaturas suspendidas, a través de un curso intermedio, no es una simple corrección jurídica y formal a un precepto indebidamente enfocado, sino toda una desautorización de fondo al sistema educativo vigente.

Sencillamente, el fallo es un varapalo a la imposición de un modelo educativo fallido de origen que ABC denunció en su momento y que el Gobierno ha pretendido moldear a conveniencia de parte para tratar de maquillar el creciente deterioro de nuestra educación y las alarmantes cifras de fracaso escolar. Más que a estrictos criterios jurídicos, el alto Tribunal ha atendido a criterios de sentido común al impedir que los alumnos puedan acceder al segundo curso del Bachillerato pese a arrastrar prácticamente la mitad de las asignaturas del curso anterior, matriculándose de ellas por separado.

El artículo anulado es además otra prueba de las contradicciones del Gobierno de Rodríguez Zapatero y de su caprichosa esquizofrenia legislativa porque pese a haber aprobado en 2006 la LOE -que prescribía un máximo de dos asignaturas suspensas para poder superar un curso- en 2007 aprobó el decreto ahora desautorizado para desarrollar aspectos del Bachillerato que, de forma paradójica, eran radicalmente incompatibles con su propia ley. Y eso es lo que el alto Tribunal ha puesto en evidencia.

La sentencia del Supremo responde asimismo a la senda que impone la lógica y deja al descubierto las lamentables consecuencias de legislar sin consenso entre los dos partidos mayoritarios, un consenso que debería ser obligado cuando afecta a una cuestión crucial para un país como es la educación de sus jóvenes. Tristemente, la regulación de la educación en España está más condicionada por las exigencias partidistas, doctrinarias e ideológicas de la formación política de turno, en este caso el PSOE, que por su consideración como una auténtica cuestión de Estado. Los resultados están ahí y son demoledores. Basta con repasar las conclusiones del Informe Pisa u otras estadísticas para advertir que España continúa a la cola de Europa en excelencia educativa y sin expectativas de remontar. Las advertencias del Supremo contra los aspectos inmoralmente adoctrinadores de la asignatura Educación para la Ciudadanía -pese a no haber avalado la objeción de conciencia, sí abrió la puerta a futuros recursos-, y el golpe sufrido ahora con el Bachillerato retratan a la perfección a este Gobierno sin rumbo ni criterio coherente.(ABC)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La España del futuro tendrá mucho que agradecer a esta decisión del Tribunal Superior. Este Gobierno de descerebrados populistas nos está llevando a la debacle.

saludos