lunes, 14 de diciembre de 2009

UNA SOCIEDAD ENFERMA.






Absuelven de maltrato a un padre que se llevó por la fuerza a casa a su hija ebria

  • La niña no le hizo caso cuando le instó a marcharse
  • El progenitor la agarró con fuerza y se la llevó en volandas pese a sus gritos
  • La sentencia dice que no hubo intención de dañarla ni aplicó un castigo físico
  • 'Es obligación de los padres proteger a sus hijos, incluso contra ellos mismos'

El juzgado de lo penal número uno de Pamplona ha absuelto del delito de maltrato de que era acusado a un padre que se llevó por la fuerza, de una plaza de la localidad navarra de Tafalla, a su hija menor de edad cuando ésta se encontraba bebida.

El fiscal solicitaba para el acusado, J.C.E.F., siete meses de prisión y la acusación particular, ejercida por su hija, que entonces tenía 13 años, pedía ocho meses de cárcel, en ambos casos con la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la menor.

Los hechos, se relata en la sentencia, tuvieron lugar sobre las 23.30 horas del 5 de octubre de 2007 cuando el acusado encontró a su hija sentada en un banco de una plaza de Tafalla y "comportándose de manera que llamó su atención".

La menor, cuyos padres están separados, había bebido alcohol, como reconoció ella misma y corroboraron sus propias amigas. El padre se acercó a su hija dos veces para interesarse por su estado y, en la segunda ocasión, la instó a que se fuera a casa de su abuela, a lo que ella se negó, tras lo cual la agarró de los brazos y trató de llevarse por la fuerza a la menor, que comenzó a gritar y a tirarse al suelo.

El acusado reconoció que, ante esa actitud, la agarró por las axilas y se la llevó "en volandas" hasta el coche, aunque no consiguió introducirla en el vehículo ante la resistencia de su hija, por lo que llamó por teléfono a su ex pareja, madre de la menor, para que fuera a buscarla, como finalmente ocurrió.

De la prueba practicada, se indica en la sentencia, no ha quedado probado que el padre tirara del pelo a su hija ni que la arrojara contra una pared, ya que ninguno de los testigos observó estas acciones y, por el contrario, la única persona que presenció toda la escena declaró que fue la menor la que se tiró al suelo y comenzó a gritar para que su padre no se la llevara del lugar.

En la sentencia se concluye que no hubo por parte del padre intención de dañar, ni siquiera de realizar ningún castigo físico, sino que únicamente pretendía evitar que su hija permaneciera en la plaza bebiendo, "porque tenía 13 años recién cumplidos en ese momento y conocía incluso por su boca que los fines de semana hacía 'botellón' con sus amigas".

El acusado, agrega la sentencia, "quiere llevársela para evitar un peligro, se preocupa, y ella al desobedecer primero y luego al oponer resistencia física es cuando produce, con su actitud, que la actuación del padre deba imponerse, por su bien, no porque quisiera agredir ni siquiera corregir o castigar, sino preservar su integridad; no quería dejarla en esas condiciones y a esa hora en la calle".

La magistrada afirma que los hechos causaron extrañeza en las personas que pasaban en ese momento por la calle, lo cual "es lógico si tenemos en cuenta que la niña gritaba y se resistía físicamente a irse del lugar, pero no por ello podemos deducir que la actitud del padre es excesiva y merecedora de reproche penal". "Antes al contrario, es obligación de los padres proteger a sus hijos, incluso contra ellos mismos", subraya. (El Mundo)

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SOCIEDAD ENFERMA.

Que una niña ebria de trece años quiera meter en la cárcel a su padre porque se la llevó a casa a la fuerza, dado que ella quería seguir con la juerga, muestra el grado de degradación moral en el que estamos inmersos. Y que este caso haya llegado a los juzgados, también es preocupante.

¿Qué futuro nos espera? Me encanta decir cosas que escandalizan a los más gilipollas, a los progres. O sea, para recuperar la salud moral de esta sociedad y poder avanzar, necesitamos que, en la familia y en la escuela, se transmitan valores, además de conocimientos. Honradez, sentido de la responsabilidad, respeto por los demás y especialmente por la autoridad del maestro, trabajo y disciplina.

Estos valores facilitan la creación de hombres y mujeres de valía. Personas decentes y responsables. Personas capaces de mantener la palabra dada. Capaces de ponerse una meta y perseguirla, a pesar de las dificultades y las zancadillas que pone la vida.

Por tanto, no a la LOGSE, ni Educación para la Ciudadanía. Frente a lo primero, transmisión de conocimientos, reflexión y codos. Y recompensar el mérito y el esfuerzo. Frente a lo segundo, Constitución y Derechos Humanos.

Sebastián Urbina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo el Catecismo que yo estudié:

¿Qué se debe a los padres? Amor, respeto y obediencia.

Y me pregunto dónde ha quedado todo aquello. Como es posible que algo tan elemental como esto ya no sea universalmente admitido como lo era entonces.

Y vamos a ver ¿en qué estaba pensando el abogado que llevó la acusación de la hija contra su padre? ¿Haría algún intento para que la moza entrara en razón? Y efectivamente la sociedad está muy enferma cuando una chicuela de 13 años se atreve a iniciar una penal contra su padre por esta causa.

Muy mal anda la sociedad cuando entre todos no hemos sido capaces de inculcar a nuestros adolescentes la idea de que los padres son quienes dirigen la vida de sus hijos menores, por ser eso tanto un derecho como una obligación.

Y a ese pobre padre no se qué le diría para consolarle, porque estará hecho polvo. El es padre, y no podrá pensar (como si pienso yo) que ya que tiene la desgracia de tener una hija así, si ella no quiere verle y pide el alejamiento... pues le está haciendo un favor. A un hija así, más vale no verla.

Ah!!!! y todas estas progres, ¿qué harán cuando prospere la alianza de civilizaciones que impulsa la progresía, y los musulmanes nos impongan sus conservadoras costumbres?

Pais de locos...

Anónimo dijo...

Con los 10 Mandamientos de la ley cristiana, ya no hace falta más.