La risa floja
24 de Febrero de 2010 - 20:48:20 - Luis del Pino
Buenafuente tiene mucha gracia. Tanta, que hasta encuentra gracioso que sigamos sin saber cuál fue el arma del crimen que se utilizó para asesinar a 193 personas el 11-M. ¡No me digan que no hay que tener sentido del humor! Para mondarse de la risa, oiga. Es casi, casi tan gracioso como aquello de Elvis que dijo Zapatero en el Parlamento.Buenafuente no sería capaz de decirles a los españoles los nombres de las personas que pusieron las diez bombas que estallaron en los trenes, por la sencilla razón de que la versión oficial ni siquiera se molesta en fingir que se saben esos nombres. Pero, en lugar de preguntarse cómo es posible que sigamos sin saber quién puso las bombas que provocaron un vuelco electoral, a Buenafuente le entra la risa floja con los vídeos de la pericial de explosivos. Verdaderamente desternillante.
Buenafuente tampoco podría explicar a los ciudadanos por qué se detuvo a bombo y platillo a 116 personas, casi todas musulmanas, a lo largo de las investigaciones, para luego irlas poniendo silenciosamente en la calle. Pero, en lugar de preguntarse cómo es posible que los tribunales españoles sólo hayan condenado a 3 personas por la autoría material de la masacre, Buenafuente se descojona vivo con los vídeos de la pericial de explosivos. Comicidad en estado puro.
Buenafuente no podría, aunque quisiera, justificar por qué todas las pruebas con las que se ha construido la versión oficial son pruebas colocadas fuera de los trenes, es decir, fuera del escenario del crimen. Pero, en lugar de maravillarse de que los trenes de la muerte se comenzaran a desguazar a toda prisa 48 horas después de la masacre, Buenafuente se parte el pecho a carcajadas con los vídeos de la pericial de explosivos. Un ataque permanente de risa.
Supongo que Buenafuente no tiene ningún familiar entre los muertos o heridos del 11-M. Porque imagino que, si lo tuviera, probablemente se daría cuenta de cómo puede sentirse alguien viéndole tomarse a chirigota esos vídeos de la prueba pericial de explosivos que fueron solicitados por una asociación de víctimas, precisamente para tratar de encontrar esa verdad que la Justicia les niega.
Buenafuente es un humorista muy profesional y muy gracioso. Tan gracioso y tan buen profesional, que estoy seguro de que, de haber vivido en la Alemania de los años 30, habría hecho unos chistes de judíos verdaderamente descacharrantes.
Y además habría sabido encontrar quien apreciara su extraordinario sentido del humor.
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