viernes, 12 de febrero de 2010

SE SIENTEN SUPERIORES.





LAS VENTAJAS DE SEPARASE DE ESPAÑA.


En Cataluña todo lleva el nombre de "nacional", y no hay hijo de vecino que al crear cualquier chiringuito lo haga en nombre de Cataluña. Como el aparente Cercle Català de Negocis (CCN). Nadie sabe quiénes son ni a quiénes representan, pero han puesto en circulación la última chorrada sobre Las ventajas de separarse de España. Todo basado en la avaricia económica. Simplificado: como somos más ricos, si nos lo quedamos todo, la independencia nos traerá el paraíso.

Les hacemos publicidad gratuita, le inflamamos sus contenidos con nuestras críticas. Somos idiotas, yo el primero. Pero obviarlo no es mejor, porque el silencio y la simulación nos han traído hasta aquí. Es preferible la información, enfrentarse a los hechos y esparcirlos a los cuatro vientos. España es una nación de ciudadanos adultos, algún día habrán de comportarse como tales. Si después de procesar las chorradas deciden dejarse avasallar y no hacer nada, pues aquí pan y después gloria. Al fin y al pago somos tierra de Sanchos más que de Quijotes. Pero uno confía en el pulso de la nación, una nación de hombres libres e iguales, amantes del progreso, la libertad y la justicia. Algún día habrá de brotar del marasmo. Y si no, a dormir la siesta, que es muy española. Más duro será el despertar.

Sólo quienes se sienten superiores, se quieren diferenciar. Estos nacionalistas de la pela, además, se quieren separar. Dan cifras, alimentan el egoísmo puro y duro. Arropados en la bandera pretender desandar dos siglos de conquistas sociales, donde las rentas más altas cooperan con las más bajas. Es la esencia de los Estados sociales y democráticos de derecho. Los que nos han dado las sociedades más justas y libres de la historia de la humanidad.

Nos quieren hacer trampas, parapetados tras el cuento de la independencia, venden libertad y comprar conciencias. Con los métodos más reaccionarios de las sociedades predemocráticas.

Estos recursos argumentativos han sido precedidos de otros muchos. Como la simpleza de reducir la supuesta desafección de Cataluña con España a los matrimonios mal avenidos. Cuando una pareja no se entiende, se divorcia y asunto solucionado, dicen. Y sentencian, mejor separados que mal avenidos. A esa simplicidad reducen la trama de afectos e intereses de millones de personas que no forman matrimonio alguno. Como si Cataluña y España fueran personalizaciones con vida y sentimientos capaces de obrar y decidir con voluntad propia.

Confunden la capacidad de dos personas individuales para decidir sobre sus vidas, con la de millones de personas cuyas cuitas personales son distintas entre sí e imposibles de reducirse a dos voluntades enfrentadas. El que haya un número determinado de ciudadanos insatisfechos con su pertenencia a España no les da derecho a suponerse la encarnación de Cataluña y, por ende, con capacidad para separarse de España. Ni ellos son Cataluña, ni España es un ente unívoco casado y mal avenido con esa pareja de pacotilla. Es como si las desavenencias de algunos matrimonios de una ciudad fueran razón suficiente para obligar a todos los matrimonios de esa ciudad a la separación.

España y Cataluña no son un matrimonio, sino un Estado único, y la separación de alguna de sus partes depende de la soberanía del conjunto. Así que en este falso matrimonio tienen voz y voto 47 millones de españoles.

En una cosa tienen razón estos reaccionarios: la independencia sí sería rentable, muy rentable. No para Cataluña, pero sí para ellos, para esta casta de nacionalistas que viven del "negocio nacional". Con la independencia llegarían un sinfín de puestos burocráticos: embajadores, representantes en el Vaticano, corresponsales de prensa, directores, subdirectores y secretarias del Banco Nacional, inspectores lingüísticos, presidentes de selecciones deportivas, mediadores para negociar los conflictos con el Estado español... en fin, todo imprescindible para salir de la depresión que nos atormenta.

2 comentarios:

teresa nieto dijo...

He tenido algunos amigos, amigas y sense nom, catalanes. Como yo soy natural de la Herrera , provincia de Albacete, tuve que aprender de nena el habla de Mallorca. Ahora es el Catalán, (y como encima hice teatro en la compañia de Xesc Forteza, al que vergonzosamente un Conseller nacionalista le hizo un homenaje, en contra de Xesc,) voy conviviendo con una sociedad en donde no se tiene nunca en cuenta la aportación que miles de personas como yo, han traido a esta tierra, en donde hemos estado hasta hace pocos años, convencidos de que sólo nos trasladabámos a otra parcela del estado Español. Los emigrantes de mi tiempo, se iban a Alemania.
Bien; dicho esto, ahora me siento extranjera en Mallorca. Hasta en mi terreno físico, en mi casa, en donde he pagado la " quarterada", mi techo está compartido y mis hijos han nacido todos aquí, se nota la gran presión que se sufre. Los letreros, los correos que te mandan conocidos y amigos.
Hubo un tiempo, en que tuve una amiga íntima catalana. Havia venido de Barcelona buscando el protaganismo político que le negaban allí, y como aquí somos pocos y mal avenidos, enseguida encontró acomodo en organizaciones. Esa amiga Catalana, me enseñó que el truco de Cataluya está siempre en hacer la " puta y la ramoneta", ponerse el gorro de nacionalista para defender el presupuesto,y españolista para ir en las mejores listas. Ya ven,- siempre son las listas de los listos-. Yo como soy idiota, creí que esto era una estrategia para avanzar en puestos políticos, pero pobre de mí, he comprobrado la verdad de la fórmula.No solo da resultado sinó que supone un patrimonio para el que lo puede controlar. Los idiotas como yó, o somos poco valorados, o es cierto que no tenemos para presumir.
Mi amiga catalana, no ha dejado en Mallorca,otro beneficio que no sea afecto a su programa, y dudo que sus impuestos de renta puedan superar a los paisanos de Albacete.
Hace muchos meses, que no compro productos catalanes , pero no crean que esto que les cuento es un triunfo. Yo apenas puedo llegar a fin de mes y mi ex-amiga es Eurodiputada.

Sebastián Urbina dijo...

Es cierto. Pero Teresa es una persona respetable y la eurodiputada, no. Para algunas personas, esta diferencia es importante.