('Mirar hacia otro lado', uno de los deportes preferidos por buena parte de la población de Cataluña. Produce indignación y vergüenza.
Por no hablar de la actitud de los dos grandes partidos. ¿Qué calificativos deberíamos utilizar para poner en evidencia su deslealtad constitucional, su cobardía e irresponsabilidad a la largo de los últimos treinta y cinco años?
Insisto. ¿Merecen ser votados?)
NO ES ÉTICO MIRAR HACIA OTRO LADO.
Por qué me fui de Cataluña
La mayoría nos fuimos forzados por el ambiente de intransigencia y rechazo que sufrimos dentro del ámbito escolar y que empezó a extenderse a toda la vida social y cultural. Como enseñantes nos vimos señalados y excluidos por el simple hecho de no hablar catalán. Este era nuestro mayor delito.
Estorbábamos para el proyecto nacional-independentista. La purga se hizo siguiendo el modelo pujolista: en silencio, incumpliendo la ley, negando los hechos, acusando y acosando individual y colectivamente a los que nos negamos a aceptar la imposición del monolingüismo.
(Crónica Global)
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–¿Cómo ha vivido esa «catalanización» de las aulas?
–Ha sido el caballo de Troya del nacionalismo y el independentismo. Empezó en los años ochenta, cuando entró Pujol en el poder. Y ha sido una hoja de ruta perfectamente diseñada. La primera opción fue expulsar de Cataluña a 14.000 maestros, a raíz de la ley de política lingüística, porque les obligaban a dar las clases en catalán en primaria. Unos por comodidad, otros por acoso, otros porque fueron expulsados...
Y fueron reemplazados por catalanistas. En 1995, la Asociación por la Tolerancia, grupo que lleva denunciado estas cosas desde el año 1992, hicimos una caravana por la tolerancia lingüística por toda Cataluña para denunciar lo que ocurría, que es exactamente lo que está pasando ahora. En una conferencia, dije que en Cataluña hay un sistema educativo, llamado inmersión, que implica que no se puede estudiar en castellano. Y que los maestros son el ejército de Cataluña que nos están mentalizando en contra de España. No sólo son los libros de texto. No me creyeron. Y hoy es lo que ocurre.
–¿Cómo ha repercutido en los alumnos?
–Buena parte de la juventud de Cataluña, que no saben lo que es el expolio fiscal y conocen el concepto de «España nos roba», se han sumado al independentismo como si fuera una final de Champions League del Barça, con la misma inconsciencia. Es un pensamiento, un lenguaje propio del fútbol: los míos son los buenos. Han convertido una sociedad culta como la catalana en una sociedad muy parecida a un rebaño. Nadie se atreve a oponerse a lo que una mayoría virtual impone. Es una mentalidad totalitaria. Este tipo de actuación es la que han construido durante años las escuelas. Después de 30 años, tenemos las consecuencias: las escuelas son fábricas de nacionalistas.
–¿Se politiza a los alumnos?
–Las consultas populares por el derecho a decidir: en muchos institutos se han puesto publicidades de esas consultas en función de si el director y los profesores lo determinan. Eso se hace. Y ahí se quedan. Como hay un grupo activo, nadie se opone. Es como cuando en un claustro de profesores queda mal hablar en castellano, aunque la mitad la tengan como su lengua materna.
–¿Esta situación ha generado un nivel cultural más bajo en los alumnos?
–No. La Logse es, simple y llanamente, un «no sistema educativo». No se ha primado el esfuerzo, ni la responsabilidad ni los contenidos. Se ha destruido el sistema educativo aquí, en Galicia, en Madrid y en todos lados.
–¿Está de acuerdo con las palabras del ministro Wert sobre la necesidad de «españolizar» las aulas catalanas?
–El Gobierno tiene que hacer que se cumpla la Ley: que en todos los colegios públicos de Cataluña pueda estudiarse en catalán y en castellano. Ahora bien, si no tienen coraje para hacer que se cumpla la ley, me conformo con que, al menos, se subvencionen colegios en castellano. Como un mal menor.
(La Razón)
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