(Hace pocas fechas, se publicaba un artículo en El Mundo, firmado por Manuel Hidalgo, que anunciaba la aparición de un partido de 'extrema derecha'. O sea, VOX. Poco más tarde, el periodista Federico Quevedo hablaba incluso de 'sicarios que apoyan a VOX'. O sea, asesinos a sueldo.
Pero lo que no esperaba es que un alcalde del Partido Popular (en la foto) se pusiera a la altura de los anteriores y vomitara su estupidez y su miseria moral. Como los antes citados. Es decir, acusando a VOX de partido 'heredero de Blas Piñar'. Recordemos que su trayectoria política y su vida pública siempre se identificaron con el franquismo.
Tipejos miserables. Espero que VOX os haga el daño electoral que os merecéis. ¿Cómo os atrevéis a calificar de franquistas a personas como Vidal Quadras, Abascal, Ignacio Camuñas, Ortega Lara José Luis González Quirós ...
No tenéis vergüenza.)
EL PARTIDO POPULAR HUELE MAL
El fundador de Vox, Santiago Abascal, ha tachado las críticas de Maroto en El Correo, como un intento de "situar a Vox fuera del sistema", una crítica que, a juicio de Abascal, son "insultos de grueso calibre" que "obedecen al nerviosismo" por el trasvase de votos que, según el fundador de Vox, se va a producir en Vitoria desde el PP a su partido.
El domingo, el alcalde de Vitoria decía en una entrevista en este mismo periódico que para él era "un alivio" que "los herederos de Blas Piñar digan que ahora son de Vox. Es bastante sintomático", añadía. Además, destacaba que "me parece relevante que algunas sensibilidades se hayan apuntado a la ideología de Vox", porque eso significa, a su juicio, que "el PP está teniendo un mensaje centrado que abarca un espectro social amplio y que algunos discursos con los que no me identifico tienen que tener otro canal como pasa en otros países de Europa".
En cuanto a su partido, Maroto señalaba que es "plural, afortunadamente" y añadía que está "orgullosísimo de pensar como pienso y de ser reconocido dentro del partido como una persona con una sensibilidad compatible con otras".
(ld)
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NOVEDAD.
No soy vidente, pero me
arriesgo a pronosticar la principal novedad política para los meses próximos: la aparición de un partido de extrema-derecha
con posibilidades significativas en las elecciones de 2015.
Desde la desaparición de Fuerza Nueva, la extrema-derecha
social y política ha estado cobijada en Alianza Popular, primero, y en el PP
hasta hoy mismo,
dejando en los márgenes extraparlamentarios a grupúsculos falangistas y
neonazis.
No va a ser exactamente el
residual extremismo azul, pardo o negro el que va a fraguar en un nuevo
partido. Va a ser una extrema derecha
de «cuello blanco», que no se reconocerá como tal, que no cuestionará
públicamente la democracia, pero que abogará por un autoritarismo reaccionario.
El caldo de cultivo se ha intensificado con la anulación de la doctrina
Parot, las pulsiones independentistas en Cataluña y el País Vasco, el desquicie
de la crisis económica, el desplome de la imagen de la Monarquía y la
corrupción de los partidos y de los políticos, factor este último que resucita
la crítica franquista a los males de la partitocracia y excita en esos sectores
la añoranza de un fuerte partido-guía. El auge del nacionalismo español frente
a los periféricos, la prevención xenófoba hacia los inmigrantes en tiempos de
crisis y de reverdecimiento de ese nacionalismo español y la concurrencia de
los católicos más integristas van a completar el precipitado que cristalizará
en ese partido de extrema-derecha.
Ya hay políticos que
están dando los pasos.
Algunos proceden, estaban o están situados en la órbita del PP del País Vasco y
Cataluña y han visto cómo sus tesis eran derrotadas y ellos mismos desplazados.
Esos y otros se proponen confluir con personas que transitan por el terreno de algunas
asociaciones de víctimas del terrorismo y atraer, con un populismo
nacionalista, a quienes se mueven en el magma del integrismo católico. Hay
medios y periodistas perfectamente alineados, sea o no su intención contribuir
al fenómeno.
Dicen por ahí que la ley
Gallardón sobre el aborto y otras leyes recientes en marcha son un guiño a esos
sectores. Si lo son, no bastarán y llegan tarde. Estoy convencido de que Ana
Botella se refería a la próxima aparición de ese partido de extrema-derecha
cuando habló, en el Siglo XXI, de un riesgo de fractura en el suelo electoral
del PP.
(El Mundo/Manuel Hidalgo.)
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IDIOTECES
POLÍTICAMENTE CORRECTAS.
El artículo ‘Novedad’ de Manuel Hidalgo/ElMundo, nos ilustra de la llegada
de una ‘extrema derecha de cuello blanco’, que no se reconocerá como tal.
Me interesa justificar mi afirmación. No pretendo calificar sin más, sino
mostrar que lo que dice M.H., es un ejemplo de las muchas idioteces políticamente correctas que nos invaden. El
lector decidirá.
Antes de analizar su artículo, aclaremos el significado de ‘extrema
derecha’, para saber, con precisión, a qué se refiere.
Dado que en el diccionario de la Real Academia Española no aparece la voz
‘extrema derecha’, acudo a Wikipedia:
‘Extrema
derecha o ultraderecha son términos utilizados en política en sentido
peyorativo para describir movimientos y partidos políticos con tendencia
populista que sostienen un discurso ultranacionalista, xenófobo y autoritario,
en defensa exacerbada de la identidad nacional que no aboga por el
mantenimiento de las instituciones y las libertades democráticas.’
Lo
diga Wikipedia, o no, la expresión ‘extrema derecha’, aquí y ahora, es
peyorativa. Aunque dice que sí lo es. Por tanto, M. H., habla, peyorativamente, de un posible
nuevo partido. ¿Por qué?
Porque sería autoritario, xenófobo y ultranacionalista españolista.
Veamos estas acusaciones más de cerca.
Autoritario.
Esta vez sí. El diccionario de la RAE dice en su cuarta acepción: ‘Dicho de un régimen o de una organización
política: Que ejerce el poder sin limitaciones’. Las tres acepciones
primeras son redundantes. La cuarta, que es la utilizada, es la más
explicativa. Por tanto, es propio de un poder político sin limitaciones que no
abogue por el mantenimiento de las instituciones y libertades democráticas. En
consecuencia, según M.H, el nuevo partido no sería democrático. Esto es lo que
significa de ‘extrema derecha’. Aunque sea de ‘cuello blanco’.
Para contextualizar la supuesta xenofobia de este nuevo partido, supuestamente de ‘extrema derecha’, veamos esta noticia:
‘... hemos conocido la noticia de que el primer ministro británico abanderó la introducción a última hora en el Parlamento de una nueva regulación que restringirá el acceso a las prestaciones sociales de los inmigrantes europeos, a fin de disuadir a aquellos que pretendan "vivir del Estado". El Gobierno conservador-liberal demócrata tramitó la normativa con urgencia para que pueda entrar en vigor el 1 de enero de 2014... (18/Diciembre 2013/ld).
O sea, en nuestro entorno europeo tendríamos ya partidos de ‘extrema derecha’, como sería el caso del gobierno conservador de Cameron. Como resulta que este señor ha sido elegido democráticamente, la mayoría de los británicos serían de ‘extrema derecha’. Con elecciones democráticas, eso sí. Aunque no es el único gobierno europeo que toma medidas parecidas en materia de inmigración. Pero no quiero extenderme en esta cuestión.
Ultranacionalista españolista.
Suena a broma pero me lo tomaré en serio, porque no es bueno dejar que la progresía diga cualquier tontería políticamente correcta sin recibir contestación. España es uno de los pocos países (tal vez el único) en el que mucha gente (mucha) se avergüenza de agitar la bandera nacional. Podría ser acusado de ‘facha’. Es uno de los pocos países (por no decir el único) en el que cantar el himno nacional es peligroso indicio de ser de ‘extrema derecha’.
No voy a extenderme. No hay peor sordo que el que no quiere oír. Prefiero aconsejar (al lector) la lectura del libro de César Alonso de los Ríos, ‘La izquierda y la nación. Una traición políticamente correcta’. Es más que suficiente para darse cuenta de la peligrosa e inexacta bobada de M.H.
Resumiendo. Si usted cree que la liberación del asesino Bolinaza es criticable, máxime cuando el gobierno no estaba obligado a liberarle, es de extrema derecha. Si usted se ha molestado (ya no digamos indignado) por la anulación de la doctrina Parot, es de extrema derecha. Si a usted le irritan las pulsiones independentistas en Cataluña y País Vasco, es de extrema derecha. Si usted se cabrea con la corrupción de los partidos y los políticos, es usted de extrema derecha. Si usted va a misa y a comulgar todos los domingos, es de extrema derecha. Si usted cree que el aborto no es un derecho y que debería ser regulado en forma de plazos o supuestos, es de extrema derecha. Etcétera.
O sea, usted merece el más profundo y sano desprecio de los auténticamente demócratas, como Manuel Hidalgo.
Sugerencia. No permita que la idiotez políticamente correcta le amargue el turrón.
Sebastián Urbina.
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ÚLTIMAS NOTICIAS. PARA NO SER MENOS, DON ALFREDO (el del 'Faisán') SE SUMA A LOS REBUZNOS.
"La extrema derecha del partido"
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