miércoles, 5 de febrero de 2014

OFENSAS Y ESTUPIDECES

 
 
 
 
 
(Estas frases ofensivas, como que Murcia o Castilla-La Mancha no pueden tener el autogobierno que tiene Cataluña, no se deben, en muchos casos, a idiotez o insultante ignorancia. Que también.
 
En muchos casos, se deben a que el 'mundo de la cultura' ha interiorizado los mensajes nacionalistas, explícitos y/o implícitos. O sea, han interiorizado su lenguaje. Lo que supone una derrota para ellos y una victoria de los separatistas.

 
Un ejemplo muy conocido para resumir. Se hizo famosa la frase 'Café para todos'. Pues bien, muchos ilustres próceres- y no hablo de los separatistas, que por supuesto- daban, y dan por sentado que es un grave error. Que los 'territorios comanches' han de tener más. No son como los otros.
 
 
Estas peligrosas idioteces, en el siglo XXI, y hablando de sistemas democráticos, son, además, repulsivas. Una de las grandes conquistas de la humanidad, en el terreno jurídico-político, es la 'igualdad de los ciudadanos ante la ley'.
 
Por mí, estos ilustres próceres y sus amigos- o enemigos, igual me da- separatistas, se pueden meter el 'hecho diferencial' donde les quepa. Yo respeto profundamente los 'hechos diferenciales', pero nada de regímenes especiales y mejores, o más subvencionados, para satisfacer a los dolientes, victimistas y chantajistas antiespañoles. ¿O todavía no se han enterado?
 
¡Ya basta de tanta idiotez! ¡Y no insulten más a Murcia, Castilla-La Mancha, u otra región española. ¡No sean tan cretinos como los separatistas!
 
Sebastián Urbina.
 
 
 
 
Palabras mayores que ofenden.
De vez en cuando, sólo de vez en cuando, se muestran a campo descubierto la involución de valores democráticos y las tenebrosas raíces de los males secesionistas y , ya, sediciosos, que asuelan a la ciudadanía española. Nada que ver con inevitables empobrecimientos ni exilios del euro, nada que ver con descentralizaciones operativas y eficaces, nada que ver con naciones culturales (que, sea lo que sea ello, nunca coinciden con las fronteras en las que las oligarquías secesionistas quieren elevar los muros de la separación).
 
La hidra va por otro lado. Y se les escapa a los mejores. Así un periodista encumbrado afirmaba en un diario de relumbre nacional, poco ha, que: Cataluña no es ni puede ser como Murcia…. Por supuesto sin explicar por qué, no vaya a ser que alguien piense un poco en la barbaridad insultante que pueden ser los apotegmas de corte etnicista o racista, y que, tal vez, éste lo sea. Alguien podría pensar que es ocurrencia de plumilla ilustre y no prestar atención.. 

Pero lo sentimos mucho, la realidad existe y no se puede esquivar cuando Don Felipe González, persona que ya pertenece ineluctablemente a la Historia de esta Nación, y que, además, ha hecho sin duda cosas buenas e importantes para ella, manifestaba en el mismo diario: “El autogobierno de Castilla-La Mancha no debe ser igual que el de Cataluña”, hablando exclusivamente de la Cataluña española, por supuesto. Vaya, antes los murcianos ahora los toledanos. Y a mí que, siendo de abolengo catalán, y orgulloso de tenerlo, me enseñaron que no por ello era más que nadie. Que era bastante repugnante y propio de regímenes racistas crear castas de distintas categorías entre los ciudadanos.

¿Por qué un español de Olot debe tener distintos derechos políticos que uno de Lorca en 2014? ¿Por qué una señora de Ripoll “merece” más derechos políticos que una señora de Cuenca? Cuando uno se adentra en buscar contestaciones a esas preguntas, empiezan a surgir los fantasmas del racismo , las castas, la insolidaridad, el etnicismo. Empieza a oler fatal. Y, por favor, no desenfoquemos los aspectos culturales como explicación. 

Que España es plural es una bendita evidencia, como lo es que Francia e Italia lo son. ¿Qué tendrá que ver eso con que deje de ser una unidad política de ciudadanos? Que en Cataluña existe una lengua regional bastante o muy implantada con su literatura y su historia viva es otra evidencia. Pero protegerla , cuidarla, impulsarla es una obligación de todos los españoles, no sólo de los hispano catalanes, y una riqueza para todos los españoles. Y por cierto, también de los franceses. ¿Qué tendrá que ver eso con concederles el derecho a unos gobernantes regionales de suprimir el derecho de todos los españoles de estudiar en español moren dónde moren?

Miren, si acudimos a mitificar situaciones de la Historia de hace siglos, el autogobierno mayor debería ser reclamado por Las Encartaciones o el Maestrazgo, y la Borgoña, y Prusia y Rutenia y el rey de Patones. Y la democracia no existiría. Porque ese es el meollo. Con las declaraciones que intentan justificar, por miedo, interés o comodidad la existencia de españoles de primera, de segunda (por ejemplo y por lo visto, murcianos y albacetenses entre otros) y de cuarta ( os que sólo usan el español que deben ser la hez cultural) lo que se está destrozando es una democracia de ciudadanos con igualdad de derechos y obligaciones ante la Ley, e igualdad de respeto debido y de consideración. Se está destrozando una democracia de valores humanistas. La que inspiraba nuestra Constitución.

Declaraciones como las señaladas (y muchos otros ejemplos cabrían, los de los “cofederalistas”) son palabras mayores que ofenden, que no se explican ( porque ¡ay! lo que habría que taparse la nariz) y que no casan con una democracia moderna de ciudadanos, lo que fuimos brevemente durante los primeros años de la Transición. El primer día que se empezó a hablar del “encaje de Cataluña en España”, como si fuera un ente extraño, o de las relaciones de la Cataluña (española) con España, la democracia empezó a erosionarse. Porque Cataluña no es de España, sino que es España, y España un conjunto de ciudadanos libres, no un conjunto de territorios caciquiles.

(LaVozLibre/Enrique Calvet Chambon.Economista

 y miembro del Comité Económico y Social Europeo.)

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