(Todos estamos tranquilos ante la firme decisión de Rajoy de defender la legalidad y no permitir violaciones constitucionales.
En la foto, pueden ver la cara de firmeza de Mariano. Es la misma que puso cuando juró cumplir y hacer cumplir la Constitución.
PD. Mariano, envíale más dinero a don Arturo. ¿Tú sabes lo que cuesta todo esto? Venga, venga.
PD. De cada vez hay más gente que te quiere votar. Sigue por ahí, Mariano.)
No descarta una declaración unilateral de independencia
"No temo al choque de trenes, estoy dispuesto a lo que haga falta''.
(Crónica Global.)
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Pero los empresarios catalanes, ni quieren hacer el ridículo, ni quieren arruinarse.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
Pero los empresarios catalanes, ni quieren hacer el ridículo, ni quieren arruinarse.
Año de consulta independentista,
pero también de plante del empresariado catalán. A modo de vasos
comunicantes, el acelerador secesionista del presidente de la
Generalitat, Artur Mas,
ha tenido como respuesta un alud de críticas sin precedentes por parte
de directivos, financieros y hombres de negocios que rechazan la ruptura
con España. Y si antes este sector optaba por el silencio para
salvarguardar sus intereses, aunque en privado expresaban su
preocupación, ahora los avisos son públicos y notorios. Son gestos
individuales, sí, pero transmiten el malestar de quienes son el motor de
la economía catalana, es decir, española. No en vano, la mayoría de las
empresas que dan apoyo a Marca España son catalanas, entre ellas Freixenet y La Caixa, cuyos presidentes se han desmarcado esta semana de la aventura separatista.
José Luis Bonet
es un empresario catalán de pura cepa, nunca mejor dicho. Hombre hecho a
sí mismo, posee una de las empresas de cava más importantes del mundo.
Sus declaraciones al diario «The New York Times» el pasado mes de
octubre en las que aseguraba que «Cataluña es una parte esencial de España y
así es como debería continuar» levantaron ampollas. Hay quien incitó al
boicot en las redes sociales, pero lejos de amilanarse, Bonet acudió el
25 de enero a la convención del PP catalán para participar en un debate
moderado por el jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas,
donde afirmó que «es tan estrecha la relación entre Cataluña y España,
somos tan “unos” que será difícil dividirnos».
No fue difícil convencer a
Bonet, que además preside Feria de Barcelona, de que acudiera al
cónclave popular. Bastaron dos llamadas, las del secretario general del
PPC, Jordi Cornet, y la de la diputada Dolors Montserrat —vecina del municipio donde está la sede de Freixenet, Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona)—.
Igualmente significativa es la postura del presidente de La Caixa, Isidre Fainé, quien este mismo viernes, se pronunció sobre el proceso soberanista catalán.
Defendió «un gran acuerdo» entre los gobiernos central y autonómico y
aseguró tener «gran confianza» en los líderes políticos, pues solo
concibe una solución dentro de la ley. Palabras parecidas pronunció en
Washington, en un acto celebrado en la residencia del embajador español.
Fainé es quizá el hombre más poderoso en Cataluña y en encuentros
privados con Mas, le ha instado a seguir la senda de la moderación. «Hay
muchos empresarios que venimos diciendo que mejor juntos que separados. Yo lo he dicho 25.000 veces», aseguró esta semana el presidente de la CEOE, Juan Rosell, ex presidente de la patronal catalana Fomento.
Pero no parece que el líder nacionalista esté dispuesto a
dar marcha atrás, a juzgar por los comentarios que realiza en foros
empresariales. Según ha podido saber ABC, en una reunión no oficial con
directivos de banca, Mas aseguró estar dispuesto a inmolarse
y ceder el liderazgo de la causa secesionista a ERC si, como se prevé,
la consulta del 9 de noviembre no puede celebrarse y se adelantan
elecciones.
Mentar a ERC ante un empresario es llamar al mal tiempo. No
solo por la mala experiencia del Gobierno tripartito, donde
contribuyeron a disparar la deuda catalana a base de incrementar el
gasto público, sino por la presión fiscal que Artur Mas ha aceptado
aumentar en base a su acuerdo de legislatura con el republicano Oriol
Junqueras. Nada menos que 30 nuevas tasas contemplan los presupuestos de la Generalitat para 2014.
Este es el compañero de viaje que ha elegido el presidente
catalán en su proyecto independentista. Un proyecto que también rechaza
el presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu,
quien el pasado 24 de enero, con motivo de la presentación de los
resultados de la segunda entidad financiera catalana, aseguró que la
consulta «no forma parte de nuestros escenarios económicos». De «postura
suicida» califican algunos empresarios la decisión de Artur Mas de
abrazar el separatismo. Asegura a todo aquel hombre de negocios que le
quiera oir, especialmente en actos no oficiales, que vale la pena asumir
el riesgo de salir de la Unión Europea, perder inversiones y posición
en el PIB y arrastrar la consideración de «bono basura». «Si hemos
aguantado más de mil años (el nacionalismo asegura que Cataluña es una
nación milenaria), merece la pena pasar unos cuantos años mal», afirma el líder de CiU.
Obviamente, este planteamiento pone los pelos de punta al
empresariado, que en fase de superar la crisis económica lo que menos
necesita ahora es una inseguridad jurídica que ahuyente al inversor
extranjero. La historia reciente demuestra que cuando a un empresario
catalán tiene que elegir entre la patria o el dinero, elige lo segundo.
El caso Spanair, cuya falta de viabilidad provocó una estampida de los
empresarios que debían financiar la aerolínea catalana, es un ejemplo.
Un fiasco de estas características no se soluciona en esos almuerzos en
el Empordà en los que Mas se siente tan cómodo. Fue en un formato de
estas características donde ofreció a Salvador Alemany, presidente de
Abertis, la Consejería de Economía. Alemany la rechazó,
pero aceptó presidir un comité asesor de la Generalitat. A finales de
diciembre, Alemany dijo que en el proceso catalán «no se puede acabar de
ninguna otra manera que no sea con el diálogo».
Precisamente de diálogo se habló en otra comida en el
Empordà, la organizada por el cazatalentos Luis Conde, al que asistieron
el propio Mas, dos ministros españoles, la ex presidenta de la
Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (que
trabaja para Conde), y una pléyade de empresarios. Conde expresó que no
sabe «por qué los empresarios están tan callados» sobre la cuestión
catalana. «El empresariado está muy preocupado y demasiado callado;
lo que quiere es estabilidad; debemos luchar para conseguir una
solución para los próximos cinco años, no un proyecto para dentro de
veinte años». Propone cambios en este sentido, pero «estoy convencido de
que es mejor el acuerdo que la decisión de marchar».
Destacar que quien abrió fuego en este desmarque empresarial del independentismo fue el presidente del grupo Planeta, José Manuel Lara, quien hace algo más de un año, dijo que si Cataluña rompe con España «Planeta se tendrá que ir».
(ABC)
No hay comentarios:
Publicar un comentario