jueves, 24 de noviembre de 2016

¿PACTO O RENDICIÓN?


 (Al PSOE, la nación española le importa poco. Hay que ser ciego para no verlo. Esto es un drama. Y pagaremos- ya pagamos- las graves consecuencias.

Da igual que haya socialistas disconformes con la rendición a los separatistas. Lo importante es que sus dirigentes se rinden. Y si Sánchez ganara la próxima batalla dentro del partido, se rendirían más.

¿Hasta dónde llegaremos antes de que el entramado explote?)






 ¿PACTO O RENDICIÓN?

¿Es bueno o malo el pacto de gobierno del PNV y el PSE? Depende. Para el PNV no es bueno, sino excelente. Le asegura continuar al frente del País Vasco y adelantar gratis su agenda nacionalista, un auténtico chollo. El PSE, en cambio, aparte de los cargos que ocuparán sus dirigentes, no obtiene absolutamente nada. 

Al revés, cede ante un partido que, por «moderado» que se presente, intenta alejarse lo más posible de España, la gran perdedora en este pacto. Que se alcanzara a espaldas del PSOE nacional advierte de su insidia, como la nada entusiasta reacción de este. Ha sido un autogol con alevosía. Tras el desmarque catalán, sólo le faltaba al PSOE otro vasco. ¿Cuál será el próximo? ¿O no habrá próximo, sino explosión interna?


Vayamos por partes. Los peneuvistas han obtenido de los socialistas vascos lo que sabían que no iban a conseguir del PP: el compromiso de reformar el Estatuto de Guernica «profundizando y mejorando el autogobierno», así como «debatir el derecho a decidir, el reconocimiento de Euskadi como nación y la reforma de la Constitución». Lo que supone dos graves transgresiones de la misma: «derecho a decidir» es una paráfrasis de autodeterminación. «Reconocimiento de Euskadi como nación», un torpedo a la «unidad indisoluble de la Nación española» proclamada en el artículo 2 de la Constitución. 

Los añadidos «atendiendo a razones culturales, históricas o lingüísticas» y «dentro de la legalidad y respetando el ordenamiento jurídico» no son sólo la hoja de parra para tapar tales desvergüenzas. Son un sarcasmo, la carcajada que lanzan al unísono quienes intentan burlarse de la legalidad, del ordenamiento y de la Justicia. El colmo de todo ello sería que los socialistas vascos nos salieran con que lo han hecho para «evitar que el PNV caiga en manos de EH-Bildu». ¡Pero si han sido ellos quienes han caído, aceptando negociar sus exigencias! Y no entro en el acercamiento de los presos de ETA y la transferencia de los centros penitenciarios, para no hacer sangre.

 A estas alturas de la película del independentismo no sólo vasco, sino de cualquier parte, conocemos de sobra su forma de negociar: lo mío es sólo mío, y lo tuyo vamos a discutirlo. Así, negociación tras negociación, rodaja tras rodaja, acaban contigo. No se lo reprocho. Son nacionalistas y, como tales, quieren nación propia, lo que significa propio Estado. 

Lo que no admito es la segunda parte de tal estafa: «Y lo tuyo vamos a discutirlo». Es decir, me quedo con lo que me interesa, y ni las gracias. Eso es llamarnos tontos, y nosotros, aceptarlo. Puede que haya socialistas vascos y de otras partes que acepten la rendición. Me resisto a creer que la acepten todos. En primer lugar, por lo humanamente más doloroso: actúan como si hubiera solo vascos de izquierda y derecha, olvidando a los tantos o más que se sienten también españoles. Luego, porque el nacionalismo es lo más retrógrado, lo más reaccionario, lo más egoísta, lo menos social que existe. A sus resultados me atengo.

(José Maria Carrascal/ABC)

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