- En Mallorca estamos viviendo un momento especialmente interesante en el que la sociedad civil parece haberse desperezado de su letargo, comenzando a adquirir una actividad y protagonismo inéditos por estos pagos. Es lo que suele ocurrir en las sociedades avanzadas cuando los mecanismos de representación política no cumplen con la primera y más importantes de sus funciones- representar a los que les han votado- y cuando se generalizan, parafraseando al ilustre García de Enterría, esto que se llaman las “inmunidades del poder”.
- El caso del Círculo Balear, su evolución y su cada vez mayor protagonismo, es un ejemplo elocuente- y esperanzador- de esta nueva vitalidad de la sociedad civil. Este Círculo surgió hace ya algunos años de un grupo de estudiantes universitarios que se presentaron en sociedad con una manifiesto que, significativamente, se titulaba Manifiesto en Defensa de la Libertad, un luminoso texto que planteaba la eterna problemática lingüística, no en los tradicionales términos que informaban los debates lingüísticos, sino en términos jurídicos de libertades y derechos de los ciudadanos. La sociedad no hizo demasiado caso a estos alevines universitarios, tal vez por su juventud, tal vez porque no formaban parte de esto que se llama “establishment” político, económico y mediático.
- Sin embargo, el Círculo Balear, poco a poco, con tesón y trabajo, se fue afianzando hasta aglutinar un considerable número de socios cuya característica más sobresaliente es su juventud. Hoy, el Círculo Balear está integrado por varios miles de afiliados y su presencia mediática es cada vez más frecuente. Pero no es esto lo más relevante del Círculo. Lo relevante es que ha pasado de la especulación a la acción y al diseño de toda una serie de estrategias operativas que, aquí y ahora, están rindiendo un magnífico servicio a la sociedad. En estos momentos el Círculo Balear se está convirtiendo en el catalizador de una protesta ciudadana que tiene los visos de adquirir grandes dimensiones precisamente porque no se ha quedado en el puro discurso ideológico y moral- aunque también- sino en un instrumento canalizador y asistencial de cara a una ciudadanía que protestaba y se indignaba pero que no sabía como pasar de la potencia al acto.
- Hoy, más de 24 mil afectados por el fascismo lingüístico que nos invade han acudido al Círculo Balear para que les indiquen “qué hacer” y “cómo hacer” para preservar sus derechos y libertades lingüísticas amenazadas. Pronto serán, probablemente, muchos más. Este carácter transversal del Círculo y esta función instrumental en la defensa de derechos y libertades fundamentales lo convierten en un acontecimiento de primera importancia surgido de la sociedad civil. Están ejerciendo una magnífica función cívica y se han convertido en signo y síntoma de una vitalidad social que parecía dormida. Dicho con otras palabras: no todo está perdido en nuestra sociedad. (Antonio Alemany/LB)
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