domingo, 30 de agosto de 2009

LA CASTA POLÍTICA.








Arturo Pérez Reverte. | XLSemanal | 5 de Julio de 2009




Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.




4 comentarios:

UVA dijo...

Y lo peor es que tiene razón.

El trabajo de todos esos, y de tantos otros que "trabajan" en nuestros 17 parlamentos autonómicos, consiste en aparentar, sonreir, saludar, acariciar niños y llorar en los funerales de aquellos que mueren, entre otras cosas, a causa de la ineptitud e incapacidad de esos mismos políticos para evitar esas muertes.

Y eso es todo, ¡y qué caros nos salen!!!

Y se defienden a si mismos santificando esa democracia que les mantiene ahí. Como si esta fuera la única forma de organizar la sociedad. ¿Por qué nos dicen que solo cabe o esto o la tiranía? ¿ No es esto la tiranía de esa casta parasitaria que se denomina democrática?

Hay que buscar algo mejor.

Sebastián Urbina dijo...

Aunque no eliminaremos totalmente la corrupción hay mucho margen de mejora.

Pero se debe empezar por las familias. Si los padres no transmiten valores como el de la libertad responsable, el esfuerzo, el mérito, la honradez, la solidaridad, etcétera, no saldremos de este circulo vicioso.

Mientras tanto, esta deriva autonómica es insostenible. Vamos a la ruina. Hay que modificar la ley electoral de inmediato y rescatar algunas competencias a favor del poder central.

Anónimo dijo...

EL MUNDO GIRA SOBRE UN EJE PODRIDO.

CHARLES BUKOWSKY.

POETA Y BORRACHO.

Anónimo dijo...

Saludos cordiales, Sebastián.

Acabo de descubrir tu blog y tengo que felicitarte al tiempo que me alegra un destello de esperanza basado en la cultura (ámplio sentido) y no en la "sinrazón".

Yo soy uno de esos padres con valores importantes que hace de las reuniones familiares, una crítica constructiva (o no) de la Sociedad, Cultura, Economía... que nos rodea. Espero con ello, alejar a mis hijos del aborregamiento contínuo en valores volátiles .

Soy uno de los que (en contra de los que opinan algunos), la realida es una ... lo que cambian son las interpretaciones y de esos saben mucho ciertos individuos que su propia incultura( López-Reverte también hace alusión a ello - 5-7-2009), les hace no llegar a ver el deterioro en el que nos están sometiendo y, que ese propio mal no sólo lo sufrirán nuestros hijos, sinó también los suyos. No es que les sea igual, es que la ignorancia es muy atrevida y no llegan a más.

Quiero añadir, si cabe, mi experiencia pasada en el mes de febrero. Me llevó a escribir unas sensaciones que reflejé (quizá de manera desordenada), en un blog.

http://auyem.blogspot.com/

Si me lo permitís, me uno a vosotros.

Xavier (ciudadano del Mundo)