Lunes , 08-02-10
Tradicionalmente se ha contrapuesto el nacionalismo racial vasco al nacionalismo integrador y no étnico catalán. El profesor de la Facultad de Filosofía de la Universitat de Barcelona, Francisco Caja, demuestra en su libro «La raza catalana» (Ed. Encuentro) la existencia de elementos racialistas en las doctrinas catalanistas.
Para ello, se remonta al federalismo de finales del siglo XIX con objeto de analizar la obra de los principales pensadores de la identidad catalana. Lo hace en una primera entrega, pues este repaso a los precursores del nacionalismo tendrá continuidad en una segunda parte.
Caja es conocido por su batalla contra el monolingüismo institucional que implantó el gobierno de Jordi Pujol y ha continuado el Gobierno tripartito, donde la presencia de ERC y la anuencia del PSC ha forzado el incremento de las multas lingüísticas a comerciantes que no rotulan en catalán o la aprobación de una ley de cine en la que también se observan sanciones por no cumplir cuotas de doblaje a este idioma. La lucha de Caja le llevó a presidir Convivencia Cívica Catalana (CCC), cargo que ostenta desde 2001.
Íberos y celtas.
El libro de este profesor de origen riojano trasciende el titular periodístico y se adentra en el núcleo doctrinal del catalanismo. El prólogo corre a cargo de Jon Juaristi, firme detractor del nacionalismo vasco, quien alude a esa «leyenda piadosa» que Francisco Caja contribuye a desmontar, referente al carácter puramente cultural y lingüístico de la identidad nacionalista en Cataluña.
El autor ve elementos racialistas en el federalista Valentí Almirall -de quien recuerda su teoría de las dos razas catalana y castellana-, inducidos a su juicio por el excéntrico Pompeu Gener, antijacobino y líder de los autodenominados «supernacionales» de la revista «Joventut».
Continúa Caja con el historiador Pere Bosch-Gimpera, para quien el límite entre la lengua catalana y castellana es idéntico al que separa las arqueologías ibéricas y celtas. Cita también a los políticos Enric Prat de la Riba -los castellanos son semitas y los catalanes, arios- y Antoni Rovira i Virgili -la lengua es la sangre del espíritu-.
Caja recurre al flashforward para situarse en la aprobación de la Ley de Política Lingüística de 1998, según la cual «el catalán es la lengua propia de Cataluña y la individualiza como pueblo», final -de momento- de ese periplo ideológico que permitirá a CiU primero y al tripartito después consagrar la inmersión lingüística. En el caso de los comercios y del cine, a base de sanciones. (María Jesús Cañizares/Barcelona/ABC)
1 comentario:
El senyor Caja serà creïble quan critiqui el monolingüisme castellà a Aragó, per sobre de l'aragonès i del català.
O el del castellà a Ceuta i Melilla, per sobr del tamazig i de l'àrab.
Vaja, el que domina sempre és el castellà...
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