sábado 9 de enero de 2010
Burka. Por Alfonso Ussía
El burka no es sólo repugnante. Es humillante y delictivo. Y amenazador. Algunas naciones más libres y avanzadas que la nuestra se han apercibido de ello. En Francia, hay una firme decisión de prohibirlo. Su uso en la vía pública conllevará una sanción de setecientos euros. Otros países como Italia, Luxemburgo, Holanda y Bélgica han oficializado su veto.
En España no.
A Bibiana Aído le parece muy bonito que las mujeres de los musulmanes oculten su rostro en muestra de sumisión y obediencia a sus maridos. En una sociedad libre no se puede salir a la calle enmascarado. El juez Gómez Bermúdez supo imponerse en un juicio a una testigo que se negaba a enseñar su rostro.
Si las autoridades permiten el uso del burka a estos fanáticos instalados en la Edad Media, tienen que permitir a los naturales de por aquí la máscara, el antifaz, el pasamontañas y el pañuelo vaquero anudado al cuello para moverse tranquilamente en los bancos, las tiendas, los grandes almacenes y las calles y jardines de cualquier ciudad de España. Todos enmascarados, y todos con el derecho de no enseñar nuestros rostros.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado lo tendrían crudo, pero aquí somos todos iguales, y no hay motivo para permitir a los que viven en la Edad Media el beneficio de un privilegio que se nos niega a los que lo hacemos en el siglo XXI. Mucho hay en esta permisión estúpida y buenista de laicismo barato.
En Europa se permite la construcción de centenares de mezquitas, y en los países dominados por el fanatismo musulmán, están prohibidas las iglesias cristianas. Algún día, muy pronto, pagará Europa su tolerancia majadera. Detrás de estas benevolencias está la ciega irresponsabilidad, el esnobismo de aparentar más libertad que la libertad misma, siempre sujeta a unas leyes que ordenan su funcionamiento.
Y las feministas profesionales mudas. Para ellas, el burka es sinónimo de tolerancia y modernidad. Protestan por un par de tetas en un anuncio y callan ante la humillación de una norma que impide a la mujer mostrar su rostro. Le sobra razón al Cardenal Miroslav Vik, Arzobispo de Praga, cuando afirma que la renuncia a defender las raíces cristianas en Europa nos está llevando a una imparable islamización. A ellos no les importan nuestras tradiciones, y menos aún, nuestras leyes. Les importan las suyas y no esconden su objetivo de imposición. Un burka en una calle de Madrid es un insulto.
Un insulto a la igualdad del hombre y la mujer, un insulto a nuestra Constitución, un insulto a nuestra educación y un insulto a nuestra cultura. Si quieren tapar a sus mujeres, que se queden en su tierra. Si quieren lapidar a sus mujeres, que lo hagan en sus pueblos. En unos años van a obligar a los cocheros de Sevilla a cambiar sus caballos por dromedarios. Modernidad y alianza de civilizaciones.
O Europa, y España en ella y con ella, reacciona ante el reto del Islam, o dejaremos a nuestros nietos una civilización marcada por la intransigencia, la violencia y el enfrentamiento. Dueños son los musulmanes de sus burkas, sus piedras y sus sogas. Pero en sus países. Aquí las leyes son las mismas para todos, y el que no las cumple, delinque. Admiremos a Francia más por su sentido común y su falta de complejos que por sus quesos
Si las autoridades permiten el uso del burka a estos fanáticos instalados en la Edad Media, tienen que permitir a los naturales de por aquí la máscara, el antifaz, el pasamontañas y el pañuelo vaquero anudado al cuello para moverse tranquilamente en los bancos, las tiendas, los grandes almacenes y las calles y jardines de cualquier ciudad de España. Todos enmascarados, y todos con el derecho de no enseñar nuestros rostros.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado lo tendrían crudo, pero aquí somos todos iguales, y no hay motivo para permitir a los que viven en la Edad Media el beneficio de un privilegio que se nos niega a los que lo hacemos en el siglo XXI. Mucho hay en esta permisión estúpida y buenista de laicismo barato.
En Europa se permite la construcción de centenares de mezquitas, y en los países dominados por el fanatismo musulmán, están prohibidas las iglesias cristianas. Algún día, muy pronto, pagará Europa su tolerancia majadera. Detrás de estas benevolencias está la ciega irresponsabilidad, el esnobismo de aparentar más libertad que la libertad misma, siempre sujeta a unas leyes que ordenan su funcionamiento.
Y las feministas profesionales mudas. Para ellas, el burka es sinónimo de tolerancia y modernidad. Protestan por un par de tetas en un anuncio y callan ante la humillación de una norma que impide a la mujer mostrar su rostro. Le sobra razón al Cardenal Miroslav Vik, Arzobispo de Praga, cuando afirma que la renuncia a defender las raíces cristianas en Europa nos está llevando a una imparable islamización. A ellos no les importan nuestras tradiciones, y menos aún, nuestras leyes. Les importan las suyas y no esconden su objetivo de imposición. Un burka en una calle de Madrid es un insulto.
Un insulto a la igualdad del hombre y la mujer, un insulto a nuestra Constitución, un insulto a nuestra educación y un insulto a nuestra cultura. Si quieren tapar a sus mujeres, que se queden en su tierra. Si quieren lapidar a sus mujeres, que lo hagan en sus pueblos. En unos años van a obligar a los cocheros de Sevilla a cambiar sus caballos por dromedarios. Modernidad y alianza de civilizaciones.
O Europa, y España en ella y con ella, reacciona ante el reto del Islam, o dejaremos a nuestros nietos una civilización marcada por la intransigencia, la violencia y el enfrentamiento. Dueños son los musulmanes de sus burkas, sus piedras y sus sogas. Pero en sus países. Aquí las leyes son las mismas para todos, y el que no las cumple, delinque. Admiremos a Francia más por su sentido común y su falta de complejos que por sus quesos
5 comentarios:
"Si las autoridades permiten el uso del burka a estos fanáticos instalados en la Edad Media (...)"
Qué lenguaje tan poco cristiano. Y tan poco inteligente: no comprende que muchos agnósticos y ateos consideran medievales muchas prácticas del catolicismo. Sin duda algunos musulmanes son fanáticos que recuerdan a los cristianos de hace unos siglos. Pero ¿qué son unos siglos de ventaja? Para A. Ussía ya son suficientes para sentirse más evolucionado que esos que llama fanáticos. ¿En qué lugar de esa escala evolutiva está él con respecto a los que, al verle dar cumplimiento a sus ritos cristianos, le consideran fanático a él?
Estoy con el anterior anónimo...el cristianismo conserva algunas tradiciones medievales...
Por otra parte, me parece bien que se prohiba el burka, pero no el velo, que es un simple pañuelo por la cabeza, creo que no es comparable.
Sr Anónimo, creo que usted no se ha enterado de lo que es el Cristianismo (por cierto, también parece confundir catolicismo con cristianismo, y no es lo mismo).
Vamos a ver, hace unos cuantos siglos, cristianos y musulmanes practicaban la tortura, se quemaba a unos,se mutilaba o lapidaba a otros... en fin, que todos eran lo que hoy llamaríamos una panda de salvajes.
Y se pregunta usted, ¿qué son unos siglos de ventaja? Pues mire, en esos siglos, los cristianos se fueron (o nos fuimos) dando cuenta de que aquello no podía ser, no era compatible con el mensaje de perdón y humanidad que Cristo nos dejó, y por eso los cristianos evolucionamos: actualmente nosotros no cortamos las manos a los ladrones ni lapidamos adúlteras, ni ahorcamos homosexuales, ni ya matamos a nadie. Y por otra parte, hemos llegado a la conclusión de que las mujeres no son inferiores a los hombres y tienen los mismos derechos que ellos.
Por eso, podemos afirmar que hemos aprovechado estos siglos.En cambio, esos fanáticos instalados en la Edad Media no han aprendido nada, ni han mejorado en nada. Siguen igual.
Esta es la razón de que el Sr Ussia, y yo, y mucha más gente, se sienta superior a esos fanáticos. Y además nos sentimos preocupados, porque estos siglos de evolución humana han servido para erradicar la barbarie de nuestra civilización, PERO NO PARA ERRADICAR LA ESTULTICIA, y vemos con preocupación cómo una legión de necios españoles protege y defiende las costumbres de estos bárbaros que intentan volver a instalarse con sus creencias y costumbres en nuestra sociedad.
Nuestro verdadero problema está en quienes creen que el velo solo es un trozo de tela, y no ven que realmente es el símbolo de esa civilización inhumana y retrógada que nunca debemos dejar que se propague entre nosotros.
Y para acabar, una pregunta. Dice usted que el cristianismo conserva tradiciones medievales, y eso es cierto, pero ¿acaso en el medioevo todas las tradiciones eran malas? ¿Me puede decir qué tradiciones cristianas medievales atentan contra los derechos humanos?
"Sr Anónimo, creo que usted no se ha enterado de lo que es el Cristianismo (por cierto, también parece confundir catolicismo con cristianismo, y no es lo mismo)."
Sí me enteré de lo que es el cristianismo, para mi desgracia. Y no olvide que por puro azar: si los religiosos que nacieron en España hubieran nacido unos 1000 km más al sur o unos 30000 más al este, ahora no creo que fueran cristianos o católicos. O tal vez habrían visto la luz del cristianismo o el catolicismo desde dentro del Islam, del budismo, de la iglesia anglicana... No lo descarto, todo es posible (aunque reconocerá que poco probable). Creo que la verdadera opción está en elegir ser religioso o no, porque es raro que alguien que opta por lo primero termine abrazando una religión que no sea la que predomina en el entorno social en que creció. ¿La eligió entre otras porque era la que le pareció la mejor? Seamos honestos: no. La mayoría de las personas que en España han optado por ser religiosos han abrazado el catolicismo porque es lo que tenían a mano. Su propensión a aceptar el hecho religioso probablemente les habría hecho ser musulmanos de haber nacido, como decía, unos pocos cientos de kilómetros más al sur.
No confundo catolicismo con cristianismo: sé que no son lo mismo, pero en este caso pensaban que no son dignas de consideración sus diferencias. Si me he equivocado gracias por la precisión.
"Y se pregunta usted, ¿qué son unos siglos de ventaja?"
Así es: no los considero ventaja para que Alfonso Ussía se dirija con tanta fatuidad a los musulmanes llamándolos fanáticos. Hace unos siglos los fanáticos eran los cristianos. ¿Quién sabe si la perspectiva de otro puñado de siglos arrojará luz sobre prácticas actuales del cristianismo o el catolicismo que vuelvan a ser fruto de cierta forma de fanatismo? Sólo pretendía decir que me parece muy fatuo (y por tanto rayano en la ignorancia) el tono de superioridad que emplea Ussía.
"Esta es la razón de que el Sr Ussia, y yo, y mucha más gente, se sienta superior a esos fanáticos."
Mmmm... ese tono es el que en mi opinión podría llevar a los no religiosos, que emplean la razón y no la fe ciega para explicar la realidad humana, por así decir, a sentirse superiores a ustedes los religiosos. Y ese es también el tono que me parece muy poco acorde con los preceptos del catolicismo tal y como se exponen en las sagradas escrituras. Pero bueno, eso ya es cosa suya.
"Y para acabar, una pregunta. Dice usted que el cristianismo conserva tradiciones medievales, y eso es cierto, pero ¿acaso en el medioevo todas las tradiciones eran malas? ¿Me puede decir qué tradiciones cristianas medievales atentan contra los derechos humanos?"
No conozco ninguna. Me parece éste un planteamiento muy interesante. No obstante, muchas de esas tradiciones (y creencias, y actitudes) sí me parecen poco evolucionadas. Pero es sólo una opinión y por supuesto no descarto que esté equivocada.
Un saludo cordial.
No soy ni religiosa ni católica, pero comparto 100% la opinión de UVA. Y sí, seguramente de haber nacido unos kms más abajo, muchos católicos serían musulmanes. Y seguramente serían también fanáticos. La Ilustración que pasamos en Europa es lo que nos hace moralmente superiores, y el respeto por la dignidad de la persona y sus derechos. Si decir las cosas claras y sin complejos e arrogancia, apaga y vámonos.
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