González Suárez, en un excelente trabajo de investigación, ha llegado a la conclusión de que dentro de unos años estaremos pagando entre todos a 150 expresidentes regionales las prebendas que a sí mismos se han otorgado cuando regían sus Comunidades Autónomas.
Ni el expresidente de los Estados Unidos de América cobra tanto en su retiro como algunos de nuestras Autonomías. Coches oficiales blindados, choferes, escoltas, secretarias, ayudantes, despachos de diseño, amén de un suculento sueldo adornarán el retiro de la inmensa mayoría de los expresidentes autonómicos.
Hemos creado 17 jefes de Estado de pitiminí que gastan cada uno como si fueran el presidente de Francia o el de Austria y que han decidido retirarse en la opulencia.
Como botón de muestra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Según Gonzalo Suárez, 888.714 euros ha costado a los extremeños el despacho que se ha instalado en un edificio de la Comunidad: “un perchero de pie de 657 euros, un sofá Le Corbusier de estructura cromada y piel roja de 3.050 euros, más 27.800 euros en bolardos y pilonas”. Los extremeños pagan además al expresidente dos Audi A6, un Volkswagen de gama alta, un chofer, teléfono móvil, ocho policías, viajes gratuitos y tres empleados de secretaría. El mantenimiento de ese despacho cuesta a los contribuyentes 350.000 euros anuales. Ibarra generosamente ha renunciado a su pensión, lo que no han hecho otros: el 80% del sueldo oficial como presidente durante 12 años y más del 60% hasta su muerte.
Y mientras tanto 400.000 empresas han desaparecido desde que empezó la crisis económica. Se comprende que los ciudadanos consideren como el tercer problema de España su clase política. Es un escándalo. Es la apoteosis de la mediocridad, el derroche, el despilfarro, el nepotismo, el abuso de las prebendas y ventajas de todo tipo.
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