lunes, 8 de julio de 2019

EL ARGUMENTARIO DE LA IZQUIERDA.

 (Sean homosexuales, lesbianas, transexuales, heterosexuales o mediopensionistas, da igual. Se sienten moralmente superiores. No tienen que argumentar. Basta decir ¡Cállate, facha!


Cuando alguien ha llegado a estos extremos- y es lo habitual en la izquierda- o ya es tonto, o va camino rápido de serlo. Además de intolerante. Y, en ocasiones, violento. Ocasiones como las que protagonizaron los de la LGTBI, apoyados por Marlaska.


Si todavía no ha enfermado, créame. Si pudieran, encarcelarían a los disidentes. Como han hecho siempre. Lo que sucede es que en democracia- supongamos que esta lo es- resulta más difícil. Pero se dan pasos importantes. Por ejemplo, eliminar la presunción de inocencia para los hombres. Y seguir llamándolo democracia.


Repito, si no ha enfermado ya, vaya con mucho cuidado con esta gentuza.

PD. No lo olvide. Como dice Alain Finkielkraut: 'La izquierda ya no tiene ideas. Sólo enemigos'.)








EL ARGUMENTARIO DE LA IZQUIERDA.

«¡Cállate, facha!»: así cuenta un diputado de Cs el acoso sufrido en el Orgullo.



Sergio Brabezo/ABC/8/7/2019
 
 
 
 ORGULLOSOS DE ODIAR.


Como ya sucedió en Barcelona y en Valencia, la izquierda convirtió la manifestación celebrada este sábado en Madrid con motivo del Orgullo Gay en un despliegue orwelliano de odio contra Ciudadanos, a cuyos representantes se acosa, insulta y agrede con indignante impunidad y con modos muy propios de los Comités de Defensa de la Revolución en la homófoba Cuba comunista, los malandros a sueldo del igualmente homófobo régimen chavista en Venezuela o, para no salir de España, los terroristas callejeros al servicio de ETA en Navarra y el País Vasco.


De nuevo se repitieron las imágenes de representantes de Ciudadanos siendo hostigados por indeseables en una marcha planteada, en teoría, para dar visibilidad a unas reivindicaciones que el partido naranja comparte plenamente. 


Da igual: ahora le acusan de estar conchabado con Vox, precisamente cuando los de Rivera más resaltan su negativa a negociar políticamente con una formación demonizada de manera goebbelsiana por partidos con un historial democrático tremendo o comandados por sujetos a sueldo de la homófoba República Islámica de Irán, que defiende con orgullo su derecho a ejecutar a los homosexuales.


Lo ocurrido este sábado en Madrid, o el mes pasado en Barcelona y Valencia, no es una excepción. La violencia callejera de extrema izquierda no sólo está yendo a más: es que encuentra justificación o directamente se la fomenta desde la izquierda hegemónica. Incluso desde el Gobierno, con declaraciones repugnantes como las perpetradas nada menos que por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tan suelto de boca para culpabilizar a las víctimas ciudadanas del odio ultraizquierdista como vilmente silente cuando se supo de la manera vomitivamente homófoba en que hablaba de él su compañera de Gabinete Dolores Delgado frente a un sujeto tan tóxico como el comisario Villarejo.

Grande-Marlaska ha hablado de Ciudadanos como hablan los bildutarras de las provocadoras víctimas del terrorismo etarra. Por eso, se ha descalificado para ser ministro y aun para desempeñar cualquier otro cargo público. Sencillamente, es indigno de ello.


Tiene toda la razón Ciudadanos al denunciar la actitud intolerable de Grande-Marlaska, que "alentó a las masas para que Cs fuera objeto de insultos y agresiones", y pedir su destitución. Pero ha de hacer más: ha de emprender acciones legales para que se persiga a los agresores y a los incitadores por un delito de odio. Sí, de odio. Ese sentimiento que la izquierda atribuye a sus rivales pero del que se alimenta más que nadie. Odia y vive del odio y no se le puede seguir tolerando.


En cada vez más lugares del país, los representantes o simpatizantes de PP, Ciudadanos o Vox no pueden manifestar en público sus opiniones sin temer por su integridad física. Esto es de una gravedad extrema; y la responsabilidad de los partidos y los medios de comunicación que miran para otro lado o justifican y hasta jalean a la escoria liberticida es tremenda. Ya está bien: la Justicia debe tomar cartas en el asunto, caiga quien caiga; aunque el banco azul del Congreso se quede desierto.

(Edit.LD/8/7/2019.) 
 
 
 LA VIOLENCIA DE LGTBI.

El ministro Marlaska dijo que pactar con quien no se debe tiene que tener «consecuencias». Unas horas más tarde, los miembros de C’s que había ido al Orgullo Gay eran rodeados en la por un montón de descerebrados, muchos de los cuales se sentirían animados por las palabras del ministro del Interior, que eran toda una invitación para la tarde infernal que les regalaron.

«La cosa empezó fuertecita: lanzamiento de botellas con orines, escupitajos, insultos, amenazas… nos hicieron un pasillo donde había hasta niños de siete años soltando maldiciones contra nosotros», cuenta en Marta Rivera de la Cruz en ‘El Español’.

«La organización permitió que un grupo caminase delante de nuestro grupo con una pancarta insultante. Un tiparraco soltó una bolsa de basura a los pies de Inés Arrimadas. Otro salpicó de cerveza a Carmen, una concejala nuestra, que tiene ochenta años. El acoso duró dos horas: lo que tardó en llegar la policía. Dos horas ¿eh? Ahí es nada Nos sacaron bajo una lluvia salvaje de objetos e imprecaciones. Por cierto, un detalle: muchos de los que nos amenazaban coreaban el nombre de Carmena como un mantra», continúa Rivera.


Una pregunta a las hordas gays: ¿mostrar el culo peludo coreando a Carmena es defender los derechos humanos? Estos son los mismos que acosaron a Begoña Villacís embarazada o que tiraban piedras a Albert Rivera en Alsasua. Es la ‘kale borroka’ trasvestida que te arroja una lata de cerveza u orines en nombre de los derechos humanos.


«¿Qué clase se irresponsable usa esa forma de matonismo y crea la coartada para que los descontrolados hagan de las suyas? ¿No se da cuenta de que sus palabras eran una invitación para lo que pasó después, una patente de corso para todos los cernícalos que querían lincharnos?», se pregunta Rivera de la Cruz.


En C’s este lamentable episodio les debe hacer reflexionar sobre dónde están los ultras. Porque entre los que les enseñaban el culo peludo había votantes del PSOE, ese partido con el creen que tienen tanto en común. Y la solidaridad no la encontraron en Marlaska sino en VOX, ese partido que tanto detestan y con el que no se sientan ni a tomar un café.


Ya está bien de complejos. Habéis ido como ovejas a ese aquelarre gay que no tiene nada que ver con los derechos de los homosexuales y mucho con su instrumentalización política. Es como creer que el 8-M va de derechos de la mujer. No se puede ser tan ingenuo. Unos tienen el culo peludo y otros lo tenemos pelao de aguantar tanto sectarismo.
   
(Peeriodista Digital/El Quilombo/8/7/2019.)
- Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/orgullosos-de-odiar-88280/

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