LA DERECHONA CRISPONA.

CRISPOLOGÍA
EDURNE URIARTE

Jueves, 13-08-09 (ABC)

Una de las cosas más descacharrantes de la pasada legislatura fue la publicación, allá por 2007, de un «estudio» de la fundación socialista Alternativas con el título de «La estrategia de la crispación». La cosa era como una viñeta de Forges, de su colección de chistes sectarios, pero aún mejor. Porque, a diferencia de lo de Forges, aquello pretendía ser un «estudio científico» y los autores lo presentaban tal cual, sin sonrojarse ni un poco.

Algo así como una Fundación popular presentando un estudio científico sobre el idiotismo político de Rodríguez Zapatero o sobre la perversión del PSOE. Por esa misma época asistí a una mesa redonda con varios politólogos de renombre, y uno de ellos, un catedrático prestigioso, científico, se dice él, presentó sus conclusiones científicas sobre la estrategia de la crispación del Partido Popular. Lo más llamativo fue que la sala no estalló en carcajadas, y yo, que tenía ganas de hacerlo, me contuve, no fuera a ser que me sacaran a gorrazos, dado que se trataba de una institución dependiente del Gobierno.

Pero, en efecto, no hubo carcajadas generalizadas y ni siquiera lo de la Fundación Alternativas fue objeto de escarnio público. Por la sencilla razón de que la izquierda española tuvo éxito en la introducción y control de la palabra crispación.

Cualquier cosa que hiciera o dijera la derecha era demonizada como una estrategia de crispación, aunque fuera la denuncia de reuniones y acuerdos con ETA confirmados y probados por varias fuentes. Daba igual, todo era crispación.

Pero he aquí que la crispología ha pasado a mejor vida y no me imagino ya a las fundaciones y a los catedráticos socialistas haciendo nuevos tratados sobre la materia. Han hecho un tímido intento de recuperar la palabreja a cuenta de las protestas del PP por los trapos sucios del Gobierno en la Gürtel y ahora sí, ahora sí que la sala ha estallado en carcajadas.
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ENGAÑA, QUE ALGO QUEDA.

Las guarradas políticas que pergeñan los intelectuales orgánicos de la Secta (no confundir con la Sexta) suelen tener éxito. ¿Por qué? En primer lugar porque controlan, directa o indirectamente, a la gran mayoría de los medios de comunicación. La consecuencia es que el ciudadanos se ve bombardeados por las 'ideas progresistas' ( o sea, consignas) que se han inventado esos intelectuales orgánicos y periodistas 'independientes'.

En segundo lugar, casi todo el mundo quiere ser progre. Al menos, no parecer de derechas. No en vano somos el país más antiamericano de Europa. No diré lo que pienso de esto. Estamos en vacaciones. Pero esta circunstancia, y otras, me han obligado a llevar la contraria (lo que no hago a menudo) al maestro Revel. Ya saben. Revel decía que la izquierda más estúpida de Europa es la francesa, pretendiendo quitar a España este alto honor. Pues bien, la 'cultura' de izquierdas fecunda y pulula en institutos, universidades, radios, televisiones y otras terminales mediáticas. Y en los lugares aparentemente más sensatos, como iglesias, conventos o círculos de empresarios.

Cuando la mayoría de los medios han dicho, por ejemplo 'que Rajoy crispa', millones de ciudadanos repiten que Rajoy crispa, con los matices de rigor. Pero no solamente el rojerío. Muchos peperos que no quieren pasar por 'gentes de derechas', expresan en público su disconformidad con 'la crispación de Rajoy'. Es un decir. Puede tratarse de 'la crispación de Soraya', o lo que sea. Pero de lo que se trata es de no parecer 'de derechas'.

En este 'lo que sea', incluiría, por ejemplo, a Jiménez Losantos. Creo que no hay duda de que se trata de uno de los periodistas más cultos e inteligentes. A pesar de todo yo prefiero el estilo de César Vidal, que me parece menos agresivo. Pero la cuestión no es esa. Se trata de que mucha 'gente de derechas' descalifica a Losantos para no parecer de derechas. Algo así como: 'si tuviera que decir lo que soy diría de centroderecha, pero me opongo a esta estrategia de crispación de Jiménez Losantos'. O sea, derecha civilizada. Tipo Gallardón, Piqué y similares. Nada de fachas como Esperanza Aguirre y tipos crispadores que sólo saben atacar al Gobierno.

Al aceptar este juego la izquierda ha ganado la partida. Repite que 'la derecha crispa', y lo progresista (que es lo bueno), es creerse que la derecha crispa. Para demostrarlo, Rajoy casi no levanta la voz, mientras come berberechos en Pontevedra. Para que no digan que crispa. Creo que están profundamente equivocados. Pero la pertinacia en el error, es estupidez.

Alain Finkielkraut: 'La izquierda ya no tiene ideas. Sólo enemigos'.

Sebastián Urbina.