martes, 8 de septiembre de 2009

CIUDADANOS Y POLÍTICOS.










CARTAS AL DIRECTOR. (ABC)
JUVENTUD, EDUCACIÓN Y BOTELLÓN.

Me pregunto cuál es la definición más acertada para la palabra «botellón» y por qué constituye una de las diversiones favoritas de la juventud española. Podría desarrollar muchas teorías, pero lo cierto es que no puedo entenderlo. Todos hemos disfrutado de nuestra juventud, de los amigos, de la música y de alguna copa. Pero ningún padre podrá decir que asistió a «botellones» de la envergadura de los protagonizados actualmente por nuestros jóvenes.

Hemos sido hijos, nietos, sobrinos y sin embargo sabíamos convivir, conocíamos los valores morales y éticos y respetábamos la autoridad, tanto de las instituciones como de las personas. Sabíamos que podíamos disfrutar y divertirnos, pero también sabíamos que nuestros derechos acababan cuando comenzaban los de los demás.

Esto no es demagogia, es la realidad. Una realidad perteneciente al pasado, a nuestro pasado mucho más sano, más tolerante, más respetuoso, más educado, más cívico. Hemos pasado de un extremo al otro y, como todos sabemos, los extremos son malos, máxime cuando fecundan actos tan detestables como los que se han visto este fin de semana en el «macrobotellón» de Pozuelo de Alarcón.

Lo más injustificable de todo esto es la actitud de algunos padres, que han malentendido el sentido de la paternidad disculpando la violencia injustificada de sus hijos cuando destrozaron el mobiliario urbano y atacaron a la Policía que intentaba frenar sus instintos, más propios de las bestias salvajes.

Creo que es imperioso que los políticos se unan para sancionar una ley que sea más dura y más justa y lograr así, reprimir la violencia que crece día a día en las calles de nuesras ciudades. Sería lo mejor que podría pasarles a los jóvenes que no son capaces de respetar los límites y de salvaguardar el respeto.

No sé qué nos depara el futuro, pero no quiero una sociedad donde mis hijos fluctúen en la intemperancia, el libertinaje y desenfreno. Yo quiero un mundo justo, con el respeto a los valores morales y éticos, con amabilidad, tolerancia, educación y respeto. Es posible ser joven y divertirse sanamente sin molestar a los demás, sin buscar peleas y, sobre todo, sin violencia.
Lilia González
Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
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¿Hay muchos políticos a la altura de Lilia?

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