Miércoles, 09-09-09
Este viernes tendrán lugar los actos de celebración del 11 de septiembre, entre ellos la tradicional ofrenda floral de partidos e instituciones a Rafael de Casanova. Una performance que podríamos titularla como la película española que protagonizó esta primavera Hugo Silva, «Mentiras y gordas». Porque eso es lo que hacen los nacionalistas en relación al 11 de septiembre de 1714, mentir y mucho.
Y es que cualquier nacionalismo siempre ha sustentado su dogma en dos ideas fundamentales.
El mito, bajo el concepto de «tiempos pasados siempre fueron mejores», y el enemigo, que supuestamente pone en peligro la prosperidad y la identidad de un pueblo o tribu.
Véase como el régimen franquista manipuló la historia española y divulgó los delirios imperialistas del caudillo, considerando a todos los que defendían la democracia en España enemigos de la patria. O como el nacionalismo alemán, mediante la propaganda trabajó de forma tan macabra y desgraciadamente tan efectiva esas dos ideas, creando un mito entorno al imperio alemán y llegando a considerar que el enemigo de Alemania era el pueblo judío. El nacionalismo catalán también se sustenta en esas dos ideas fundamentales.
Se inventa un mito sobre una derrota bélica, donde supuestamente Cataluña era un Estado que pierde su independencia frente a España -la guerra fue de Sucesión entre las dinastías de los Austria y los Borbones y no de secesión entre territorios de España-, donde supuestamente habían ciudadanos y no súbditos -en un régimen feudal a principios del S.XVIII- y donde el enemigo que amenaza la identidad de Cataluña se llama España, o toda realidad que recuerde que Cataluña forma parte de España.
En este último capítulo se encontrarían hoy en día entre otros, desde el Poder Judicial, hasta el castellano como idioma más hablado en la sociedad catalana, la bandera constitucional colgada en las instituciones catalanas e incluso algo aparentemente tan liviano como que José Tomás abarrote la Monumental o que los catalanes se lancen a la calle cuando la Roja gana la Eurocopa.
Pero el nacionalismo catalán no sólo exagera o distorsiona uno de sus mitos fundacionales, el 11 de septiembre de 1714, sino que directamente se lo inventa de forma grotesca sin inmutarse. Y si no vean como Carod, Mas, y compañía con la cabeza bien alta, le ponen flores a un defensor del antiguo régimen como Casanova, quien mandó aquel día pregonar por las calles de Barcelona la idea de que los súbditos derramaran «gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de España».
Todo un espectáculo de ficción, con actores secundarios que siempre hacen de malos, la delegación acomplejada del PPC encabezada por Sánchez-Camacho, en el que yo por dignidad no pienso actuar. Todo el mundo tiene el derecho de hacer el ridículo, pero no la obligación, y los «Ciudadanos» nuevamente ejerceremos nuestra libertad y nuestro deber de no colaborar ni alimentar el bochorno y la mentira colectiva. (Albert Rivera/Ciutadans/ABC)
1 comentario:
(...) El 25 de julio de 1713 las tropas de Felipe V comienzan el sitio de Barcelona, decantada por el bando carlista en la guerra de secesión. Rafael Casanova, nombrado Conseller en Cap de Barcelona animó a la tropa que defendía la ciudad con las siguientes palabras:
“Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo su rey, la fe de su religión y sus privilegios”.
De http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Casanova. Lean, lean.
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