martes, 29 de septiembre de 2009

¿MUERE EL SOCIALISMO?








¿ASISTE EUROPA A LA MUERTE DEL SOCIALISMO?


Un terror desconocido recorre Europa: el fantasma del colapso del socialismo. El diario estadounidense New York Times resume hoy en un artículo la debacle de la izquierda en el viejo continente. Incluso en medio de la peor crisis para el capitalismo de los últimos 75 años, causada por una quiebra del sistema financiero debido a la debilidad de los mecanismos regulatorios, los socialistas europeos y los grupos a la izquierda no han encontrado una respuesta contundente ni han aprovechado la oportunidad para sacar ventaja a la derecha.

Los alemanes, por ejemplo, dieron este domingo una lección ejemplar al Partido Socialdemócrata, que obtuvo sólo el 23% de los votos, el peor resultado desde la II Guerra Mundial. La ciudadanía también castigó a los candidatos de izquierda en las pasadas elecciones europeas e ignoró a los socialistas franceses en 2007. En los países donde la izquierda conserva el poder, España y Gran Bretaña, el socialismo está contra las cuerdas. En aquellos en los que ha sido expulsado del poder, como en Francia, Italia y Alemania, está dividido y sin líderes.

En Portugal, el Ejecutivo socialista dirigido por José Sócrates acaba de lograr la reelección, pero perdiendo su mayoría parlamentaria. “En España -señala el New York Times- los socialistas siguen obteniendo crédito de su oposición a la guerra de Iraq y a Franco”.

Algunos conservadores estadounidenses demonizan la reforma sanitaria del presidente Barack Obama como un peligroso giro hacia el socialismo europeo cuando es la derecha, y no la izquierda, quien está fijando la agenda política. Para el diario estadounidense, los grupos de centroderecha europeos han hecho suyas muchas ideas de sus opositores: generosas prestaciones sociales, sistema de salud público, restricciones a las emisiones, ceder cierta soberanía a la Unión Europea. Sin embargo, han ganado votos prometiendo una gestión más eficiente, mientras reducen los impuestos, fortalecen la regulación financiera y se enfrentan a los problemas que acarrea una población envejecida.

“Los conservadores europeos -dice Michael Winock, historiador del Instituto de Estudios Políticos de París- se han adaptado a la modernidad”. “Cuando Nicolas Sarkozy y Angela Merkel condenan los excesos del modelo capitalista anglosajón al tiempo que elogian el poder protector del estado están utilizando conceptos socialistas que se han convertido en mayoritarios”, añade.

Sin embargo, ello no quiere decir que la izquierda sea irrelevante. A menudo representa la única oposición viable a los gobiernos establecidos y beneficia, como en los Estados Unidos, al ciclo de alternancia política.

El colapso francés

La situación de la izquierda en Francia es todavía peor que en el resto de Europa. Preguntado este verano sobre la posibilidad de que el partido estuviese agonizando, el emblemático político Bernard-Henri Lèvy respondió: “No, aún no está muerto. Nadie, o casi nadie, se atreve a decirlo. Pero todos, o casi todos, saben que es cierto”. Al tiempo que Lèvy ha sido acusado de exagerar la situación, dado que el Partido Socialista sigue siendo el principal grupo de oposición y sigue siendo popular en los gobiernos locales, sus palabras han caído como una jarra de agua fría en el país vecino.

El partido, con una larga tradición revolucionaria y débiles vínculos con la menguante clase trabajadora, está desgarrado por las luchas internas. Su último éxito de peso fue en las presidenciales de 1988 y, en 2007, Ségolène Royal perdió la batalla electoral con Sarkozy con un 6,1% de diferencia. Un amplio margen. Y, pese a su reputación a prueba de críticas, Royal cayó también derrotada en los comicios al liderazgo del partido frente a un socialista de doctrina, Martine Aubry. Las posteriores alegaciones de fraude enfangaron todavía más el conflicto interno.

Sobrevivir junto a los ecologistas

“Creo que la izquierda y el socialismo europeo aún tienen un trabajo que hacer; tienen una razón de ser. Y tendrán que centrarse más en cuestiones medioambientales. Combinado con continuos esfuerzos para reducir la disparidad fiscal -concluye el historiador Winock- ‘hacerse verde’ podría otorgarles longevidad”. Muchos analistas comparten su punto de vista: la izquierda necesita un nuevo mensaje sobre cómo reformar el capitalismo. (ElConfidencial)
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SOCIALISMO AGÓNICO.

Triste papel. Según muchos analistas, al socialismo le quedaría la tarea de proponer reformas del capitalismo. O sea, su función es reformar al adversario político. Ya no digo adversario económico porque los socialistas no tienen modo de producción propio. Se limitan a gestionar (usualmente mal) la economía de mercado. Sus propios experimentos económicos han sido un sonoro fracaso. Pero siguen creyendo que son moralmente superiores. Curioso tipo de enfermedad.

Sebastián Urbina.

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