Actualizado el 4/9/2009 - (LaNacion)

"Querido ministro y amigo, querido Alfredo:

El motivo por el que te dirijo estas breves líneas es formularte una pregunta apoyándome en la conocida afirmación de Claude Lévi-Strauss de que la sabiduría no consiste en proporcionar las verdaderas respuestas, sino en formular los verdaderos interrogantes.

Así, tú y yo, tanto si tienes a bien contestarme como si optas por no hacerlo, saldremos de este lance un poco más sabios. Hoy he leído con estupor en titulares unas declaraciones tuyas en las que sientas la tesis siguiente: "Lo que España no puede hacer es negar la decisión de un Parlamento democrático elegido por los catalanes". Es decir, que la soberanía indivisa del pueblo español consagrada en la vigente Constitución de 1978 con inequívoca rotundidad en su artículo 1.2 no es tal y que, por el contrario, son las asambleas autonómicas las que han de prevalecer en sus decisiones sobre la voluntad general de la Nación, perfectamente definida, sin ambigüedad alguna, en el artículo 2, donde, también de forma clara y precisa, se establece que soberanía y autonomía son cosas distintas. La primera, asociada al poder constituyente, corresponde en exclusividad a la Nación española en su conjunto, mientras que la segunda, expresada en los correspondientes Estatutos, queda obviamente subordinada a la primera.

Tú eres una persona de sólida formación y probado rigor intelectual -no en vano procedes, como yo, de las ciencias "duras"- y, por tanto, eres absolutamente consciente de que al situar a la soberanía nacional, de la que es depositaria la ciudadanía española en su totalidad, sin que quepa fragmentarla o distribuirla en compartimentos, por debajo de las resoluciones adoptadas por un parlamento autonómico, estás diciendo un disparate monumental y faltando a las solemnes promesas que hiciste, tanto al tomar posesión de tu cartera ministerial como de tu escaño de Diputado en el Congreso. A partir de estos hechos indiscutibles, mi pregunta es:

¿Por qué has pronunciado públicamente unas palabras que hacen un daño inmenso a la Nación a la que te has comprometido a servir y que sabes sin ningún género de duda que son falsas?

Espero con impaciencia tu respuesta o tu silencio. La una me permitirá comprender hasta qué punto has perdido cualquier escrúpulo moral, el otro revelará que te queda una sombra de vergüenza.

Pese a todo, recibe un abrazo.

Vidal-Quadras"