23:06 25 de octubre, 2009 E. Marín. / J. B. Martín (La Gaceta)
En aquel momento, el PCE insistía en calificar al PSOE de “socialfascistas”, a pesar de que se habían radicalizado.
En aquel momento, el PCE insistía en calificar al PSOE de “socialfascistas”, a pesar de que se habían radicalizado.
Pio Moa
El 19 de octubre se cumplieron 75 años desde el fin de la revolución de Asturias, el inicio del camino hacia una guerra fraticida, según el escritor Pío Moa. En su libro Los orígenes de la Guerra Civil, el autor responsabiliza a los socialistas del desastre y de buscar el confrontamiento, lo que, asegura, “no ha podido ser rebatido por nadie”.-La de Asturias del 34 fue una revolución planeada para toda España.
¿Cuál era el propósito del PSOE en esa época?-Ha quedado demostrado, documentalmente, que el PSOE planeó y quiso la Guerra Civil en toda España, aunque sólo le salió bien en Asturias durante dos semanas. Su intención era acabar con la República e instalar la dictadura del partido, que llamaban del proletariado. Dentro del PSOE, sólo Besteiro y un pequeño grupo se opuso a ese plan y fueron rápidamente neutralizados. A su vez, la Esquerra de Companys se declaró en pie de guerra en cuanto la derecha ganó las elecciones de 1933.
-¿En qué se diferenciaba este partido del Partido Comunista?
-En aquellos momentos sólo se diferenciaban en que el PCE era muy pequeño y el PSOE muy grande; y en que el PCE era un partido agente de Stalin, mientras que el PSOE permanecía en la Internacional Socialista, aunque separado de su línea reformista. Además, el PCE insistía en calificar al PSOE de “socialfascista”, a pesar de que este se había radicalizado aun más que los comunistas.
-El PSOE organizó este movimiento, desplazando a los socialistas que se oponían, como Besteiro. ¿Cuál era el propósito de éste?
-Besteiro pretendía que el PSOE evolucionara en sentido opuesto, es decir, que aceptara de verdad la democracia que llamaban “burguesa” y se integrara en un proyecto reformista a largo plazo, sin romper la legalidad.
-Besteiro pretendía que el PSOE evolucionara en sentido opuesto, es decir, que aceptara de verdad la democracia que llamaban “burguesa” y se integrara en un proyecto reformista a largo plazo, sin romper la legalidad.
-¿Por qué cree que no existen películas sobre los sucesos de Asturias, con tantas que hay sobre la Guerra Civil?
-Casi todas las películas sobre la contienda son flojas y propagandísticas. En general la izquierda es mucho más activa y hábil en este tipo de cosas, pero lo de octubre del 34 es más difícil de enmascarar, por eso ha habido menos afición.
-¿Fue una represión proporcionada a la violencia de los rebeldes?
-La represión fue muy amplia, pero muy poco intensa y los principales responsables se fueron de rositas, como quien dice. Pero la izquierda montó una gigantesca campaña nacional e internacional protestando por las supuestas atrocidades de la represión de Asturias, que creó gran emoción popular y envenenó la mente de muchas personas. Esa campaña tuvo la mayor trascendencia histórica, porque la revolución del 34 fracasó al tener muy poco apoyo popular. En cambio, en el 36 los odios estaban a flor de piel. La izquierda centró su campaña electoral de 1936 en la represión de Asturias, prometiendo que en cuanto llegara al poder abriría una investigación sobre los responsables. Cuando lo consiguió, se olvidó tranquilamente de su promesa.
-Usted sostiene que la Guerra Civil comenzó en el 34. ¿Por qué entonces el levantamiento se retrasó hasta el 36?
-No se retrasó, de ninguna manera. En octubre del 34, Franco se opuso a replicar al golpe de las izquierdas con un contragolpe, porque pensaba que la legalidad republicana, con todos sus defectos, podía mantenerse y corregirse. De hecho, él defendió esa legalidad. Por desgracia, las izquierdas que intentaron destruir la legalidad y la democracia en 1934 no rectificaron sus puntos de vista; sólo cambiaron de táctica.
-¿Esperaban las elecciones del 36?
-Sí, y cuando el Frente Popular llegó al poder, la legalidad fue literalmente dinamitada desde el Gobierno y desde la calle por las izquierdas. Aún así, Franco era reacio a un levantamiento, hasta el asesinato de Calvo Sotelo, que fue la gota que colmó el vaso. Entonces se decidió, sabiendo que las circunstancias para un golpe eran mucho peores que las del 34. La legalidad, el respeto a la ley, es lo que mantiene unida una sociedad, en la que siempre hay intereses, ideas y sensibilidades distintas e incluso opuestas. Cuando la legalidad se destruye, la guerra se hace casi imposible de evitar, y quienes destruyeron la legalidad fueron las izquierdas.
-Sí, y cuando el Frente Popular llegó al poder, la legalidad fue literalmente dinamitada desde el Gobierno y desde la calle por las izquierdas. Aún así, Franco era reacio a un levantamiento, hasta el asesinato de Calvo Sotelo, que fue la gota que colmó el vaso. Entonces se decidió, sabiendo que las circunstancias para un golpe eran mucho peores que las del 34. La legalidad, el respeto a la ley, es lo que mantiene unida una sociedad, en la que siempre hay intereses, ideas y sensibilidades distintas e incluso opuestas. Cuando la legalidad se destruye, la guerra se hace casi imposible de evitar, y quienes destruyeron la legalidad fueron las izquierdas.
-¿Los caídos en aquella revolución están contemplados en la Ley de la Memoria Histórica?
-Lo ignoro. Supongo que sí, teniendo en cuenta que también están los “caídos” de ETA... Es una ley totalitaria que desvirtúa la realidad histórica y ensalza a todos los que lucharon, voluntariamente o no, por el totalitarismo.
-Lo ignoro. Supongo que sí, teniendo en cuenta que también están los “caídos” de ETA... Es una ley totalitaria que desvirtúa la realidad histórica y ensalza a todos los que lucharon, voluntariamente o no, por el totalitarismo.
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