sábado, 24 de octubre de 2009










Madrid. InterEconomía.


Baltasar Garzón, juez instructor del caso Faisán distrae dos pruebas que aclararían de forma definitiva si la Policía filtró al dueño del bar Faisán, Joseba Elosúa, información que desbarataba una operación policial contra las finanzas de ETA.


La primera de estas pruebas es la grabación en cinta de vídeo de los dos policías entrando a las 11:30 horas en el bar para hablar con Elosúa, al quien pusieron un móvil en la oreja para filtrarle el chivatazo. Carlos Germán jefe del dispositivo policial que colocó la cámara y un micro en el coche de Elosúa y que luego fue responsable de las investigaciones policiales— afirma en una carta que la cámara estaba operativa, que se filmó a los dos agentes y que la cinta fue entregada al juzgado. Las partes no conocen esa prueba y la reclaman ante Garzón.
El fiscal omite
Garzón heredó a su vuelta de Nueva York el caso Faisán y dispone de esa información, o tendrá que dar explicaciones si no dispone de ella.
Carlos Germán también acusa al fiscal del caso de omitir en su informe “datos relevantes sobre los que no dice nada”. El fiscal del caso pidió recientemente su archivo, contra el que se han manifestado los denunciantes, la AVT y los sindicatos policiales.
La segunda de las pruebas clave, a las que los personados en el caso no tienen acceso, es la grabación de la chicharra o intercomunicador del coche oficial desde el que un mando policial (algunos señalan al mismo Carlos Germán) habló con Elosúa en presencia de otro policía para evitar que los etarras fueran detenidos. Esa grabación también existe.
La cámara y el micro en el coche de Elosúa fueron colocados por orden de Grande-Marlaska en sus investigaciones sobre la financiación de ETA por la Comisaría General de Información, que dirigía Telesforo Rubio.
Un inspector de ese grupo, Carlos Germán, asumió el mando del dispositivo, que consigue poner una cámara en un árbol con la que se controla el acceso al bar Faisán. La cámara no estuvo sola en ningún momento. Su funcionamiento era seguido por un Apolo, o coche de apoyo. Al menos un agente vio entrar al Faisán a los del chivatazo.
El juzgado decidió, el 3 de mayo de 2006, desmantelar el centro de pago de impuestos revolucionarios. Después supimos del pacto de no agresión a las finanzas etarras establecido por el Gobierno y la banda terrorista. Era crucial impedir la operación.
Para reventarla, dos policías, a eso de las 11:30 horas del día siguiente (4 de mayo de 2006) se fueron a ver al dueño del bar irunés, momento en el que son grabados por la cámara policial, y le pusieron un móvil en la oreja: “Oye, que te quieren hablar”. Alguien dice que va a ser detenido cuando pasen al otro lado de la frontera con el dinero. Lo que conocemos de todo esto es gracias a un micro colocado en el coche de Elosúa.
Éste, totalmente alucinado por la experiencia, entró en su vehículo y llamó con móvil. “Me han puesto un teléfono a la oreja y me han dicho que os van a detener cuando paséis a Francia con el dinero de los impuestos”, le decía Elosúa a su cuñado (otro proetarra) y le explicó: “Oye, que han venido un madero y su compañero a avisarme de una operación policial”. Se había consumado el descarrilamiento de la operación policial contra el centro de cobros del "impuesto revolucionario".
Joseba Elosúa fue detenido, tiempo después, en Alicante en compañía de su yerno y su hermano y el máximo responsable de la tesorería de la extorsión, Eloy Uriarte, conocido por señor Robles.
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