AL GRANO
La urgente “refundación” del PP
La urgente “refundación” del PP
Es un tópico la especie de que las elecciones las pierde el gobierno de turno, una forma sibilina de decir que no las gana la oposición-alternativa. La especie es verdadera con matices: la oposición puede ganar, pero no ganar con la suficiente holgura como para obtener el poder. Cuando esto ocurre- que se tienen todos los números para que el gobierno de turno no gane- entonces hay que focalizar a la oposición que no cumple con su primera y principal obligación: ser alternativa de poder. Si esto se produce en momentos especialmente graves, en los que la alternancia no es ya cuestión de afinidades ideológicas, sino de supervivencia de una sociedad angustiada, entonces la responsabilidad de la oposición por su incompetencia está exactamente al mismo nivel de la responsabilidad del gobierno que, por su pésima gestión, está volcado y vocado a ser desalojado del poder.
En estos momentos, el problema, tanto a nivel nacional como balear, no son, esencialmente, unos gobiernos nefastos que han acreditado de sobras su incompetencia y la urgencia de ser expulsados de las instituciones, sino el Partido Popular. Aquí y en Madrid, el PSOE y adláteres son el pasado y no vale la pena perder el tiempo subrayando los niveles de frivolidad e inepcia demostrados. La cuestión inquietante es si el PP es el futuro, porque si no es el futuro, es decir, si no cristaliza sus opciones de alternancia sustituyendo a los ineptos, entonces nos condena a los ciudadanos a seguir gobernados por el pasado, en el peor momento y con los peores gobernantes. Este es el gran tema del aquí y ahora: el Partido Popular.
En Baleares pasan los días y el panorama es el siguiente: un pacto gobernante que hace aguas por todos los lados, repitiendo, corregida y aumentada, la inepcia de la anterior experiencia del Pacto de Progreso y un PP que parece no darse cuenta ni de su condición de alternativa ni de la exigencia social de que se comporte como tal, en lugar de prolongar el secuestro del partido- y de sus militantes y votantes, pretenden-por parte de un aparato que está reeditando la lamentable vieja idea que piensa que la política es habilidad maniobrera, control antidemocrático de los resortes internos del poder y endogamia en las personas y, si se me permite la pirueta dialéctica, en los principios y valores.
En radical discrepancia con cierta beaturía que clama a “cerrar filas” interesadas, obviando el diagnóstico y la terapia que precisa un partido machacado por corrupciones, cobardías ideológicas y pérdida de elecciones, pienso que hay que ser muy duros con este gran fiasco que está resultando ser un Bauzá que podría haber sido una esperanza y un valor de futuro y que ha acabado siendo un vulgar apparatchik de la vieja escuela.
Bauza está utilizando un poder interno obtenido de forma antidemocrática y bastante vergonzosa para consolidar un liderazgo que jamás obtendrá con estos procedimientos y con estos antecedentes. Es tan burda y tan explícita su estrategia que invitaría a la sonrisa si no estuvieran en juego cosas muy serias que afectan a nuestra sociedad. Bauzá busca, usando y abusando de su poco ejemplar e irresistible ascenso, la imagen de hombre arropado por la nomenklatura nacional del partido. Y porque su estrategia y su política personales sólo se basan en la imagen, la foto-con Feijóo, con Rajoy, con la catástrofe de la casa que se derrumba-es el único argumento avalador de su candidatura.
Obviamente, no sólo no es esto lo que precisa el PP balear, sino que toda esta politiquería de bajo estilo está intentando obviar, aparcar e impedir este gran y saludable debate que precisa el PP balear y que no consiste en quien- si él o Delgado- debe ser el futuro candidato autonómico, sino en “refundar” un partido con unas sólidas bases ideológicas, programáticas y de valores que constituyan el cuerpo solvente de la alternancia y de la oferta a la militancia y al electorado. Quien deba liderar este proyecto es cuestión posterior: antes hay que aclararse. Y aclararse significa debate, autocrítica sincera y confrontación pública de esto que, con cursilería, llaman distintas “sensibilidades” del PP. En síntesis: más democracia, esta democracia prescrita por la Constitución para los partidos y que está literalmente secuestrada por los aparatos y, en nuestro caso, por Bauzá.
A mi me sorprende este pánico de todos los partidos al debate público sobre si mismos, algo que escandalizaría, por ejemplo, a los partidos norteamericanos. El temor a la olla de grillos no se soluciona tapando la olla de grillos, sino sacando a los grillos de la olla. Los grillos organizan un pandemonium porque están encerrados en la olla, si los dejaran libres probablemente se comportarían como grillos educados e inteligentes. Lo que pasa es que, en realidad, lo que de verdad se teme es la democracia interna, que el pensamiento libre no esté controlado y sujeto por el aparato. Por esto, los partidos españoles sin excepción adoran las mayorías a la búlgara. Todos los partidos pecan de pensamiento y obra con estas querencias malsanas al búlgaro modo que es, en definitiva, trasunto del soviético modo.
Está transcurriendo el tiempo y lo único que hace Bauzá es promocionarse y posicionarse, convencido de que el tiempo juega a su favor. No sabemos lo que piensa Bauzá, ni lo que propone, ni que alternativas plantea al desastre del Pacto de Progreso. Lo único que sabemos de su pensamiento es que cambia de ideas como de camisa- dice lo contrario de lo que votó y apoyó en el último Congreso- y que las pocas ideas que ha manifestado le han sido prestadas por Carlos Delgado. Bauzá está hablando por boca de ganso pero actúa como un Atila silencioso para ocupar el territorio. Conseguirá, si triunfa, que el PP no gane las elecciones, aunque las pierda esta casa de lenocinio con la luz apagada y sin alcabota en que se ha convertido el Pacto de Progreso. (Antonio Alemany Dezcallar).
En estos momentos, el problema, tanto a nivel nacional como balear, no son, esencialmente, unos gobiernos nefastos que han acreditado de sobras su incompetencia y la urgencia de ser expulsados de las instituciones, sino el Partido Popular. Aquí y en Madrid, el PSOE y adláteres son el pasado y no vale la pena perder el tiempo subrayando los niveles de frivolidad e inepcia demostrados. La cuestión inquietante es si el PP es el futuro, porque si no es el futuro, es decir, si no cristaliza sus opciones de alternancia sustituyendo a los ineptos, entonces nos condena a los ciudadanos a seguir gobernados por el pasado, en el peor momento y con los peores gobernantes. Este es el gran tema del aquí y ahora: el Partido Popular.
En Baleares pasan los días y el panorama es el siguiente: un pacto gobernante que hace aguas por todos los lados, repitiendo, corregida y aumentada, la inepcia de la anterior experiencia del Pacto de Progreso y un PP que parece no darse cuenta ni de su condición de alternativa ni de la exigencia social de que se comporte como tal, en lugar de prolongar el secuestro del partido- y de sus militantes y votantes, pretenden-por parte de un aparato que está reeditando la lamentable vieja idea que piensa que la política es habilidad maniobrera, control antidemocrático de los resortes internos del poder y endogamia en las personas y, si se me permite la pirueta dialéctica, en los principios y valores.
En radical discrepancia con cierta beaturía que clama a “cerrar filas” interesadas, obviando el diagnóstico y la terapia que precisa un partido machacado por corrupciones, cobardías ideológicas y pérdida de elecciones, pienso que hay que ser muy duros con este gran fiasco que está resultando ser un Bauzá que podría haber sido una esperanza y un valor de futuro y que ha acabado siendo un vulgar apparatchik de la vieja escuela.
Bauza está utilizando un poder interno obtenido de forma antidemocrática y bastante vergonzosa para consolidar un liderazgo que jamás obtendrá con estos procedimientos y con estos antecedentes. Es tan burda y tan explícita su estrategia que invitaría a la sonrisa si no estuvieran en juego cosas muy serias que afectan a nuestra sociedad. Bauzá busca, usando y abusando de su poco ejemplar e irresistible ascenso, la imagen de hombre arropado por la nomenklatura nacional del partido. Y porque su estrategia y su política personales sólo se basan en la imagen, la foto-con Feijóo, con Rajoy, con la catástrofe de la casa que se derrumba-es el único argumento avalador de su candidatura.
Obviamente, no sólo no es esto lo que precisa el PP balear, sino que toda esta politiquería de bajo estilo está intentando obviar, aparcar e impedir este gran y saludable debate que precisa el PP balear y que no consiste en quien- si él o Delgado- debe ser el futuro candidato autonómico, sino en “refundar” un partido con unas sólidas bases ideológicas, programáticas y de valores que constituyan el cuerpo solvente de la alternancia y de la oferta a la militancia y al electorado. Quien deba liderar este proyecto es cuestión posterior: antes hay que aclararse. Y aclararse significa debate, autocrítica sincera y confrontación pública de esto que, con cursilería, llaman distintas “sensibilidades” del PP. En síntesis: más democracia, esta democracia prescrita por la Constitución para los partidos y que está literalmente secuestrada por los aparatos y, en nuestro caso, por Bauzá.
A mi me sorprende este pánico de todos los partidos al debate público sobre si mismos, algo que escandalizaría, por ejemplo, a los partidos norteamericanos. El temor a la olla de grillos no se soluciona tapando la olla de grillos, sino sacando a los grillos de la olla. Los grillos organizan un pandemonium porque están encerrados en la olla, si los dejaran libres probablemente se comportarían como grillos educados e inteligentes. Lo que pasa es que, en realidad, lo que de verdad se teme es la democracia interna, que el pensamiento libre no esté controlado y sujeto por el aparato. Por esto, los partidos españoles sin excepción adoran las mayorías a la búlgara. Todos los partidos pecan de pensamiento y obra con estas querencias malsanas al búlgaro modo que es, en definitiva, trasunto del soviético modo.
Está transcurriendo el tiempo y lo único que hace Bauzá es promocionarse y posicionarse, convencido de que el tiempo juega a su favor. No sabemos lo que piensa Bauzá, ni lo que propone, ni que alternativas plantea al desastre del Pacto de Progreso. Lo único que sabemos de su pensamiento es que cambia de ideas como de camisa- dice lo contrario de lo que votó y apoyó en el último Congreso- y que las pocas ideas que ha manifestado le han sido prestadas por Carlos Delgado. Bauzá está hablando por boca de ganso pero actúa como un Atila silencioso para ocupar el territorio. Conseguirá, si triunfa, que el PP no gane las elecciones, aunque las pierda esta casa de lenocinio con la luz apagada y sin alcabota en que se ha convertido el Pacto de Progreso. (Antonio Alemany Dezcallar).
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